En un valiente acto de sentido común, y no carente de provecho económico, la compañía sueca de energía eléctrica Vattenfall ha decidido acometer un giro fundamental con la movilidad elétrica: que toda su flota de vehículo sea eléctrica, relegando la propulsión térmica a una posición marginal.
La estrategia de los suecos viene a ejemplarizar lo irremediable del cambio a las motorizaciones eléctricas, y más para las compañías que venden este tipo de energía. Y es que, no en vano han llegado a instalar hasta 6.000 puntos de recarga repartidos entre Suecia, Alemania y Países Bajos. Por eso, ahora le llega el turno a sus más de 3.500 vehículos.
Estos serán poco a poco sustituidos por vehículos eléctricos enchufables en unos cinco años, y se repartirán con 1.700 unidades en Suecia, 1.100 en Alemania y 750 en Holanda. Lógicamente, el anuncio de este cambio total hacia la movilidad eléctrica le ha valido a Vattenfall para alardear de buenas intenciones, hasta el punto de que señalan que quieren valer como ejemplo para otras compañías, y en concreto, para las del sector de la energía eléctrica.
Ahora bien, reconocen que un cambio así no es sencillo. En primer lugar porque requiere una inversión mayúscula. Según ellos, a fecha de hoy se trata de una inversión que empresas como esta están en disposición de asumir e incluso sacar partido. En segundo lugar, también existen dificultades en algunos segmentos, como por ejemplo las furgonetas eléctricas, cuya oferta y/o autonomías todavía son limitadas.
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