¿Por qué limitar la utilización de biocarburantes?

Esta cuestión que ahonda en los motivos por los que se han de marcar límites en la producción de biocombustibles, es la que muchos se han comenzado a hacer después de que la Comisión de Medio Ambiente (ENVI) del Parlamento Europeo haya aprobado una propuesta que limita el uso de los biocarburantes de cara al año 2020.

De este modo, el objetivo que se marcó en 2009 que estipulaba que el 10% de la energía dedicada al transporte tendría que provenir de fuentes de energía renovable parece tambalearse. La reacción que nos llega desde Europa contradice la tendencia de los últimos años de apostar por el biodiésel y el bioetanol.

Los objetivos suelen estar, como las estadísticas, para romperlos; sin embargo, eso no quiere decir que podamos prescindir de ellos. Nos marcan un camino hacia el que avanzar, y si los eliminamos, o reducimos, como es el caso, encontraremos diezmados ciertos beneficios de nuestra industria del transporte futura.

En el caso del bioetanol y el biodiésel, como ocurre con otras formas de propulsión alternativa, su utilización contribuye a disminuir las emisiones de CO2 y a reducir el grado de dependencia energética del exterior. Sin embargo, la presión de las desventajas derivadas de su producción ha podido a la hora de tomar la decisión mencionada por parte de nuestros dirigentes europeos.

Entre estas, destacan las críticas hacia la desestabilización producida en la industria alimenticia. Hablamos de esa porción de biocarburantes que han sido obtenidos mediante su cultivo en terrenos que generalmente tenían un uso agrícola, y que repercuten en ese mercado causando variaciones en el precio de la comida.

No obstante, y si se me permite la comparación, se ha aplicado un criterio de muerto el perro se acabó la rabia, porque quizá la solución no pasa por limitar esa cifra general del 10% a los biocombustibles convencionales, sino por intentar rectificar ese tipo de producción mediante iniciativas como la que os contamos que se está desarrollando en Chiclana para obtener biocombustible de algas.

Desde grupos como APPA (Asociación de Productores de Energía Renovables), condenan duramente la medida, y cuestionan los criterios que han utilizado en la propuesta, sobre todo aquellos referidos a que los daños medioambientales derivados de la producción de bioetanol y biodiésel son superiores a sus beneficios, algo que solemos escuchar bastante de aquellos críticos de la movilidad alternativa, pero que curiosamente no suelen acompañar de cifras contrastadas.

Hay que decir que de momento, se trata tan sólo de una propuesta. Será en el mes de septiembre cuando, de no haberse rectificado, se convierta en motivo de preocupación real para la industria de los biocombustibles.

Vía | APPA y European Voice Fotos | Flickr En Motorpasión Futuro | Nociones básicas sobre biocarburantes (bioetanol y biodiésel)

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