Muchos ya lo pronosticaron cuando Rolls-Royce anunció que habría una versión del Phantom eléctrica “esto no va a funcionar” y finalmente ha sido así. El fabricante británico de vehículos de lujo ha abandonado por completo su programa de automóviles eléctricos. Como motivos alegan una falta de interés por parte de su nicho de mercado.
Según parece, el principal reparo que tienen los compradores para interesarse por esta nueva tecnología es el miedo que les trasmite la falta de autonomía. La verdad es que el Rolls-Royce Phantom EV al pesar más de 2,7 toneladas lo tiene difícil para ofrecer unas cifras de autonomía decentes.
Gracias a sus baterías de 71 kWh en teoría podría llegar a los 200 por carga. Eso si, a la hora de recargarlas, dado su enorme tamaño se necesitaban 20 horas de espera y eso cuando eres un tipo muy rico y adinerado puede no ser plato de buen gusto.
Por lo tanto y para acabar, concluiré que de momento los coches de ultralujo no están preparados para asimilar la tecnología eléctrica y que aun nos quedan años de desarrollo tecnológico. Cuando una persona paga el precio más alto para conseguir el vehículo más lujoso, limitaciones de este tipo son un impedimento muy a tener en cuenta.
Una pena que la cosa tenga que morir así. Al menos yo aplaudiré la valentía y el arrojo que tuvo Rolls Royce cuando inició hace meses este proyecto a sabiendas de lo arriesgado que era. Pero cuando no puede ser, no puede ser.
Vía | Autoblog Green
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