Ciertas compañías, como Tesla o Toyota, hace tiempo que abrieron algunas patentes de su tecnología de coche eléctrico y coche a hidrógeno (en el caso de los japoneses) al mundo. Esto no es exactamente lo que persigue General Motors con el Chevrolet Volt. La compañía de Detroit ha ofrecido el sistema de propulsión Voltec de la última generación del modelo a quien quiera asociarse con ellos.
Lo ha hecho uno de los máximos responsables del fabricante, Dan Nicholson, en un encuentro con la prensa a propósito de la apertura de un nuevo centro en Pontiac. Según este, quieren ser el socio crucial en el desarrollo de sistemas de propulsión para esta compleja y turbulenta era que se aproxima.
La diferencia entre la estrategia de General Motors está en que ellos solo ofrecerán la tecnología del Chevrolet Volt a aquellos con quienes pacten. El posible socio tendría acceso un sistema de propulsión eléctrico que a día de hoy se postula como uno de los más atractivos para el mercado. ¿Qué ganaría a cambio General Motors? Beneficiarse de las economías de escala.
Este es quizá uno de los puntos más complejos y negros de los fabricantes a la hora de apostar por la movilidad eléctrica, y la misma razón por la que se dice que las compañías pierden dinero con cada modelo, para los casos en que el número de unidades vendidas no compensa porque los costes de producción son superiores.
De ahí que General Motors busque alternativas para aumentar esa producción valíendose de otros fabricantes (y de utilizarla en próximos modelos como la versión eléctrica del Chevrolet Malibu). Veremos si uno de estos termina siendo Honda. Pues aunque las dos compañías llegado a un acuerdo en ciertos aspectos industriales, quizá estas últimas declaraciones de Nicholson son síntoma de que no lo han logrado en lo que respecta a este apartado eléctrico.
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