¿Qué elementos del coche de Homer Simpson se hicieron realidad?
¿Te acuerdas de The Homer? Era el coche de Homer Simpson, el artefacto que el famoso protagonista de 'Los Simpson' diseñó para su hermano Herb y que llevó a la ruina a Powell Motors: una locura de vehículo que estaba a años de luz de ser rentable, con un diseño digno de los coches más feos de la historia y que contaba con muchos elementos y tecnologías de lo más surrealistas.
Treinta años después echamos la vista atrás y, aunque parezca mentira, varias de las ideas locas que tuvo Homer para diseñar su coche se han llevado posteriormente a los automóviles reales. Ya lo decía Picasso: "El mayor enemigo de la creatividad es el sentido común". El clásico "ya lo predijeron Los Simpson", tan popular en redes sociales, también es aplicable al coche de Homer.
The Homer es el gran protagonista de un episodio de la segunda temporada de 'Los Simpson' que seguramente habrás visto en más de una ocasión. Ese episodio se emitió por primera vez en febrero de 1991 con el título 'Tiene derecho a permanecer muerto', siendo su título original 'Oh Brother, Where Art Thou?'.
En ese episodio, Abe Simpson confiesa a su hijo Homer que tiene un hermano, Herb Powell, que reside en Detroit. Después de ponerse en contacto con él, Herb invita a la familia Simpson al completo a pasar unos días en su casa.
The Homer, el coche ideal para el norteamericano medio
Es así como descubrimos que Herb es el millonario dueño de una empresa automovilística, Powell Motors, que vive lo mismo que sufrieron muchas marcas estadounidenses de coches al principio de la década de los 90: la amenaza de los coches japoneses por imponerse en el mercado norteamericano.
Herb veía peligrar su empresa y no acababa de estar contento con las propuestas que aportaban sus diseñadores e ingenieros. Súbitamente tiene una brillante idea: encontrar el coche ideal para el norteamericano medio. Hasta ahí, bien, pero donde comete el error Herb es en darle carta blanca a su hermano Homer para que, como norteamericano de clase media, diseñe el automóvil de los 90 ideal según él.
Herb comete un segundo error: no supervisar el proyecto y disfrutar de una vida familiar que nunca tuvo. Tras varias semanas de desarrollo, The Homer, "el coche que iba transformar el automóvil en Norteamérica", se presentaba al mundo: un vehículo con un habitáculo dividido en dos mediante cúpulas independientes, con un claxon que tocaba 'La Cucaracha', escaleras para acceder al interior o tapicería de terciopelo entre otras lindezas. ¿Su precio? 82.000 dólares que nadie en su sano juicio jamás pagaría.
Rindiendo homenaje a fiascos automovilísticos
The Homer, según los guionistas de la serie, está basado en grandes fiascos automovilísticos, como es el caso del Ford Edsel, un coche nacido en 1958 lleno de fallos técnicos y con un criticado diseño, que causó pérdidas en la marca del óvalo por cerca de 250 millones de dólares. Hoy en día, con cerca de 6.000 unidades circulando por el mundo, el Ford Edsel es carne de coleccionistas precisamente por ser un fiasco histórico.
Su diseño también nos recuerda irremediablemente a otro fracaso automovilístico, el Lincoln Futura de 1954 y su habitáculo cubierto por una cúpula, así como al Tucker Torpedo, un modelo envuelto en la polémica que contaba con mucha tecnología adelantada a su tiempo pero cuya producción se limitó a poco más de 50 unidades.
Aunque The Homer no era rentable ni bonito, comparte con el Torpedo o con el Futura ese estigma de incomprendido. Y por mucho que nos riamos viendo las ocurrencias de Homer, sus ideas no eran tan de bombero como pareció en un primer momento. Los siguientes elementos y tecnologías que equipan los coches actualmente nos lo demuestran.
Un habitáculo dividido en dos para no oír a los niños cuando dan guerra
Cierto es que hoy el día los coches no es que tengan dos cúpulas independientes y menos "con seguros y puertas opcionales" como en The Homer, pero la idea del cabeza de la familia Simpson se ha llevado a la práctica: que los niños vayan entretenidos en las plazas traseras evitando que den la turra al grito de "¿Hemos llegado ya? ¿Hemos llegado ya?".
Esto lo ha conseguido la incorporación de pantallas en las plazas traseras para que los chavales se entretengan con la 'Patrulla Canina' o con lo que gusten. Actualmente, son varias las marcas de coches que ofrecen en su equipamiento opcional la posibilidad de equipar estos sistemas de entretenimiento. Ejemplo de ello es el Toyota RES (Rear Entertainment System), que integra un soporte multisusos y un reproductor de DVD.
No es el único, Volvo también ofrece una opción similar con el RSE o Rear Seat Entertainment, con pantallas de ocho pulgadas integradas en los reposacabezas y asociadas a un reproductor de DVD. BMW Professional hace lo propio con un sistema de entretenimiento basado en dos pantallas individuales de 10,2 pulgadas y conexión HDMI para reproductor Blu-ray, mientras que Mercedes, Rolls Royce o Audi también ofrecen sistemas muy parecidos.
Todos ellos necesitan de una preinstalación previa y baratos no son, pero con la popularización de las tablets, se puede hacer un apaño con unos soportes para tabletas digitales y solucionando el tema de la alimentación o bien con un enchufe extra de 220v o con la toma de 12v del mechero. Ya mirando al futuro, nos encontramos con ideas de vanguardia como estas lunas laterales de Toyota equipadas con tecnología de realidad aumentada.
Posavasos en los que quepa un Fresisui
Otro de los elementos estrella del coche de Homer Simpson era la incorporación de un posavasos donde quepa un refresco. Uno de los mayores quebraderos de cabeza que tienen los diseñadores de automóviles lo protagoniza este elemento, precisamente por que hay una gran variedad de tamaños: botellas, latas, vasos de refresco...
Sea como sea, hoy los posavasos vienen de serie en la mayoría de los coches, ya sea en forma de huecos en el túnel central o con una pestaña extraíble bajo la consola central o en el salpicadero. Si bien los posavasos llevan años integrándose en los modelos estadounidenses desde la proliferación de los resturantes drive-in y drive-through así como por la popularización de los autocines, fue en los años 90 cuando todos los coches, americanos o no, comenzaron a llevarlos instalados.
Y fue así no por Homer Simpson y su coche, sino por Stella Liebeck. En 1992 esta anciana de Alburquerque pidió un café en una ventanilla de un McAuto y su Ford Probe no tenía posavasos. Es por ello que se colocó el recipiente entre las piernas para añadir azúcar pero, al abrir la tapa, el vaso se volcó provocándole quemaduras de tercer grado en piernas, ingles y nalgas.
Tras estar ocho semanas hospitalizada, Liebeck denunció a McDonald's por no hacerse cargo de los gastos médicos: el tribunal falló a su favor y la famosa cadena de comida rápida tuvo que indemnizarla con 2,86 millones de dólares. Y aunque Ford no fue señalada por no incluir un posavasos en su equipamiento, este hecho marco un antes y un después para este elemento: todos los fabricantes se dieron cuenta de la suma importancia que tenía el posavasos en el coche.
Una bola en la antena para encontrar tu coche en el parking
The Homer equipaba este sistema para ser fácilmente encontrado en un aparcamiento público. Si bien era una opción muy rudimentaria en el caso del coche diseñado por Homer Simpson, la idea era tan visionaria como brillante.
La democratización de tecnologías como el GPS o la geolocalización ha llevado a las marcas a incluir sistemas de localización para los aparcamientos. No en vano, el despiste de dónde he dejado el coche es tan habitual en el conductor medio como lo es para Homer.
Bien es cierto que esta tecnología la encontramos en apps externas a los automóviles, como es el caso de las aplicaciones de navegación Google Maps o Apple Maps, así como otras específicas como ParKing: ¿dónde está mi coche?, Find my Car, Parkify o My Car Locator por mencionar algunas. No obstante, hay varios ejemplos de fabricantes que incluyen esta tecnología asociada a sistemas de conectividad valiéndose normalmente de una app.
Ejemplo de ello es el On Star de General Motors, que incluye esta funcionalidad que activa una señal acústica y visual en el coche al pulsar un botón desde el móvil. También Hyundai lo ha incluido en su Blue Link, que funciona en este caso a través de un smartwatch o los servicios remotos asociados a BMW Connected y Mercedes Me, con el que los conductores pueden encontrar su vehículo desde un dispositivo inteligente.
Cuando pulse el claxon debe sonar 'La Cucaracha'
Homer Simpson quería que su coche tuviese no uno, sino varios botones que activasen la bocina: "Nunca está a mano cuando estás enfadado y todas deben tocar La Cucaracha". El famoso padre de familia no parecía haberse enterado que la bocina eléctrica lleva años integrada en el volante, lo que incluye su Plymouth Junkerolla rosa de 1986, pero lo que realmente nos importa es lo de 'La Cucaracha'.
El sonido del claxon es bastante anodino en general y no tiene pinta que las marcas vayan a cambiarlo. Pero la idea de Homer bien pudo inspirar esta inocentada de Honda para el April Fool's Day. A través del departamento ficticio Honda Dream Labs, el fabricante nipón presentaba el año pasado en clave de humor un sistema de bocina basado en diferentes emoticonos que emite distintos sonidos según el que pulsemos: enfadado, contento, sorprendido...
Una idea similar, pero sin ser una broma, la ha llevado a cabo Mark Rober, un ex ingeniero de la NASA que ha incorporado un sistema con diferentes tipos de sonido de bocina para su Volkswagen Jetta. Al igual que el The Homer, la bocina de Rober tiene tres botones y la intensidad del sonido varía según lo que queramos comunicar: si queremos indicar algo amablemente o si lo que buscamos es evitar un accidente.
Escaleras para acceder al habitáculo
En The Homer, dos escaleras se encuentran debajo de las dos puertas del coche para facilitar el acceso a las plazas delanteras. Más allá de ser un clásico accesorio para las furgonetas camperas estilo Volkswagen California, esta idea también ha sido adoptada en los últimos tiempos por varias marcas, siendo más habitual en las norteamericanas, concretamenete en sus gigantescos todoterrenos y pick up.
Se trata de un escalón eléctrico que se despliega en el momento en el que abrimos la puerta y se recoge al cerrarla. En algunos casos, éste también se ilumina. Fabricantes pertenecientes a General Motors como Chevrolet o Cadillac cuentan con varios modelos con este sistema: el Silverado, el Colorado, el Suburban o el Escalade son ejemplos de ello. Y no son las únicas, los Ford F-150 y Super Duty F también lo llevan, así como el Jeep Grand Cherokee, el Lincoln Navigator o el Toyota Sequoia.
Esta idea también ha sido desarollada por Válida, una empresa especializada en tecnología de movilidad y que ha instalado un escalón retractil electrónico muy similar en una Citroën Jumper concebido para personas de movilidad reducida. Ni que decir tiene que comerciales y furgonetas también incorporan este power assist step, valga de ejemplo el Mercedes Sprinter o el Ford Transit.
Hay cosas que nunca pasan de moda, como la tapicería de terciopelo
Si bien el terciopelo no está presente ni mucho menos en los coches actuales, si lo está la Alcantara, un tejido que se le parece mucho y que desde hace más de una década se ha popularizado notablemente.
Este textil fabricado a partir de fibras sintéticas fue creado y patentado por el científico japonés Miyoshi Okamoto en 1972. Hoy en día, está presente en muchos modelos premium así como en deportivos y superdeportivos. La Alcantara no viste únicamente los asientos, también lo encontramos en alfombrillas o paneles del interior de los automóviles, exactamente igual que lo hacía el terciopelo en The Homer.
El primer coche que estrenó la Alcantara en su habitáculo fue el Fiat x1/9, un deportivo que estuvo en producción entre 1972 y 1989: este sintético fue utilizado en varios de sus paneles. Audi se sumaba a la moda poco después, al igual que Lancia, que lo incorporó en su Thema.
A mediados de los 90, cuando el coche de Homer Simpson ya había visto la luz, cualquier revestimiento simular a la gamuza o el terciopelo era de Alcantara. A día de hoy, es el comodín para muchos fabricantes y preparadores, que revisten de este material los habitáculos de sus automóviles. La producción anual de la Alcántara es un claro ejemplo de que es el material de moda: el volumen que sale de la fábrica de Nero Montoro donde se produce es equivalente a 2.471 hectáreas. ¿La clave? Su excelente relación entre calidad y precio.
El coche de Homer Simpson se hizo realidad en 2013
La repercusión del coche de Homer Simpson y sus incomprendidas tecnologías culminaron no hace mucho en un The Homer de carne y hueso. Esta réplica fue concebida sobre un BMW E30 para participar en las 24 Horas de Lemons, una carrera parodia de la famosa prueba de resistencia pero con coches de menos de 500 dólares, que se celebra desde 2006 en EE.UU, Australia y Nueva Zelanda.
En este peculiar coche de Homer Simpson no falta detalle, desde la cúpula elevada con Bart y Lisa Simpson en su interior, hasta las escaleras para acceder a su interior, pasando por la insignia al más puro estilo del "Espíritu del Éxtasis" de Rolls-Royce pero con un hombre jugando a los bolos. Un posavasos exterior para el Fresisui es una de las licencias que se toma, pero no falta el gigantesco alerón, la bocina con 'La Cucaracha' o ese color verde chillón.
Esta réplica causó sensación en la edición de 2013 de las 24 Horas de Lemons y a sus mandos se puso el equipo formado por Scott Chamberlain, Kris Linquist, Reid Conti, Ben Reilly y Mike Yepes. En el segundo vídeo puedes verlo en acción y disfrutar de su velocidad de infarto. Larga vida al coche de Homer Simpson.
Foto | The Homer 24 Horas de Lemons (The Homercar)