Aunque pueda parecer contradictorio, lo que nos mantiene calientes en invierno en un coche con motor de combustión es la baja eficiencia energética del mismo. En un motor convencional de gasolina la energía que se desperdicia se convierte en calor, y es este calor el que se aprovecha para calentar el habitáculo o desempañar los cristales. Un motor de combustión convencional tiene una eficiencia energética media de un 40%, es decir, que mas del 60% del combustible que gastamos se desperdicia en forma de calor.
Sin embargo en un coche eléctrico la eficiencia del motor es de un 75% a un 90%, y aunque se produce algo de calor, no es suficiente para calentar el habitáculo. La gran ventaja del eléctrico se convierte en un problema a resolver: Mantener calientes a sus usuarios. Las opciones que se barajan son varias, todas encaminadas a no mermar la autonomía del vehículo, ya de por si baja en los modelos actuales.
Obviamente no es lo mismo mantener un coche a una temperatura agradable en Madrid en primavera, que entrar en el coche de buena mañana en Finlandia y prácticamente tener que descongelar el habitáculo.Las soluciones mas o menos radicales vendrán también adaptadas a las condiciones climatológicas del lugar donde vivimos. Dado que de momento no son vehículos adecuados para viajes largos, podemos descartar variaciones en nuestra ruta habitual.
Calor eléctrico
La primera opción obvia es el uso de la energía eléctrica, aunque no tiene porque ser directamente tomada de las baterías. Es fácil programar el sistema de radiadores eléctricos del coche para que, por ejemplo, se encienda a las 6 A.M. usando la corriente de la red eléctrica tras haberse recargado por completo, y mantener una temperatura agradable en el habitáculo hasta el momento de ponerse en marcha. La electricidad consumida desde la red es mas barata que el equivalente obtenido de las baterías (por las pérdidas de energía) y además conservamos la totalidad de la autonomía del automóvil.
El trabajo del sistema una vez en marcha es tan solo mantener la temperatura, si no vamos con las ventanillas abiertas y el habitáculo está adecuadamente aislado, no debería ser una carga excesiva para el sistema; como máximo en climas muy frios y viajes muy largos, manteniendo un consumo de 1 kW/h no tendría que suponer una merma de mas del 5% de la autonomía.
La ventaja obvia es la indescriptible situación de llegar al coche por la mañana y encontrarlo calentito. La pega, ademas del consumo, es que si dejamos el coche estacionado varias horas, al ir a recogerlo nos lo encontraremos frio y esta vez el consumo si que será mayor.
Alcohol a bordo
El segundo sistema que se baraja, ya en uso por parte de Volvo en su C30 eléctrico, es el uso de etanol, que es el alcohol de todos conocido que se encuentra en el vino y las bebidas espiritosas. El sistema se basa en el uso de quemadores para calentar el aire del habitáculo (y otros sistemas del coche si es necesario), aprovechando el alto poder energético del etanol (6 kW/h) almacenado en un deposito rellenable por el usuario.
Según Volvo, un pequeño depósito de 14 litros sería suficiente para mantenernos calentitos dos semanas en climas frios (partiendo del coche a cero grados). No parece una mala solución. El alcohol etílico tiene la ventaja añadida de que es barato y fácil de obtener, cualquier usuario avispado con un alambique casero puede fabricarlo en caso de emergencia.
“No, señor agente, es el alcohol para la calefacción”, dirá mas de uno ante un previsible control de alcoholemia. Desde luego si el resultado es positivo seguramente llegará caliente a casa, aunque quizás no de la forma prevista por Volvo.
La gran ventaja de este sistema es la total independencia del sistema eléctrico del coche, y por lo tanto de su autonomía (al margen del gasto eléctrico mínimo del circuito de calefacción, bomba…). La desventaja es la dependencia de otro combustible, que hay que comprar, aunque solo sea para el invierno. Alternativas similares con otros combustibles están siendo también probados por los fabricantes de coches eléctricos, en conjunción con intercambiadores de calor.
De todas formas, cualquiera que sea el sistema que se imponga, una de las claves será el correcto aislamiento de la cabina para mantener el máximo tiempo posible la temperatura adecuada, permitiendo a la vez la correcta ventilación y renovación del aire del habitáculo.
Fuente | Wikipedia
Fuente | Autoblog Green
Fotografías | Stock.xchng