Posiblemente el DeLorean DMC-12 habría pasado sin pena ni gloria por la historia del automóvil si no llega a ser escogido para convertirse en máquina del tiempo en 'Regreso al Futuro'. De hecho es muy pero que muy probable.
Como deportivo no era excesivamente rápido ni potente y tampoco destacaba por su diseño. Por no mencionar los paneles en acero inoxidable, que además de bastante caros de tratar, son complicados de rematar en cuanto a acabados. Cosa que precisamente se criticó del DMC-12.
El caso es que el DeLorean DMC-12 ya es un icono de la gran pantalla, siendo uno de los coches más míticos del cine. Pero curiosamente no fue la primera opción como coche haciendo de máquina del tiempo. Es más, en un principio ni siquiera era un automóvil.
Doc, me estás diciendo que has construido una máquina del tiempo... ¿con una nevera?
Muchas vueltas dieron Robert Zemeckis y Bob Gale al guión de 'Regreso al Futuro'. Tanto, como para que una productora tardara en lanzarse a dar el visto bueno al proyecto. Y una de las ideas originales tenía como protagonista la máquina del tiempo, claro. Al final hablamos de una película (luego trilogía) que gira en torno a los viajes en el tiempo.
En el borrador original, o más bien uno de ellos, la máquina del tiempo era un dispositivo a base de un conversor de energía que iba alojado en una nevera reforzada con plomo.
Y esto era así porque debía resistir la prueba de una bomba atómica, que era lo que permitiría viajar en el tiempo. Es decir, que Marty se metería dentro de la nevera y en ella se protegería de tan devastador "combustible".
¿Por qué transportar una máquina del tiempo si se puede transportar sola? El caso es que en la famosa secuencia en la que Doc presenta a Marty la máquina del tiempo, y que acaba con el joven en 1955 con chaleco naranja incluido, la nevera iba siempre alojada en un camión. No en vano tenía que transportarse de alguna manera.
Pero entonces a Zemeckis se le encendió la bombilla: "¿No sería mejor que la máquina del tiempo fuera directamente un coche". Así lo explica Gale en la docuserie de Netflix 'Las películas que nos formaron'.
Al final, suponía menos problemas logísticos y a su vez menos costes: tener que crear la nevera de marras y alquilar el camión para varias escenas. Ya sabemos que el presupuesto siempre es vital en una película, pero más en 1985, cuando la magia del CGI no existía.
De hecho, por ello también surgió la idea de utilizar un rayo cayendo sobre el reloj, que sustituyó a la original de que Industrial Light & Magic (ILM) recreara la prueba de una bomba atómica (presupuestado en 6,0 millones de dólares). Esto fue clave para que el presupuesto pasara de 18 millones de dólares a los 12 millones que había puesto como límite la productora.
No intenten hacer esto en sus casas. Pero además, hubo otro motivo. Según detallan en Screenrant, a Steven Spielberg, uno de los productores ejecutivos del proyecto, le preocupaba que la película incitara a los niños a meterse dentro de las neveras.
Algo que no era del todo raro y que era fatal con las que aún había entonces, pues todavía iban con cierre y no se podían abrir desde el interior. Esto ocasionó muertes de pequeños y al Rey Midas de Hollywood no le apetecía ni mucho menos inducir a ello desde esta película.
Curiosamente, dos décadas después, no le pareció tan mala idea en la cuarta entrega de 'Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal', con precisamente el bueno de Indy metiéndose en una nevera para sobrevivir a una prueba nuclear. Es cierto que las neveras ya podían entonces (y mucho antes) abrirse desde dentro, pero llama la atención que optara por una idea calcada a la descartada entonces.
Podría haber sido un Ford Mustang, pero...
Desechada la nevera viajera en el tiempo, había que escoger un coche para que Doc concibiera la máquina del tiempo. Y de nuevo el DeLorean no fue la primera alternativa.
Según detalla Neil Canton en 'Las películas que nos formaron', otro de los productores del film, la propia Ford se ofreció para que optaran por un Ford Mustang. Para lo que obviamente ofrecieron dinero en fórmula de product placement. Se señala que la del óvalo llegó a ofrecer 75.000 dólares para que el pony car se convirtiera en flamante máquina del tiempo.
Para disgusto de los productores, y productora, Gale se negó: "Bob educadamente rechazó la propuesta", comenta Canton. Y es que en opinión de Gale, un Ford Mustang no era ni de lejos la montura que habría escogido el excéntrico Emmett Brown.
"Si vas a construir una máquina del tiempo en un coche, hay que hacerlo con estilo", le dice Doc a Marty en la famosa escena. Y estilo para Doc era un coche en acero inoxidable visto con puertas de alas de gaviota. En este capítulo de la serie de Netflix explican que se escogió por su diseño similar a una suerte de nave espacial.
En parte, no se puede culpar a Gale de desechar el Mustang. Dada la época, habría sido el tercera generación que tenía bastante menos glamour que el de primera entrega.
Sea como fuere, se agradece que 'Regreso al Futuro' no se convirtiera en otra suerte de anuncio descarado de un coche o de una marca: hola, franquicia Marvel. Porque no, no es casualidad que sea un Hyundai Tucson el que se despeña para que lo salve un atribulado Spiderman en 'No Way Home'. Este es uno de los muchísimos ejemplos de esta saga, que se suma a las muchas películas que han optado por ello sin disimulo alguno.
De deportivo normalito a mito del cine
Y es que hay una diferencia fundamental: cuando se rodó 'Regreso al Futuro' DeLorean Motor Company había quebrado. Lo hizo a principios de la década de los 80, tras la detención de John Z. DeLorean.
Lo que significa que el DMC-12 ya estaba fuera de producción, por lo que la gran pantalla no le servía de escaparate como producto de consumo. Pero para lo que sí sirvió fue para convertirlo en mito: hoy forma parte de ese imaginario de los coche más legendarios del cine o la televisión como el Ecto-1 de 'Cazafantasmas' o el Pontiac Firebird Trans-Am convertido en KITT, el coche fantástico.
Tres DeLorean, una máquina del tiempo. El diseño del DMC-12 convertido en viajero del tiempo corrió en el primer film a cargo de Andrew Robert, que redefinió tanto su habitáculo como parte del exterior.
Para hacerlo posible y ajustándose al presupuesto, utilizaron piezas de otros coches, aviones o vehículos. Sirve de ejemplo la cámara de plutonio, que tenía forma de una especie de ventilador y para lo que se utilizó la llanta de un Dodge. En total para esta primera entrega se utilizaron tres unidades del DeLorean.
En las dos posteriores películas, el DMC-12 fue evolucionando para que pudiera volar o circular sobre las vías de tren, pero esencialmente mantuvo bastante el diseño.
Larga vida al DMC-12. Desaparecida la marca, los DeLorean DMC-12 que llegaron a venderse en los dos únicos años que estuvo en producción se quedaron sin marca. Así es como surgió la actual DeLorean Motor Company, que primeramente fue DeLorean Motors Reimagined LLC y que nada tiene que ver con la empresa original.
Esta firma se encargó de hacer las veces de servicio postventa para los DMC-12 fabricados. Tras fracasar en su intento de resucitar al DMC-12 como retrofit, ahora acaba de sacar su primer modelo, el Alpha5, un deportivo eléctrico que ya puede reservarse. Y por su fuera poco, la hija de John Z. DeLorean está intentando resucitar la marca, con otro nuevo DeLorean que está en el horno y cuyo diseñador es español.
En estos casi 40 años, los DMC-12 igualmente han sido carne de subasta, ya sea modificados o no. También han sido reproducidos como juguetes y maquetas por marcas tan famosas como Playmobil o LEGO, normalmente como la máquina del tiempo de la trilogía de Zemeckis.
En el caso de la marca danesa, ha sacado varios set, siendo el último este de la línea Creator Expert, que permite concebir las tres maquetas con el diseño de cada película de la saga.
En definitiva, pese a no ser la primera opción, 'Regreso al Futuro' salvó del olvido a este deportivo norteamericano con motor V6 que tras cerca de cuatro décadas sigue siendo objeto de deseo. Aunque en universos paralelos, esta máquina del tiempo podría haberse quedado en nevera o haber sido un Mustang.