Pocos han sido los atrevidos que nos han mandado sus fotos y las de sus juguetes con ruedas, y el plazo ha terminado, así que empezamos. La mayoría no son comentaristas habituales de Motorpasión, pero eso no importa, son miembros de pleno derecho.
Vamos a retroceder unos años en el tiempo para revivir nuestra infancia. Las contribuciones no siguen ningún orden en concreto. Os pido disculpas por la calidad de las fotografías (las he mejorado un poco), pero tenéis que comprender que el papel químico sobrevive peor que los jotapegeses.
GTO70
A Gonzalo le regalaron este flamante Ferrari F40 de Injusa cuando tenía un añito y medio, en los Reyes de 1991. Fue su primer coche, propulsado por motor eléctrico y con dos velocidades, con claxon incluido. Como todo Ferrari que se precie, debe ser rojo intenso.
Recorrió muchos kilómetros por los pasillos, salón y terraza de su casa. Al mudarse le perdió la pista, y hace unos cuatro meses apareció en un trastero que tenía su abuela, y se le cayó la lagrimilla de emoción. No ha conseguido una foto de época, pero aquí le vemos posando con él. Quiere restaurarlo, tiene roto el asiento y la dirección.
Hoy día conduce un Golf II G60 que tiene casi tantos años como él, y de hecho, tuvo un par de motos. La segunda fue una Honda Repsol eléctrica, pero lamentablemente se perdió. Si conserva el Ferrari, podrá ponerlo a punto para sus hijos.
Mr3106
Miguel se encaprichó del cochecito que se ve a la derecha (la foto es posterior). Cuando tenía 3 años se encontró con un gran paquete de los Reyes Magos, que rezaba en una etiqueta: “Para Miguel, pilótalo con prudencia y disfrútalo, Los reyes magos”. En cuestión de minutos se fue a probarlo en la plaza del pueblo.
Todos los veranos que pudo lo sacaba a la calle, y cuando el tiempo no acompañaba, lo hacía en la cochera. Lo disfrutó hasta los 7 años, la cadena acabó partíendose y los pedales se salieron de su sitio, seguramente por el alto kilometraje. La pérfida bicicleta ocupó su lugar, y desde entonces ha estado criando polvo en un trastero.
Miguel me trasladó una anécdota simpática. Resulta que sus padres le prohibieron pilotar por determinada zona, el territorio coches. Aprovechando un despiste paterno, salió a carretera y unos vecinos le encontraron. Sus padres le requisaron el vehículo durante una temporada.
Ancagu
Correría el año 1991, y a Antonio le regalaron este Peugeot-Talbot con carrocería ligera (plástico), esta vez en su cuarto cumpleaños. Cuando fue creciendo, tuvo que ingeniárselas para seguir utilizándolo, así que se apoyaba con una rodilla en el asiento y con la otra pierna se impulsaba, como un patinete.
Llegaba derrapando a las curvas, ¡qué inconscientes éramos todos! Con tanto drifting acabó rompiéndose el volante, pero su padre logró arreglarlo. Las ruedas salieron buenas, pues a pesar de la cera que soportó el coche, no se llegaron a desgastar del todo. El chasis fue el que dijo basta al partirse por el peso.
Antonio querría que sus hijos disfruten de lo mismo que él disfrutó de pequeño, no me extraña. Tendrá que ser con otra unidad me temo…
Vicen_ibz
En esta primera foto Vicent salía con su hermano mellizo, ambos tenían un añito. Uno tenía el coche de policía, el otro el coche de bomberos (que me suena muchísimo). En esta imagen, ambos hermanos estaban comunicándose en una especie de dialecto raro para enseñar uno al otro cómo se accionaba el claxon.
En esta otra estampa Vicent sale con su hermano y un par de Peugeot correcaminos, que es parecido al que tenía Antonio. Tendrían unos 3-4 años… no lo recuerda. Se fidelizó con la marca. Actualmente conduce un Peugeot 207, deberían haberle dado un descuento adicional por ser buen cliente.
Babio
Jesús tendría unos 7 años cuando se hizo esta foto. Este quad fue un regalo de su abuelo, y Jesús fue todo un diabillo. Este peligro de la seguridad vial se dedicaba a perseguir perros, concretamente pastores alemanes, bajar explanadas para coger carrerilla e incluso llegó a atropellar a su pobre madre (a cámara lenta).
Hoy día Jesús tiene 22 años, y de los ricitos rubios ha pasado al pelo negro y liso, el tiempo no pasa en balde para nadie.
musclecar77
David en sus orígenes amaba lo europeo, prueba de ello es este Bugatti clásico que tuvo de pequeño. Es totalmente artesanal, obra de su padre. Se hizo con madera, una plancha de aluminio y un sistema de cables para la dirección. Tenía un cojín viejo que hacía de asiento y un claxon retro.
Las ruedas son de un cochecito de bebé antiguo, y tenía faros de bicicleta, de esos movidos por dinamo. Pretendía ser un Bugatty Type 35 de mediados de los años 20. Desde que le fue entregado, a los 2-3 años, lo utilizó durante otros 8. Este cochecito sirvió para que David hiciese sus pinitos en el arte del aparcamiento usando cajas como víctimas.
El juguete aún lo conserva en una casa familiar, le gustaría restaurarlo para que pueda prestar otro buen servicio a sus hijos, cuando los tenga. Me parece el más original de todos los expuestos, por motivos más que evidentes.
DELARCO
Pedro era el más rápido del barrio con su triciclo, y dice ostentar el Record Guiness de recorridos (valga la redundancia) de su pasillo, y que siempre ponía cara de velocidad. Le comprendo, también fui un triciclista aunque lo mío era la resistencia y no la velocidad.
Cuando el crío se hizo mayor, el triciclio fue a parar a unos vecinos con niño pequeño, y ahí se le perdió la pista.
Javier Costas
Y finalmente, un servidor. Cuando empecé a tener uso de razón, recuerdo haber llevado un correpasillos, el coche de momeros, y quise ser bombero hasta que quise ser otra cosa, así es la niñez. También hice mis pinitos en el drift con un triciclo con chasis metálico hasta que me di una piña bajando una cuesta muy deprisa.
El cura del pueblo estaba al lado y curó mis heridas con colonia infantil en carne viva, ese fue mi primer Dolorpasión™. Pero sin duda, el que mejor recuerdo es el Suzuki Jimny de Feber, que me lo trajeron los Reyes con 4 años, 1987. De primeras me daba miedo, tenía marcha hacia delante y hacia atrás, con motor eléctrico.
En aquella época tenía un terreno familiar en el campo, y lo usaba para moverme por ahí, ataviado con el casco y mi mono Ferrari. Me lo pasé muy bien con él, tuve que dejar de usarlo a los 11 años ya que mi peso hacía ceder el suelo y mis hermanos pequeños empezaron a reivindicarlo.
Muchas gracias a todos.
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