El Fisker Emotion no va a por el Tesla Model S: quiere su propio hueco de mercado
Fisker presentó el Emotion en el CES (Consumer Electronic Show) de Las Vegas, el cual se parece cada día más a un salón del auto, y viendo su -escasa- ficha técnica no pudimos evitar pensar en que Fisker va a por el Tesla Model S P100D. Ambos modelos proponen una enorme autonomía, prestaciones dignas de superdeportivos y un precio que supera con creces los 100.000 dólares.
Sin embargo, el Fisker Emotion no es realmente un rival del Tesla Model S. Y no lo digo porque de momento es sólo un prototipo o modelo preserie de salón y Fisker no tiene fábrica, sino porque no busca el mismo público que el del Tesla Model S.
Lo que tienen en común
Sí, nosotros tampoco pudimos evitar caer en la comparación del Fiesker Emotion frente al Tesla Model S al ver el nuevo modelo de Fisker. Y es que sobre el papel, ambos modelos tienen mucho en común para que un cliente potencial pueda estar dudando entre uno y otro. Sí, le daremos un voto de confianza a Fisker para que su proyecto salga adelante.
En teoría, decíamos, el Fisker Emotion tiene muchos aspectos que lo enfrentan al Tesla Model S P100D, empezando por una aceleración de 0 a 60 mph en menos de 3 segundos (Emotion) y 2,7 segundos para el Model S P100D. Ambos anuncian una autonomía superior a las 400 millas (algo más de 600 km) y ambos equipan una tracción integral. Incluso las dimensiones sin similares. El Emotion es ligeramente más grande que el Model S. Mide 5.085 mm frente a los 4.979 mm del Model S. Y por si fuera poco Fisker habla de una Ultracarga (9 minutos para 200 km) cuando Tesla tiene su red de Supercargadores.
El público de Fisker no será el de Tesla
Sí, todo parece calcado sobre Tesla. Sin embargo, el Fisker Emotion busca una clientela diferente a la de Tesla. Y es algo que se aprecia ya en el diseño. El Emotion es mucho más exuberante, con formas más exageradas (los pasos de rueda son tan bestias porque equipa llantas de 24 pulgadas), lleno de detalles (difusor y faldones en fibra de carbono) y con un cierto sentido del show a lo Lamborghini con la apertura de sus puertas.
Otro aspecto en el que Fisker y Tesla se diferencian es en la posibilidad de la conducción autónoma de nivel 4. Mientras que para Tesla es uno de sus objetivos a corto plazo, es decir, de cierta forma aboga por eliminar el conductor, Fisker contempla la conducción autónoma de nivel 4 como una posibilidad, algo que el cliente pueda o no utilizar. Porque el Emotion contará con conducción autónoma sí o sí, pero también deja entrever que a su clientela le gusta conducir.
De hecho, la suerte de logotipo alado que en el frontal es la manera de integrar el LIDAR frontal en el coche, del mismo modo que antiguamente se diseñaban los coches en función del radiador (que dio lugar a las calandras en los coches más modernos).
El Emotion podría llegar tarde a la fiesta
Pero es el propio Henrik Fisker quien reconoce que no busca la misma clientela al explicar que una vez que el coche entre en producción, la operación será rentable con menos de 5.000 coches al año, cuando el objetivo de Tesla es superar los 100.000 coches al año, especialmente ahora que han lanzado al mercado el Model 3. El objetivo de Fisker es más bien posicionarse como un fabricante de lujo, siendo el Emotion un modelo de prestigio que el cliente compra tanto por sus prestaciones como por su diseño e imagen de marca, es decir, sencillamente por ser algo diferente.
Es más, a Fisker no le queda otra que apostar por esa carta. Y es que en los próximos dos años, justo cuando el Emotion llegará al mercado, Tesla y Fisker ya no estarán solos en el segmento de los coches eléctricos de lujo o premium: Audi estará con su primer e-tron de serie, así como Porsche con el Mission E e incluso Jaguar con el i-Pace. Y en estos tres casos, estamos hablando de marcas con una imagen de marca muy fuerte, con una completa red de distribución y mantenimiento y con una red de supercargadores, la IONITY, puesta en marcha entre otros por Porsche. Y para colmo, es probable que Tesla tenga para 2020 una nueva generación de Model S.
Evidentemente, todo esto es de momento pura teoría, pues Fisker todavía carece de una factoría (anunciará su ubicación, en Estados Unidos está vez, en la segunda mitad de 2018). Pero el principal problema de Fisker es...Fisker. Tras su bancarrota, así como la delirante historia que hay detrás de Faraday Future -que ha contaminado con su mala imagen al resto de start up de coches eléctricos-, hay un cierto escepticismo en cuanto a la realidad del nuevo proyecto de Fisker. Y es que para muchos, anunciar que tendrá baterías de estado sólido, la Ultracarga y el propio coche visto en el CES, son solo humo. Hasta que no vean al Emotion salir de fábrica, no le creerán.