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Nos metemos en los boxes de Moto2 para descubrir todos sus secretos

El sábado fue un gran día porque pudimos acompañar a un técnico de Dunlop Motorsport en su trabajo en plena clasificatoria de Moto2. Eso sería a las 3 de la tarde. Además ese mismo día, el gran Nico Terol estaría a las cuatro y media en el stand de Dunlop, en la zona comercial, firmando gorras a los aficionados. Mientras esperábamos esos grandes momentos (con nerviosismo, no os lo voy a ocultar), nos dispusimos a disfrutar de las sesiones previas, tanto de libres como clasificatorias de otras categorías.

Es un espectáculo, y a pesar de que estábamos temiendo un fatal desenlace para esas nubes que veis en la foto anterior (corresponden a la grada 6), solo pudimos comprobar que hacía realmente mucho frío, pero que el agua pasaba de largo. La sesión de clasificación de Moto3 nos enseñó que los pilotos están hechos de una pasta especial, siempre buscando el límite y, poco a poco, encontrándolo. En MotoGP, lo que impresiona es la velocidad a la que llegan las motos al final de la larga recta. Son cosas que se disfrutan mucho en el circuito.

Llegó la hora de la verdad, los entrenos de MotoGP terminaban y llegaba la hora de ponerse en marcha detrás de Josep, un técnico de Dunlop Motorsport que lleva muchos años metido en competición, que se conoce el paddock como la palma de su mano y que conoce todo y a todos en este mundillo increíble e interesantísimo como son las carreras de motos.

¿Cómo se trabaja en un box de Moto2?

Al principio no sabía muy bien qué íbamos a ver, iba con mil preguntas dentro de la cabeza, pero cuando comprobé cómo trabaja un técnico de Dunlop Motorsport en plena acción, preferí mirar y absorber al máximo todo lo que pudiese. “Espero que aguantes”, me dijo. Pensé que sería el estruendo de las motos, pero no. Josep puso primera y empezó a caminar más rápido de lo que me esperaba. Entramos en este box, en el otro, preguntas de Josep a los mecánicos de cada equipo, feedback de los pilotos con sus sensaciones sobre la pista y todavía más consejos de Josep sobre cómo aprovechar al máximo las gomas.

En un momento dado me sentí un poco como un elefante en una cacharrería. Los boxes son muy pequeños, solo el espacio justo para que todo el mundo trabaje sin molestarse, pero no el suficiente espacio como para que un tipo con mochila a la espalda, cámara de fotos y los ojos como platos no molestase. Pude observar cómo cada miembro del equipo ejerce su tarea de manera impecable, igual de impecable que estaban las motos. Parecía que no hubiesen sido jamás encendidas. Todo impoluto.

Era un momento delicado para todos, quedaban escasos minutos para comenzar la sesión de clasificación de las Moto2, y en los boxes crecía la tensión. Era ciertamente incómodo para mi mantenerme totalmente inmóvil y procurando que nadie chocase conmigo. Por eso mismo, lo más fácil era salir de allí y disfrutar de las vistas sin tener que preocuparme de molestar a nadie. Así que, simplemente, salí al pitlane.

No es la primera vez que piso un pitlane, pero sí que fue la primera vez que lo hice en medio de unos entrenamientos oficiales para una carrera del mundial. La descripción más sencilla para resumir lo que ves allí es que es la combinación más increíble de trabajo, adrenalina y sensaciones que viví hasta el momento. Los técnicos terminando de montar las motos, Josep seguía con su parte del trabajo, sin parar hasta que el semáforo se puso en verde y las motos salieron zumbando de sus boxes para dar las primeras vueltas de toma de contacto con la pista, los pilotos preparándose, los medios preparados para captar todos los movimientos…

Una vez todas las motos estuvieron en la pista, Josep se dispuso a comprobar la temperatura del asfalto. 20 grados. Muy fría. Con todo pulcramente anotado en sus hojas de control, nos dirigimos al muro para ver las evoluciones de los pilotos, a la espera de que entrasen en los boxes y Josep pudiese pedirles información de primera mano acerca de sus sensaciones sobre la pista y con los neumáticos.

A partir de entonces, una sucesión de entradas y salidas por la calle de boxes, cambios de neumáticos, cambios en los reglajes, más (si cabe) trabajo para Josep porque en esos momentos los pilotos solo quieren que los cambios estén hechos para antes de ayer, y salir zumbando a la pista. Me sentí muy afortunado de poder estar a escasos centímetros del box de Nico Terol, un gran piloto, muy trabajador y un chaval muy majo.

Punto 1 de estar metido en pleno pitlane: puedes seguir los tiempos si estás conectado a algo. Un monitor, el Twitter,... la app oficial de MotoGP (no en mi caso). Punto 2, el punto 1 pierde importancia (luego ya habrá tiempo de revisar tiempos y saber cómo fue la sesión) porque estás sintiendo las vibraciones del ambiente en tu propio cuerpo. Estás viendo cómo los pilotos salen a toda velocidad a escasos metros de tu posición, y eso lo compensa todo. Y además, aprendes un montón sobre el trabajo y la importancia del técnico de los neumáticos, y desde luego valoras muy alto la importancia de los neumáticos en las carreras de velocidad, en cualquier circunstancia.

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