La propuesta francesa: aumenta las ayudas, pero también aumentará las penalizaciones

Os hemos informado ya de que nuestro vecino del norte Francia, por cierto con nuevo gobierno desde hace poco, ha incrementado las ayudas para comprar coches híbridos y eléctricos. Lo que no os hemos contado es que además piensa aumentar las penalizaciones que se imponen a los coches más contaminantes.

En 2011 ya se aumentaron estas penalizaciones, y ahora se ha anunciado que volverán a subir para 2013, aunque todavía no se han precisado las cuantías. Estas se aplican según el nivel de emisiones de CO₂ del vehículo.

Las penalizaciones que se están aplicando en 2012 se estructuran en seis escalones, a partir de 141 g/km de CO₂, siendo el último escalón a partir de 231 g/km. Los importes empiezan en 200 euros para el primer escalón y aumentan escalón a escalón hasta los 3.600 euros del último.

No solo hay que fijarse en el CO₂

La verdad es que utilizar solo el criterio de las emisiones de CO₂ para reducir los impuestos a los coches menos contaminantes y aumentárselos a los más contaminantes, puede servir de manera aproximada, pero no es demasiado preciso a la hora de reconocer realmente qué coche contamina más.

Hay que tener presente que el CO₂ nos da idea de un mayor o menor consumo de energía, y que además, aunque sea por el principio de precaución, debemos contener sus emisiones por ser un gas de efecto invernadero y por su probable colaboración en el aumento de la temperatura global y el cambio climático.

Aún así pensando en la contaminación local, hay que saber que también hay que pensar en otros gases, como los óxidos de nitrógeno y las partículas, que además son nocivos para la salud, y hasta carcinógenos, como declaró la Organización Mundial de la Salud recientemente.

El que contamine más, que pague más

Y el que contamine menos, que pague menos.

Se da la paradoja de que un coche con menores emisiones de CO₂ puede emitir más óxidos de nitrógeno y partículas que otro con mayores emisiones de CO₂, es el caso de los coches diésel y de los coches de gasolina. Los primeros consumen menos y tienen menores emisiones de dióxido de carbono, pero emiten más NOx y partículas.

Sinceramente creo que es racional y positivo incentivar vía impuestos los coches más eficientes y desincentivar los menos eficientes. La energía no nos sobra. Con el criterio del CO₂ nos vale.

Pero también creo que se debe incentivar a los coches menos contaminantes y desincentivar a los más contaminantes, por una cuestión de salud, y para eso el criterio del CO₂ solo nos sirve parcialmente.

Y es que ciertamente si comparamos un coche de gasolina con 90 g/km de CO₂ con un coche de gasolina de 180 g/km, sí podemos decir directamente cuál contamina menos y cuál más, pero en cuanto comparemos un coche diésel con uno de gasolina atendiendo solo al CO₂ no podemos decirlo.

Es por eso que las administraciones deberían trabajar para crear tablas impositivas que tuvieran en cuenta no solo las emisiones de dióxido de carbono, sino también las emisiones de óxidos de nitrógeno y de partículas, y a ser posible PM10 y PM2,5.

El nivel de contaminación resultante se obtendría aplicando una fórmula que tuviera en cuenta los tres gases y no solo uno, y según ese nivel de contaminación se aplicaría un nivel de impuestos u otro, que se puede aplicar con ayudas y penalizaciones, o con diferentes porcentajes de impuesto de matriculación, o con una combinación de ambos.

Para empezar el primer paso sería obligar a todos los fabricantes a informar sobre todas estas emisiones y no solo las de dióxido de carbono. Varios fabricantes japoneses informan de ellas en los catálogos de sus coches, sin embargo por ahora los fabricantes europeos son minoría.

Dinamarca es uno de los países de la Unión Europea que están empezando con ello, ¿quién será el siguiente?

En Motorpasión Futuro | La Comisión europea presenta los objetivos de emisiones para 2020

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