La competición de dos ruedas tiene un plus de espectacularidad con respecto a la de cuatro. Ya no solamente por la facilidad de observar adelantamientos, si no por la práctica seguridad de que va a haber caídas; que, en la mayoría de los casos, no van a ser de mayor importancia.
En este artículo vamos a echar una mirada un poco más detenida a una de las causas de caídas clásicas en competición, la pérdida de agarre en la rueda delantera.
Consecuencias en circuito
Entra el piloto en la curva, aplicando los frenos casi hasta el ápice y, de repente, la rueda delantera se orienta al interior de la curva y la moto se desploma saliéndose del asfalto. O, al final de una larga trazada en un asfalto empapado, al momento de aplicar los frenos, pierde de forma brusca el agarre en el neumático anterior y se pega un buen revolcón.
Todas estas caídas están producidas por un bloqueo de la rueda delantera a causa de pasarnos con la presión sobre el freno delantero mientras giramos. Hemos llevado al neumático más allá de su capacidad de agarre ya que, mientras le pedimos sujete a la moto dentro de la trazada de la curva, le exigimos que desacelere todo el conjunto.
Además son caídas prácticamente insalvables ya que los neumáticos de competición tienen unas prestaciones muy buenas, pero una tolerancia a errores crítica. Es decir, aguantan mucho pero cuando dicen adiós, toca arrastrón.
También hay casos de que la perdida de agarre es a causa de un bache, un movimiento brusco o un error de pilotaje, pero son las de menos.
Comúnmente las consecuencias son leves, ya que se tiene la moto ya tumbada y la caída es del tipo de arrastre. En cambio si se produce al inició de la entrada de curva, la cosa es más seria porque se cae desde el alto de la moto, el piloto rueda en vez de deslizar, y las clavículas sufren mucho.
La limpieza del deslizamiento y el comportamiento durante la brusca desaceleración en la grava de la escapatoria, definirá las consecuencias de la caída. Generalmente nada más que un enfado monumental y una marca en el mono.
Qué hacer si me ocurre en la carretera
Los neumáticos de calle son mucho más tolerantes. Si bien el límite del agarre es menor que un neumático de competición, y el peso mayor del vehículo no ayuda, también lo es el que las gomas avisan de forma clara que estamos llegando a terreno complicado y su comportamiento es mucho más noble y admite errores una vez superado el límite.
En caso de perder la rueda delantera, lo primero que hay que hacer es soltar los frenos
Aquí, aunque sigue siendo una situación crítica que casi siempre termina con nuestros huesos en el asfalto, dependiendo de varios factores, vamos a tener unos instantes para soltar los frenos y recuperar el agarre.
Si el problema viene porque hemos pisado algo resbaladizo, el asunto es bastante más complicado de superar y será el momento de darle el valor que se merece a la equipación que debemos llevar en todo momento.
Y así tenemos una razón más de peso para no buscar los límites de nuestros neumáticos en carretera y dejar la conducción deportiva a los circuitos.