Desde hace unos pocos años un nuevo tipo de vehículo se ha ido haciendo un hueco en nuestras calles. Se trata de la bicicleta eléctrica. Estas bicicletas de pedaleo asistido nos brindan una funcionalidad similar a las bicicletas de toda la vida pero sin el indeseable esfuerzo que supone dar pedales.
Cada vez son más los fabricantes que se lanzan a la aventura de diseñar y construir bicicletas eléctricas y el catálogo de estas máquinas crece y se va haciendo más variado y extenso cada día que pasa hasta tal punto que uno ya no sabe cuando dejan de ser bicicletas propiamente dichas y pasan a llamarse de otra forma.
Y precisamente ese es el objetivo de esta entrada. Definir de una forma clara y precisa qué es una bicicleta eléctrica. De esta forma trazaremos una linea divisoria entre las bicicletas de pedaleo asistido y el resto de vehículos como los ciclomotores o motocicletas eléctricas.
¿En qué consiste una bicicleta eléctrica?
Una bicicleta eléctrica es similar a una bicicleta convencional “de las de siempre” pero que cuenta con una serie de añadidos para que pueda pedalear por nosotros. Las bicicletas eléctricas llevan una batería que es la encargada de almacenar la energía y suele ser de plomo o de litio. Normalmente, esta batería nos da una autonomía de unos 30 Km.
El acumulador se suele ubicar en la parrilla trasera o en la zona media de la bicicleta, bajo el asiento. Como es lógico, nuestra bicicleta eléctrica también tendrá un motor eléctrico de tipo in-wheel, es decir, integrado en la propia rueda. Lo típico es que el motor esté ubicado en la rueda trasera aunque hay diseños que lo llevan en la rueda delantera. De esta forma tenemos una bici de tracción total.
Por último la bicicleta eléctrica tiene unos mecanismos de control. En el pedalier hay un sensor que detecta si estamos dando pedales, y en el manillar se coloca el controlador del sistema donde podemos visualizar la carga de la batería y regular la intensidad de la asistencia eléctrica.
Cuatro requisitos técnicos que han de cumplir las bicicletas eléctricas
Lo primero de todo, para ser considerada como tal, Una bicicleta eléctrica necesariamente ha de tener pedales y puede ser impulsada únicamente mediante tracción humana sin la asistencia de la máquina eléctrica. Sobre la asistencia eléctrica hay un claro límite: El motor no puede superar los 250 vatios de potencia (0,34 CV).
Hemos de tener en cuenta que un ciclista no profesional puede ejercer unos 100 ó 150 W de potencia sostenida en la bicicleta. El grado de asistencia de estas bicicletas es como para tenerlo en cuenta. No solo es que para moverse con ellas no haya que hacer ningún esfuerzo (si queremos) si no que además empiezan a tener una prestaciones, sobre todo aceleración, que no tienen las bicicletas convencionales.
El último requisito hace referencia a la forma en la que se activa y desactiva la asistencia. Hace falta que la bicicleta disponga del sistema pedelecs: para que el motor eléctrico nos empuje tenemos que estar dando pedales aunque sean pedaladas sin “esfuerzo”. También tiene que cesar la asistencia eléctrica del motor si superamos la velocidad de 25 Km/h. A partir de esta cifra sólo vale el músculo si queremos ir más rápido.
Como quedan a nivel administrativo
Las bicicletas de pedaleo asistido, a efectos legales son consideradas de igual forma que las bicicletas convencionales. No son vehículos de tracción mecánica por lo que no han de pagar IVTM ni necesitan un seguro obligatorio para poder circular.
A efectos prácticos una bici eléctrica no tiene todo el jaleo burocrático ni los gastos asociados que si tienen sus hermanas mayores como los ciclomotores o las motocicletas. Este es el principal aliciente de las bicicletas de pedaleo asistido. Tenemos todas las ventajas de la electromovilidad que son un transporte limpio y barato que no nos conlleva esfuerzo pero eludiendo todo el gasto que nos supone tener un automóvil en propiedad.
A la hora de circular se comportan igual que todos los ciclos. Las aceras están prohibidísimas y tendremos que conducirlas por los carriles bici o por la calzada con el resto de vehículos si no los hubiese.
En resumen, las bicicletas eléctricas son un medio de desplazamiento urbano muy interesante, pero siempre teniendo en cuenta sus limitaciones. No podemos pretender que un vehículo que tiene muchas menos “obligaciones” que el resto consiga unas prestaciones similares.
En Motorpasión Futuro | Las bicicletas eléctricas, una eficaz alternativa de movilidad