Ya llevamos tiempo hablando sobre Bollinger. Bueno, mucho tiempo en realidad, porque las primeras informaciones que aparecieron sobre esta marca americana datan de mediados de 2017. Desde entonces la firma se ha mantenido fiel a unos principios claros: practicidad extrema, aptitudes todoterreno y motorizaciones eléctricas.
Es más, los Bollinger B1 y la variante pick-up Bollinger B2 dejaron al margen los diseños llamativos para apostarlo todo por una estética a lo Minecraft. Después de más de tres años en fase de desarrollo la marca ha desvelado el aspecto definitivo de sus dos modelos y, atención spoiler, la estética sigue siendo lo de menos.
Bollinger B1 y B2: cero curvas
Si por algo no se van a hacer famosos en Bollinger Motors es por tener un departamento de diseño especialmente fresco, imaginativo o innovador. La marca ha hecho públicos los diseños definitivos de los Bollinger B1 y B2 con un resultado poco sorprendente.
Cuando vimos por primera vez a estos todoterrenos pensamos que lo austero de sus líneas con ni una sola curva salvo en sus esquinas sería una cuestión práctica de su fase de prototipo, pero no. Finalmente esta pequeña marca con sede en Michigan ha apostado todo por mantener esa estética de ladrillo aunque con ciertos cambios menores.
La razón de esta elección estética es que se ha preferido dar la máxima importancia a otras cuestiones como la durabilidad, la robustez o la adopción de soluciones prácticas, además de contar con unas capacidades todoterreno muy por encima de la media. Sí, es fácil encontrarle parecido con los primeros HUMVEE de General Motors, al fin y al cabo el planteamiento es similar.
El frontal sigue siendo plano, pero ahora la no-parrilla central gana espacio reduciendo el tamaño de los faros delanteros, agrupados en dos alojamientos rectangulares para los grupos ópticos LED. Este cambio está motivado para dar más espacio al frunk, el maletero delantero que como ya nos mostró la marca puede atravesar todo el vehículo para cargar objetos de hasta 5 metros de largo.
El resto de cambios incluyen unas ventanillas de tipo convencional en lugar de deslizantes, las rejillas sobre los pasos de rueda delanteras que desaparecen o el techo que ahora se abre al cielo con grandes piezas cuadradas de cristal. En la zaga el portón también se amplía y la configuración de los faros traseros se relega a las esquinas.
Si nos fijamos en la pick-up Bollinger B2 podemos ver que la marca va a utilizar directamente la plataforma modular que presentaron para poder equipar cualquier tipo de equipamiento sobre el chasis. Esta sería la configuración más simple, montando sobre la parte trasera del bastidor una cama que pasa a ser independiente del resto de la carrocería.
Si por fuera ha habido modificaciones, el apartado mecánico en cambio debe mantenerse sin cambios con respecto a lo que ya conocíamos. Bollinger equipará a sus coches con una configuración 100% eléctrica asentada sobre una batería de 142 kWh para alimentar dos motores eléctricos. La autonomía anunciada es de 322 km con el 100% de batería.
Situados uno en cada eje dan a los Bollinger tracción integral inteligente que repartirá hasta 458 kW (623 CV) y 906 Nm de par motor. La marca promete una aceleración de 0 a 96 km/h en 4,5 segundos, aunque posiblemente esa sea la prestación con menos importancia, pues tanto el B1 como la B2 deberían ser extremadamente capaces fuera del asfalto gracias a una suspensión neumática autonivelante.
Todavía no sabemos cuándo llegarán a la producción, pero sí sabemos que su precio de partida será de 125.000 dólares, algo más de 110.000 euros al cambio.
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