Hoy os traemos otro de esos magníficos ejemplos para convencer a nuestros amigos escépticos del potencial del vehículo eléctrico. Hablamos de transporte público, de autobuses y "problemas" de autonomía. Por supuesto no es un ejemplo extrapolable a todos los ámbitos, pero sí lo suficientemente interesante para ver el cambio a la movilidad eléctrica desde un punto de vista más positivo.
Nos desplazamos a California para conocer el autobús que ha fabricado la compañía Proterra, un proyecto que ha empezado con dos vehículos durante la última semana y cuenta con una estrategia tan bien pensada como, parece, efectiva. Vayamos por partes.
Con ello conseguimos dos cosas, primero unas baterías que pueden recargarse en menor tiempo (ahora llegamos a ese apartado) y segundo un menor coste el día que toque cambiarlas por completo.
El autobús hace tranquilamente su recorrido y cuando llega al punto inicial, ese en el que el conductor aprovecha para ir al baño y los pasajeros tienen más tiempo para poder acceder al vehículo, un sistema automatizado de recarga eléctrica se sitúa sobre el techo del mismo para cargarlas en cuestión de 10 minutos.
El sistema de recarga, también fabricado por Proterra, se acopla a la toma de carga del autobús y le sobran 10 minutos, de los 20 totales que mantienen en cada parada por el punto 0 de la ruta, para recargar por completo las baterías.
A continuación tenéis un vídeo en el que se muestra el autobús y el sistema de carga, una excelente idea que habría que modificar dependiendo de la ruta a establecer, pero que sin embargo guarda un potencial excelente basándose en una simple premisa: para qué quieres más si no lo vas a utilizar.