¿Recuerdas cuáles son los BMW Art Cars? Aquí los tienes todos
El automóvil, con permiso del avión, es sin duda uno de los avances tecnológicos más importantes del siglo XX. Como tal, se ha convertido en musa de muchos artistas que lo han criticado, ensalzado, descompuesto o desviado de su función inicial. Desde sus inicios ha sido objeto de representación en pintura, en fotografía o en el cine (“Trafic”, de Jacques Tati, por ejemplo). Incluso algunos modelos han entrado en los museos de arte moderno por derecho propio (Citroën DS o Jaguar E-Type), pero nunca antes nadie se había atrevido a utilizarlo como soporte, rompiendo el espacio y llevando la creación hasta la propia carrocería.
Al menos, no hasta 1975. Ese año, Hervé Poulain, famoso en Francia por sus subastas internacionales de obras de arte, decidió unir sus dos grandes pasiones, el arte y el automóvil, en una sola. Para ello, le pidió a su amigo Alexander Calder, que decorase el BMW 3.0 CSL con el iba a competir en las 24 Horas de Le Mans de ese año. Nacían así los BMW Art Cars.
La figura de Hervé Poulain fue primordial en la creación de los Art Cars, ya no sólo por ser el instigador del primero de la larga saga, sino por su participación en la redacción de una obra fundamental para los estudios sobre arte y automóvil, sencillamente titulada “El Arte y el Automóvil”. A menudo, el automóvil ha sido considerado como un objeto de arte, pero pocas veces lo ha sido de manera tan clara y contundente como con los BMW Art Cars. Con ellos, más que nunca, el arte rima con automóvil.
BMW 3.0 CSL, 1975, por Alexander Calder (1898-1976)
Es el coche con el que empezó todo. Hervé Poulain, francés y subastador de arte iba a correr las 24 Horas de Le Mans de 1975 con un BMW 3.0 CSL. Se le ocurrió la genial idea de pedir a uno de sus amigos, el escultor estadounidense Alexander Calder, que le decorase el coche. Alexander Calder era famoso por sus esculturas y sus instalaciones gigantes, cuyos elementos abstractos y suspendidos se movían en una cambiante armonía.
Marcel Duchamp, artista francés y líder del movimiento Dada, los llamó “móviles”, al igual que los que se ponen encima de las cunas de los bebés. A Calder le interesaba el movimiento y al pintar sus propias líneas y formas con fuertes colores rompía con las líneas del coche. También fue el primero en crear el concepto de cuadro móvil. Alexander Calder murió el 11 de noviembre de 1976 en Nueva York, después de supervisar una gran retrospectiva sobre su obra.
BMW 3.0 CSL, 1976, por Frank Stella
Al año siguiente, Hervé Poulain volvía a correr las 24 Horas de Le Mans y lo hacía con otro 3.0 CSL decorado. Pero esta vez lo hacía contando con el apoyo de BMW. El elegido fue el estadounidense Frank Stella. Este artista minimalista dijo que veía su patrón como “una decoración agradable”. El patrón usado recuerda al del papel milimétrico extremadamente ampliado. Numerosas líneas corren a través de toda la carrocería y dejan el coche con un único y gran motivo.
Stella es uno de los máximos representantes de la abstracción geométrica y del constructivismo que daría lugar al arte minimalista. En este aspecto, su inspiración técnica (la hoja milimetrada) se inscribe claramente en la vertiente constructivista de su arte. Frank Stella, un apasionado del mundo del motor, tuvo las 24 Horas de Le Mans como “première” para su obra de arte.
BMW 320i, 1977, por Roy Lichtenstein (1923-1997)
Usando los famosos “Banday dots” (los puntos de impresión usados en los cómics baratos de los años 50 y 60, es decir en los pulp comics), Liechtenstein creó un coche cuya carrocería parecía reflejar la de un paisaje que desfila a gran velocidad. “El diseño muestra el paisaje a través del cual el coche es conducido”, explicó el artista. “Se podría decir que es una lista de todas las cosas que el coche experimenta. La diferencia es que el coche lo refleja antes de salir a la carretera”. El coche terminó segundo de su categoría en las 24 Horas de Le Mans de 1977.
BMW M1 Grupo 4, 1979, por Andy Warhol (1928-1987)
La colaboración entre Hervé Poulain y BMW para los Art Cars, prosiguió en 1979 con el M1 Grupo 4 cuando el francés volvería a correr las 24 Horas de Le Mans. Ese año, Andy Warhol se encargó de la decoración del coche. A diferencia de los anteriores artistas, que pintaban su obra sobre una maqueta para luego ser reproducida por sus asistentes en el verdadero coche, Andy Warhol pintó él mismo el M1. Usó pinceles de brocha gorda y para los detalles, sus dedos. Se dice que tardó 23 minutos en pintar el M1.
“Intenté hacer un retrato de la velocidad, explicó el artista pop. “Si un coche se mueve realmente rápido, todos los colores y las líneas se confunden”. El M1 de 470 CV terminó sexto absoluto en la prueba de resistencia de Le Mans de 1979. Sin duda, es uno de los Art Cars más famosos y, por si fuera poca la vinculación con el arte, el M1 se inspira directamente del concept car BMW Turbo del diseñador, pintor y escultor francés Paul Bracq (también autor del Mercedes SL “Pagoda”).
BMW 635 CSI, 1982, por Ernst Fuchs
El cupé 635 CSi no fue un formato que limitaba la expresión del artista austriaco, sino una superficie sobre la que proyectar su imaginación. “En la pintura, expreso varias experiencias, miedos, deseos e imploraciones, pero también la libre creación artística”, comentó Ernst Fuchs acerca del 635 CSi. “Lo llamo ‘Zorro de fuego a la caza de la liebre’. Representa una liebre corriendo que cruza una autopista y pasa por encima de un coche en llamas; es el miedo original y el anhelo de superar la dimensión en la que vivimos”.
BMW 635 CSI, 1986, por Robert Rauschenberg
El modelo dado, un BMW 635 CSi, al artista pop estadounidense Robert Rauschenberg es el único de los Art Cars con las especificaciones del mercado norteamericano (parachoques más prominentes y luces de laterales). Además, Rauschenberg incorporó parcialmente obras de arte clásicas, como el “Hombre del Mundo” (1535), de Bronzino, o la “Odalisque”, de Jean Auguste Dominique Ingres, y las combinó con sus propias fotografías de árboles y hierba proyectadas sobre la carrocería. También fue el primero en incorporar las ruedas al diseño, que representan platos de la antigüedad.
BMW M3 Grupo A, 1989, por Ken Done
Desde el primer momento, Ken Done tuvo una visión muy clara de cómo debía decorar el M3 que le cedió el departamento de Competición de BMW Australia. Por una parte, debía expresar su fascinación por el M3, y por otra, ser típicamente australiano y reflejar la vitalidad de su tierra natal. Ken decidió optar por colores exóticos y pintó loros y peces loro, animales que, para él, comparten la belleza y la velocidad. El coche de Done simboliza a la vez dinamismo y exotismo.
BMW M3 Grupo A, 1989, por Jagamara Nelson
En 1989, BMW Motorsport Australia también cedió un M3 a otro artista australiano, Michael Jagamara Nelson. Este artista aborigen transformó un M3 negro mate en una auténtica obra de arte Papunya. Sus dibujos pueden parecer abstractos, pero los que estén familiarizados con la mitología aborigen reconocerán canguros y emús.
Las pinturas Papunya, como ésta, se puede entender como vistas aéreas del paisaje. Representan diversas formas que simbolizan el agua, las cuevas, los hombres y los animales, así como los mitos religiosos (sueños) que se transmiten de generación en generación bajo la forma de pinturas rupestres.
BMW 535i, 1990, por Matazo Kayama (1927-2004)
En el diseño del BMW 535i, Matazo Kayama quería expresar el contenido tecnológico del BMW, a la vez que evocar el arte japonés. Reinterpretó una obra suya (“Nieve, Luna y Flores”), pero lo pintó con una técnica que no había usado hasta entonces: el aerógrafo.
Para enfatizar la elegancia del coche, Kayama aplicó una fina capa de sombra azul en algunas partes de la carrocería (de color plata). En una segunda fase utilizó técnicas clásicas japonesas, como el Kirigane (metal recortado) y Arare (técnica de impresión en hoja). Cortó pequeñas hojas de palta, oro y aluminio, y las transfirió una por una a la carrocería.
BMW 730i, 1990, por César Manrique (1919-1992)
El artista canario, que murió dos años después de crear esta emblemática obra en un trágico accidente de tráfico cerca de su casa en Lanzarote, usó colores fuertes y contrastados que parecen fluir naturalmente y converger con las líneas del coche. Para él, “combina las nociones de velocidad y aerodinamismo con el concepto de la atracción estética en un solo y mismo objeto”.
BMW 525i, 1991, por Esther Mahlangu
Esther Mahlangu, la primera mujer que creó un Art Car, quiso combinar el arte tradicional de su pueblo con la apariencia moderna de este BMW 525i. Un desafío que logró con maestría. Estas formas geométricas se encuentran en las casas de la tribu Ndebele. Para acostumbrarse a ese nuevo soporte, Esther no dudó en pintar primero una puerta de otro Serie 5 antes de lanzarse a la creación del primer African Art Car. Este 525i es, quizás, con el M1 de Andy Warhol, el más atemporal de los Art Cars.
BMW Z1, 1991, por A. R. Penck
Para A. R. Penck, el BMW Z1 ya era una obra de arte, expresión de la creatividad de los diseñadores e ingenieros. Para su obra, Penck se inspiró en los dibujos técnicos del Z1. El artista enfrenta la tecnicidad y modernidad del Z1 al lenguaje de los símbolos, cuya simplicidad recuerda las pinturas rupestres de la prehistoria. Sin embargo, al mismo tiempo, es un reto para el espectador, ya que, aparentemente, los símbolos, fruto de un largo proceso de abstracción, son en realidad parte de un código que hay que descifrar.
BMW V12LMR, 1999, por Jenny Holzer
El Art Car de Jenny Holzer devuelve los Art Cars a sus raíces: las 24 Horas de Le Mans. Para el decimoquinto Art Car, la artista conceptual norteamericana basó la decoración del coche en los códigos visuales del grafismo en la competición (letras cromadas de hojas de metal reflectante y color fosforescente), aunque aparentemente sólo lleve unos cuantos mensajes que, según Jenny Holzer, “probablemente nunca perderán su relevancia”.
Para comprender esta obra es primordial entender el contexto en el que se presenta. “Protect me from what I want” (“Protégeme de mis deseos”) hace referencia a la lucha por los primeros puestos y la gloria, mientras que “You are so complex you don’t respond to danger” (“Eres tan complejo que no respondes al peligro”) puede verse como una provocación en el mundo de la competición automovilística.
BMW 850 CSi, 1995, por David Hockney
“Pensé que probablemente sería una buena idea mostrar el interior del coche”, comentó el artista británico. Para llevar a cabo su idea tardó siete meses. En el capó se pueden apreciar los conductos de admisión estilizados y la silueta del conductor en la puerta izquierda. En el lado derecho también se aprecian atisbos de paisajes abstractos, “porque viajar en un coche significa atravesar paisajes”, una idea común a muchos otros artistas de la exclusiva lista de los Art Cars.
BMW M3 (E36) Superturismo, 1992, por Sandro Chia
Para Sandro Chia, este M3 no era el primer coche que pintaba. En su adolescencia ya pintaba grafitis en los automóviles. En este caso, el coche, de color blanco, parecía gritarle “¡Píntame!, ¡píntame!”. Y no paró hasta cubrir toda la carrocería. Por otra parte, Sandro Chia no dejó de lado la visión social (recurrente en los artistas grafiteros) al pintar una serie de caras que observan. Y es que, para Chia, “el coche es un objeto deseado. La gente lo mira detenidamente. Este coche refleja sus miradas”.
BMW H2R, 2007, por Olafur Eliasson
El proyecto de Eliasson transforma un objeto de diseño industrial avanzado en una obra de arte que refleja de forma poética la relación entre el calentamiento global y la industria del automóvil. El BMW H2R, animado por hidrógeno, fue desarrollado para conseguir récords de velocidad al mismo tiempo que sirvió para la investigación de una fuente de energía renovable.
Eliasson eliminó la carrocería exterior y la sustituyó por un complejo entramado metálico, de paneles y varias capas de hielo, que unos ventiladores fueron moldeando, simulando la velocidad del coche. Sin duda es el Art Car más abstracto y difícil de entender, fue desvelado en 2007 en el San Francisco Museum of Modern Art, en el corazón de una región con pasión por el automóvil y a la punta de la conciencia ecológica.
BMW M3 GT2, 2010, por Jeff Koons
De nuevo, un Art Car de BMW vuelve a los orígenes, en más de un sentido. Este M3 GT2 decorado por Jeff Koons también compitió en las míticas 24 Horas de Le Mans. Jeff Koons es un artista norteamericano famoso por crear reproducciones en tamaño gigante de objetos moldeados con globos de ilusionista en acero inoxidable y con acabado tipo espejo. La presentación del coche se llevó a cabo en el Centro Georges Pompidou de París, uno de los mayores museos de arte moderno de Europa, el 2 de junio de 2010, como una obra de arte más. Diez días más tarde participó en las 24 Horas de Le Mans.
Al igual que otros artistas antes que él, Koons se inspiró en la velocidad y en los propios coches, como lo hicieron antes Liechtenstein o Warhol. El norteamericano tomó como referencia numerosas fotografías de coches de competición que pasaban a gran velocidad. El resultado final es impresionante, una decoración que emana velocidad incluso cuando el coche está parado. Lamentablemente, en carrera el BMW M3 GT2 con el dorsal número 79 pilotado con Andy Priaulx, Dirk Müller y Dirk Werner no logró terminar la prueba.
¿Y ahora qué?
Las dos últimas creaciones para la saga de los BMW Art Cars son el BMW Serie 7 Individual realizado por Esther Mahlangu, que vuelve a colaborar con BMW, y el BMW M6 GT3 de John Baldessari y Cao Fei. Si bien ya hemos visto hace unos días el Serie 7 de Esther Mahlangu, Baldassari y Fei todavía no han desvelado el M6 GT3.