En la segunda parte de la prueba de la bicicleta eléctrica plegable Legend Monza vamos repetir un método que ya hemos realizado en Motorpasión Futuro y que nos parece bastante representativo, a la par que entretenido. Sacamos a la Monza de la urbe para perdernos con ella en un "circuito aleatorio" de una ciudad residencial a las afueras de Madrid con el objetivo de medir su resistencia.
Buscamos grandes desniveles para conocer su respuesta en condiciones extremas, terrenos irregulares para descubrir cómo aguantan sus componentes, y sobre todo, ver cuántos kilómetros nos ofrece bajo un estilo de pedaleo poco eficiente e irregular. Y por supuesto, todo ello aderezado con nuestro pulso cardíaco. Como es ya costumbre, os animo a que tratéis de averiguar de antemano cuántos kilómetros pudimos montar hasta la extinción de la autonomía de la Legend Monza.
La sede de este "sinsentido" eléctrico vuelve a ser Collado Villalba, ciudad dormitorio ideal dada su orografía, trazado urbano, condiciones de tráfico muy diversas o penosos ciclocarriles. Os adelantaré que vamos a afrontar 509 metros de desnivel a una velocidad media de 22,2 km/h.
Tenéis que tener en cuenta que esta última cifra no está nada, pero que nada mal. Y es que leeréis como, en los últimos metros de esta prueba, no vamos a aportar ningún tipo de energía muscular a la Monza, sino que la dejaremos hacer a una velocidad ridícula hasta agotarla, algo que penalizará su media, y de ahí lo importante de ese dato. Este es el mapa recorrido que llevamos a cabo esta vez.
Antes de comenzar, debemos tener en cuenta lo que ya os contábamos en la primera parte de esta prueba, los datos relativos a los cinco modos de asistencia, energía entregada y sobre todo, su autonomía medida en 6 módulos o rayas en su display. La evolución de estos datos viajará en paralelo a lo que nos diga nuestro pulsómetro-GPS. ¡Comencémos!
Prueba de escalador. Asistencia vs. No asistencia
Con las batería recién cargadas, decidimos empezar la excursión con el plato fuerte, y nos la llevamos a un interesante repecho de 1,5 kilómetros y 90 metros de desnivel, con pendientes cercanas al 15% de inicio. La respuesta de la Monza, para ser una bicicleta urbana, es impecable, incluso en las rampas más empinadas.
Apenas notamos el mal estado de la carretera. La asistencia de la Monza es muy regular y se permite hasta el lujo de perder una raya de su batería, para recuperarla al instante. En menos de 4 minutos coronamos el tramo sin esfuerzo, a una velocidad media de 23 km/h, para un pulso medio de 125. Esta es la representación gráfica de todo esto:
Vamos a comparar estos datos con los obtenidos en la tercera semana de diciembre de 2014 al escalar con una bici de carretera Giant TCR Composite 1 2014 (11 kg contra los 19,5 kg de la eléctrica):
Ese día obtuvimos 156 de pulso medio en la subida y 12,8 km/h de velocidad media. Ahora bien, para hacer una comparación equilibrada, justo es decir también que este redactor está en mejor forma física en estos momentos, con algunos kilogramos de peso menos (por entonces eran 60 kg). En cualquier caso, imaginamos que podéis haceros una idea de la diferencia de subida entre asistencia y no asistencia.
Durante el descenso no escatimamos en esfuerzos y nos arriesgamos dentro de nuestras posibilidades pedaleando en un tramo donde nuestro gasto energético y velocidad no le aportan demasiado a la motorización. Esto nos vale para probar su estabilidad y su frenada con curvas cerradas propias más de una carretera de montaña. Me vuelve a sorprender el hecho de que no echo de menos un sistema de suspensión, y que los V Brake aguanten el tipo en frenadas por encima de los 40 km/h. Lo cierto es que con la de carretera no bajé el repecho mucho más rápido. Eso sí, no creo que pudiera aguantar tan bien en una bajada mucho más larga.
Tráfico, repechos y puntos de recarga
Tras demostrarnos que es capaz de superar un desnivel importante sin quejarse y a una asistencia muy regular, vamos a introducirla a través de las calle y de las dehesas de Villalba. Como intuimos que va a ser una jornada larga (la Monza marca entre 40 y 60 kilómetros de autonomía y nuestro maléfico objetivo con esta prueba es tratar de reducir esas cifras), nos movemos entre urbanizaciones, donde encontramos variables de carril bici curiosas:
Se nos ocurre la bonita idea de hacer una visita al hospital de la localidad, pegado al monte, para lo que tenemos que tomar una carretera que sigue en territorio urbano. En estos momentos alternamos entre un grado de asistencia máximo (qué casi no hemos abandonado desde el principio), que nos permite salvar con soltura un fuerte viento en contra. Y con esta tónica van pasando los kilómetros, entre urbanizaciones, centro comerciales, y más de un repecho.
No notamos ningún tipo de pérdida en la asistencia, y tenemos que recorrer 26 kilómetros para que el primer módulo de la batería se pierda. Y eso que según pasan los kilómetros, la actitud desafiante de la Monza mostrándonos toda su autonomía nos ha hecho nos dejar de utilizar su niveles de asistencia más generosos. Entre medias, nos cruzamos con una mágica escena de movilidad eléctrica:
Como la Monza está dando al traste con nuestros planes de agotarla, se nos ocurre internarnos por terrenos mucho más peligrosos para su autonomía, y buscamos urbanizaciones con rampas cercanas al 20% para luchar contra su actitud apacible. En estas la Monza muestra su versión más renqueante. Por fin logramos que suba un repecho a tirones.
Una vez nos hartamos de hacerla sufrir entre rampas, todo hay que decirlo, muy duras, se nos ocurre otra maldad, la de hacerla pasar un mal rato a través de una cañada real. Por entonces, ya hemos perdido un par de rayas de la baterías. Entre baches y tramos de arena, la estabilidad no es tanta, lógicamente.
La evolución de la resistencia de su batería nos sorprende. Llegamos a los 40 kilómetros y la batería ha perdido más de la mitad de su capacidad. No obstante, nos seguimos moviendo con tres módulos, en sus niveles de asistencia más elevados y con respuestas muy frescas, no las mismas que durante sus primeros kilómetros, pero que nos hacen pensar que todavía nos queda asistencia para rato, así que decidimos afrontar un par de repechos más de esos que superan el 10% y activar la iluminación, pese a que el día es muy soleado.
Por fin, en el kilómetro 47 nos encontramos con la última raya en solitario. Atención, porque quizá son estos los instantes más interesantes, sobre todo para los despistados o los que les guste apurar la batería de su eléctrica. Esta fue nuestra (última) experiencia con la Monza a través de nuestro odómetro:
Kilómetro 26. Se pierde la primera raya de la batería.
Kilómetro 47. Primera vez que vemos la última raya.
Kilómetro 48. No es capaz de alcanzar los 20 km/h.
Kilómetro 51. Alerta de la batería.
Kilómetro 54. No sube de 10 km/h.
Y por fin, con 55,07 kilómetros contados por nuestro GPS, la batería se agota. He aquí la comparación total entre perfil, pulso y velocidad.
Conclusiones
La primera conclusión después de la prueba es, sin duda, la gran respuesta en términos de autonomía y rendimiento de la Monza. Mientras otras bicicletas eléctricas similares tienden a moderar su asistencia mucho antes de alcanzar las cifras de autonomías que marcan sus fabricantes, la Monza puede enorgullecerse de apurar su rendimiento hasta la extenuación.
Hemos recorrido 55 kilómetros, ascendido 509 metros durante 2 horas y 29 minutos de pedaleo, lo que nos da una velocidad media superior a 23 km/h. Como podéis observar en la gráfica, mi frecuencia cardíaca ha tendido a caer, siendo menos activo en mi pedaleo según avanzaban los kilómetros, exigiendo en consecuencia más asistencia. La media de pulso se ha quedado en 91, y la máxima en 138.
Sé que muchos no podréis dejar de mirar su precio, de 1.145 euros, como un obstáculo para su compra. Lo que nosotros sí que hemos podido comprobar es que su rendimiento no defrauda, de hecho, es su principal virtud, mientras que sus componentes dan la talla. Se trata de una opción con garantías que bien puede convertirse en nuestro medio de transporte diario.
La bicicleta para esta prueba ha sido cedida por Legend eBikes. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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En Motorpasión Futuro | Legend Monza, prueba: exprimimos su esencia urbana (parte 1)