Los fabricantes alemanes se han puesto de acuerdo para dar el gran salto a la movilidad eléctrica, no obstante, en sus planes no dejan de hablar de la próxima década, haciendo que la credibilidad de algunos de sus prototipos y proyectos se tambalee en cierto modo.
Las intenciones de Daimler son un buen ejemplo de esto. El pasado Salón de París 2016 servía al fabricante para presentar al mundo la nueva división eléctrica bajo la etiqueta EQ. Ahora bien, seguía y sigue siendo una visión más de futuro que de presente. Y si en septiembre nos decían que iban a lanzar seis modelos enchufables entre 2018 y 2024, semanas después retrasaban oficialmente parte de estos lanzamientos hasta 2025. Ahora vuelven sobre sus palabras para adelantar de nuevo las manijas.
Lo visto en París con el Mercedes-Benz EQ pisará las calles en 2022. Así lo ha decidido la cúpula del fabricante, pensando en dos motivos: liderar el cambio a la movilidad eléctrica (algo que "todos" los fabricantes gustan de repetir) y salvar los próximos objetivos de emisiones.
Parece que el segundo motivo lleva un peso más significativo en la ecuación de Daimler. Si ya de por sí la reducción de emisiones en la industria se está tornando cada vez más complicada para los fabricantes (especialmente para los que se empeñan en dar la espalda a la movilidad eléctrica), el caso de Daimler es aún más complejo teniendo en cuenta que viajan a la cola en la lista de los menos contaminantes.
Esto hasta el momento no ha tenido demasiada importancia, pero parece que el panorama está cambiando y las autoridades han amenazado han dejado claro a los fabricantes que aplicarán las correspondientes multas. Para el caso de Daimler, y teniendo en cuenta los objetivos de emisiones para 2021, se plantean reducir su aporte por debajo de los 100 gramos por kilómetros de CO2 . Además, es un hecho de que la fiscalía alemana les sigue la pista, con investigaciones que implican a sus empleados, como extensión de los escándalos con las emisiones.
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