30 años del Visa GTI 115 CV, el deseado patito feo de Citroën

Debemos remontarnos al final de la década de los años 70, a 1978, año en que se presentó en el Salón de París y comenzó la producción del Citroën Visa, un modelo con un marcado carácter práctico, carrocería de cinco puertas y tracción delantera.

Fue el relevo del Ami 8 y, tanto su aspecto como las motorizaciones iniciales, de 652 cc y dos cilindros basada en la del 2 CV y un cuatro cilindros de 1.1 litros, no hacían presagiar que el Visa se convirtiese en un coche muy deseado para rallies. Claro que para llegar a esto tuvieron que pasar unos cuantos años.

El interior era muy Citroën y se normalizó en 1984 adoptando el que perduraría durante muchos más años de los que sus diseñadores soñaron cuando lo dibujaron en la famosa C15. Creció la gama de motores y, progresivamente fue creciendo en potencia acercándose, cada vez más, a los cien caballos.

Del motor del 2 CV al del 205 GTI

No fue hasta 1985 cuando se presentó la versión GTI con el motor y tren delantero completo del Peugeot 205 GTI. Su propulsor de 1.6 litros desarrollaba 105 CV de potencia, pero al año siguiente (en 1986) esta cifra se elevó hasta los 115 CV.

Además de esa inyección de potencia, el estrecho Visa recibió unas llantas de aluminio, apéndices aerodinámicos y unos aletines de plástico para cubrir unas ruedas que se salían de la carrocería. El tren delantero era el del 205 GTI y no cabía, así que se cortaron aletas para dar cabida a las ruedas y de ahí el uso de esos aletines que le daban personalidad y deportividad (que luego se siguieron usando en modelos posteriores de la marca en las versiones deportivas).

Atrás, como no se pudo ensanchar, la vía trasera era mucho menor que la delantera, lo que le daba un carácter más nervioso al comportamiento del Visa. El económico y práctico Visa había mutado en una bestia para rallies, era un modelo muy demandado por su bajo coste a pesar de su carrocería de cinco puertas que, si bien significaba una ventaja para el día a día, reducía la rigidez del chasis de cara a competir con él.

Objeto de deseo

Hoy en día es difícil conseguir uno en buen estado porque la mayoría se han utilizado para competir y todavía hoy hay muchos en activo o preparados para correr (sobre todo en Galicia, ya que el Visa se fabricó en Vigo), por eso las unidades que se han mimado tienen precios elevados. Anunciaba un peso de sólo 870 kilos, por lo que la relación peso/potencia no era moco de pavo. De par motor iba justo, sólo 133 Nm, así que la caja de cambios de cinco velocidades tiraba de desarrollos cortos.

Una quinta de sólo 29,5 kilómetros por hora a 1.000 revoluciones por minuto le permitía evitar reducciones en carretera y da muestra de que en aquella época el consumo no se cuidaba tanto como ahora... No hay más que ver que esa quinta es menos de la mitad que muchas sextas de coches actuales.

Un coche que poco tenía que ver con el resto de versiones del modelo, un Visa que me gustaría tener en mi garaje.

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