La inconfundible firma que dio forma a los taxis neoyorquinos de los años 20 y 30 va a resurgir de sus cenizas próximamente. A través de un comunicado, Checker ha anunciado que comenzará con la producción de nuevos modelos en 2018. Y no serán el clásico taxi de cuatro puertas conocido a nivel mundial, sino algo más inusual.
La renacida firma de Michigan tiene previsto lanzar una pick-up al estilo de las antiguas Chevrolet El Camino y una limusina de 6 puertas que hace que nos traslademos a los nostálgicos principios del siglo XX, durante el cual se podían ver por las calles de la Gran Manzana mucho más que pequeños híbridos.
Renovación sin perder el ADN
Desde que terminara la producción en 1982, no habíamos tenido noticias notables de la empresa de Massachusetts, exceptuando algunos adelantos de proyectos en 2015 de una pick-up deportiva y un sedán pick-up. Ahora sabemos que el año que viene planean reinventarse a lo grande con una limusina de 6 puertas y capacidad para 12 pasajeros. También quieren revivir con nuevos kits de actualizaciones los Checkers que ya existen.
Los nuevos modelos usarán motores Chevrolet V8 similares a los usados en las pick-ups Silverado y la SUV Tahoe o motores V6 diésel de la misma marca. Manteniendo su esencia, la gran mayoría de la carrocería será intercambiable con los Checker del pasado.
Los nuevos Checker serán producidos en Estados Unidos, y según declaraciones del director de la empresa, Steve Contarino, no automatizarán ningún proceso o componente que pueda ser hecho a mano. Esto supone un alivio ante la implantación de robots en los procesos de fabricación de vehículos, después de que Elon Musk quiera tomar el camino opuesto en sus fábricas y reducir drásticamente la mano de obra humana.
Lo único que de momento frena el comienzo de la producción de prototipos es el visto bueno de la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), en cuanto a la regulación de las réplicas de automóviles de tiradas cortas como es el caso. El precio de estos modelos aún no se ha especificado, pero oscila entre los 40.000 y 50.000 dólares, dependiendo de las regulaciones de la NHTSA.
Sabemos que las réplicas de modelos clásicos cuya producción es inferior a 1000 unidades al año no están sujetos a las normas de seguridad generales en Europa (en Estados Unidos este segmento está exento hasta de los test de choque) y las normas de emisión.
El aterrizaje de Checker en la Nueva York de 1922
Probablemente hayas visto, sin darte cuenta, un Checker en la gran pantalla en varias ocasiones. Las más memorables quizá en Taxi Driver con un inestable Robert De Niro al volante del modelo Marathon o en Desayuno con Diamantes, llevando a Audrey Hepburn en uno de sus melancólicos días.
La historia de los orígenes de Checker no gustaría al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Fue Morris Markin (1893-1970), un emigrante ruso nacido en Smolensk que llegó a Estados Unidos en 1912 el que hizo realidad una idea que se convertiriría en icono. Con tan solo 19 años y sin hablar una palabra de inglés, supo analizar la situación que imperaba en las calles de la Gran Manzana y sacar provecho.
Durante los años 20 eran Ford y General Motors los que copaban la flota de taxis de Nueva York. El libre albedrío que vivía el gremio se traducía en precios abusivos, trato de favor a las fábricas y la aparición de mafias. Fue entonces cuando Markin se dio cuenta de lo que supondría cubrir esas necesidades, y en 1922 creó la Checker Cab Manufacturing Company, con sede en Kalamazoo, Michigan. Esta empresa fue fruto de la fusión de la Commonwealth Motors y de Markin Automobile Body, negocio que ya poseía Markin.
La amplitud de sus interiores y un supuesto idilio con la mafia
La nueva compañía solucionaba así otro de los principales problemas de la época: la falta de suministro de recambios. Fabricó taxis con el chillón color amarillo (para diferenciarlos y llamar la atención) y la franja ajedrezada lateral, y en cuestión de cinco años se adueñaron de las calles neoyorquinas.
Hay informaciones que apuntan a que el diseño del los Checkers hizo que el fabricante destacara en el mercado gracias a la ley seca que imperó en Estados Unidos entre 1920 y 1933. Al parecer, la amplitud de los interiores, en los que cabían hasta nueve pasajeros (y carritos de bebés) y los altos techos (para que los caballeros no tuvieran que quitarse el sombrero) hacían que los gángsters de la época los eligieran para el contrabando de barriles de alcohol.
En 1923 comenzó la producción de station wagon y automóviles y en 1929 compró la Yellow Cab Company a John Hertz. Los 2 modelos producidos de las series Superba y Marathon fueron equipados al principio con motores Continental y luego con motores Chevrolet de 6 cilindros en línea y 8 en V de diversas cilindradas.
El fin de una era
Los estándares de control de emisiones que impone el gobierno norteamericano en los 70 suponen un duro varapalo para una marca independiente como Checker. Debido a la falta de presupuesto para investigación y desarrollo, comienza a producirse un descenso en la calidad del producto. Otro de los obstáculos que no pudo superar fueron los competitivos precios de los nuevos fabricantes.
En 1981 comienzan las pérdidas, y en 1982 la empresa cierra, pero sigue fabricando puertas y carrocerías para Ford, Chrysler y General Motors. El 26 de julio de 1999 el último taxi de la marca fue retirado de las calles. No cumplía los requisitos medioambientales, claro. Pero esta mítica firma no ha caído nunca en el olvido.
Por si no lo sabías, existe todo un movimiento de culto en torno a este icono neoyorquino. Por poner un ejemplo, el protagonista de esta pieza de Bloomerg se ha hecho famoso por dedicarse a restaurar y buscar piezas de la marca por todo el mundo para que no desaparezca. Además tiene la mayor colección de coches Checker del mundo.
Vía | Hemmings Daily
Foto | Checker Motor Cars | Checker Car Club
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