California es conocido en Estados Unidos como el golden state por la fiebre del oro allí desatada a finales del siglo XIX; ahora ese título parece que habría que cambiarlo por el de plug-in state dada la relevancia que está tomando este estado de la costa occidental de Estados Unidos en lo que a movilidad eléctrica se refiere.
Recientemente, el gobierno californiano ha aprobado un plan de 341.045 dólares (266.316,57 euros) para ampliar su ya de por sí extensa red de puntos de recarga. De esos más de 300.000 dólares, 200.000 (156.176 euros) irán a parar a un estudio del coste y los requerimientos necesarios para la instalación de puntos de recarga en los hogares unifamiliares, pisos y apartamentos residenciales, donde es más necesario el agilizar los procedimientos de instalación de puntos de recarga, evitando así retrasos innecesarios.
Otros más de 69.446 dólares servirán para la instalación de puntos de recarga en la Universidad de San Diego. Otros 41.475 se irán para instalar otros nueve puntos de recarga en los garajes del parque móvil del estado californiano, y otros 30.124 para la instalación y mantenimiento de otros dos puntos de recarga en el Condado de Humboldt.
Lo que sorprende es la ausencia de puntos de recarga rápida, esos tan demandados por los escépticos de los coches eléctricos, y se debe a que, según el gobierno californiano, “los puntos de recarga rápida son para autopistas, no para ser usados diariamente”.
En este punto estoy de acuerdo con ellos, si recargamos nuestros vehículos tanto en casa como en el trabajo, la necesidad de puntos de recarga rápida sería innecesaria. Los puntos de recarga rápida consumen demasiada potencia eléctrica, y de usarse masivamente sería un problema para la red de distribución eléctrica.
Vía | Plug in Cars
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