Tras el Salón de París 2016 los fabricantes alemanes terminaron de despejar una portentosa hoja de ruta con la movilidad eléctrica, con la "única" excepción de que todavía vamos a tardar unos años en ver aplicadas esas intenciones. Esto equivale a decir que, por mucho que presenten muchos prototipos, todavía les queda mucho trabajo por delante para ver sus prestaciones en condiciones de conducción reales el mercado.
Por poner un ejemplo, en Volkswagen se siguen planteando si seguir adelante con su proyecto europeo de gigafábrica de baterías, o bien estrechar lazos con los proveedores de esta tecnología. En Daimler, por su parte, parecen más consecuentes con la estrategia, y se han aventurado a realizar la inversión precisa levantando una segunda fábrica de baterías bajo la gestión de su filial Accumotive en Kamenz (Alemania).
Esa coherencia en su estrategia es fruto de los últimos meses. Y es que sus directivos no se han cansado de repetir en los pasados años, especialmente desde que retirasen su inversión en Tesla Motors, que los coches eléctricos tienen un futuro inmediato muy negro bajo la consigna de que es imposible ganar dinero con la movilidad eléctrica.
El jefe de Daimler, Dieter Zetsche, cambiaba algo el discurso en primavera, quizá preparando el camino, matizando que los eléctricos serán [competitivos cuando las baterías ronden los 100 euros/kWh](los eléctricos serán competitivos cuando las baterías ronden los 100 euros/kWh). Llegado el otoño, han anunciado al menos seis modelos enchufables entre 2018 y 2024, con lo que entendemos que sus objetivos de rentabilidad está más cerca de lo que pensaban últimamente.
De ahí que hayan ya desembolsado 500 millones de euros como adelanto para la construcción de esa nueva fábrica de acumuladores para sus coches eléctricos. Según la propia compañía, esa inyección de capital para la movilidad eléctrica se cerrará con otros 500 millones de euros de aquí a que comience la producción. Esto esperan que ocurra en 2018. No es una inversión como la de Tesla, que se calcula en cinco veces más, pero es un nuevo comienzo.
Algo destacado dentro del plan de Daimler es que han proyectado que la nueva fábrica no genere emisiones de dióxido de carbono. Para ello contarán con una unidad de cogeneración y un sistema fotovoltaico en el techo de la factoría. Además, contarán con una estación de almacenamiento de energía eléctrica para los 80.000 metros cuadrados de extensión que ocupará la fábrica.
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