Como cada año por estas fechas, Audi nos citó para experimentar en primera persona cómo es el curso Sportscar de la Audi Driving Experience, la escuela de conducción que la marca pone a disposición de todo aquel que quiera mejorar su nivel de pilotaje y por qué no, de paso experimentar lo que se siente al volante del nuevo Audi R8 V10 Plus de 610 CV.
En esta ocasión la marca alemana había abandonado el tradicional Circuit de Catalunya, donde tradicionalmente se llevaban a cabo estos cursos, para citarnos en otros sitio mucho más exclusivo, atractivo y técnico, el Ascari Race Resort. Más de 15.000 caballos en pista con los Audi más potentes de la gama dieron para hacer todo esto que te contamos a continuación.
Hace unos meses tuvimos la ocasión de probar el Audi R8 V10 Plus, una bestia de 610 caballos de potencia, en carretera. El superdeportivo nos dejó boquiabiertos con su evolución respecto al modelo anterior. Ahora es mucho más rápido, mucho más ágil, se percibe más ligero y parece más fácil de conducir, además de incorporar las últimas tecnologías desarrolladas por Audi, como el Audi Virtual Cockpit.
Pero con semejantes cifras de potencia, cualquier carretera se queda corta para intentar sacar un mínimo de provecho a un coche que está llamado a competir de tú a tú con los mejores coches deportivos del mercado. No olvidemos que este juguete es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos, 0 a 200 km/h en 9,9 segundos y alcanzar una velocidad punta de 330 km/h. ¡Miedo!
Por eso, cuando vimos que la Audi Driving Experience se celebraría en el Ascari Race Resort, el exclusivo complejo situado en la localidad malagueña de Ronda, no pudimos evitar decir que sí a ponernos de nuevo al volante de la gran bestia de Inglostaad. Y de otros aparatos también muy bestias que Audi nos había preparado.
Aprendiendo a trazar con los Audi RS7 Performance de 605 CV
Antes de lanzarnos a pista con los nuevos R8 Plus, los responsables de la escuela de conducción de Audi en España querían ponernos a prueba analizando cómo éramos capaces de trazar las curvas. Para ello nos pusieron al volante de los espectaculares Audi RS7 Performance, las versiones todavía más vitaminadas que llevan la potencia de esta berlina deportiva desde los 560 CV hasta los 605 CV.
Un cono en el punto de giro, otro en el vértice de la curva y un tercero a la salida de la misma nos servirían para ir desentumenciendo los músculos y agilizando los reflejos, porque os aseguro que con esa potencia bajo el pie derecho y con la capacidad que tienen estos coches para transmitir todos los caballos al asfalto, todo pasa muy deprisa.
Tras una serie de trazadas a las curvas más rápidas del circuito en las que el RS7 Performance me dejó claro que puede ser uno de los coches en el que puedes llevar más rápido a tus hijos al colegio, tocaba volver a aprender a frenar. Y para eso, había otro coche familiar esperándonos.
Frenadas al límite en los Audi RS6 Performance
Un grupo de cinco preciosos Audi RS6 Performance en color Gris Nardo (sí, ese es el nombre de esta opción) nos esperaban encarando una larga recta en la que se dibujaba un carril de conos que parecía cortado al final. El ejercicio consistía en una frenada con esquiva, es decir, con una serie de conos al fondo del carril que simulaban un obstáculo inesperado que había surgido en nuestro camino.
El Audi RS6 Performance, un coche que probamos hace solo unas semanas, es otra bestia de 605 CV capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y de 0 a 200 km/h en 12,1 segundos, y eso que estamos hablando de una gigantesca berlina familiar de más de dos toneladas de peso.
Así pues, podéis imaginaros que en el modo Sport del Audi Drive Select y pisando a fondo como nos pedía el monitor, llegábamos a la zona de frenada a una estratosférica velocidad que superaba los 130 km/h, más de lo legalmente permitido en carretera en nuestro país. En sus descomunales llantas de 21 pulgadas se esconden discos de frenos carbono cerámicos ventilados de 390 milímetros del eje delantero con pinzas de seis pistones, paelleras tan grandes que en ellas se podría hacer un arroz para 10 comensales.
La potencia de frenada queda fuera de toda duda cuando, después de cuatro frenadas a fondo en las que pensé que el pedal de freno iba a salir por el suelo del coche, éste seguía deteniéndose con la misma efectividad y lo que es más importante, a pesar de la enorme inercia generada, nos permitía esquivar la barrera de conos dispuesta al fondo del carril de aceleración.
Por fin salimos a pista con los Audi R8 V10 Plus
Después de esos dos primeros ejercicios, creo que ya estábamos con los sentidos los suficientemente a flor de piel como para ponernos al volante de la estrella de la jornada, el Audi R8 V10 Plus de 610 caballos. El formato elegido en la Audi Driving Experience consiste en llevar un coche liebre con un monitor que teóricamente va marcando la trazada buena y el ritmo adecuado para los cuatro coches que le persiguen.
Sin más dilación, salimos a pista al volante del superdeportivo de motor central, escuchando cómo ese gigantesco 5.2 V10 es capaz de poner los pelos de punta a cualquiera con su estruendo. Durante las primeras curvas, el monitor va manteniendo un ritmo seguro para ver cómo se mueve el convoy que le sigue, y asegurarse que nadie se queda descolgado en el grupo.
Poco a poco, muy poco al poco, el ritmo va en aumento y comenzamos a utilizar las referencias que merece un coche de este tipo. Las primeras curvas rápidas me sirven para refrendar algo que ya había percibido cuando probamos el superdeportivo en carretera: este coche ha mejorado una barbaridad en cuanto a agilidad y velocidad de paso por curva.
No debemos olvidar que aunque no lo parezca, el Audi R8 de segunda generación es un desarrollo completamente nuevo respecto al primero. Aunque ambos mantienen arquitectura y motor en común, el chasis Audi Space Frame ahora tiene la parte central en fibra de carbono, lo cual hace que el coche se perciba sensiblemente más ágil y ligero de lo que lo hacía antes.
Vamos en el modo Sport, ya que el modo Race disponible a través de un botón situado en el volante no está disponible por cuestiones de seguridad. No olvidemos que con el activado, las que se desactivan son las ayudas a la conducción, dejándonos un superdeportivo puro y excitante como pocos.
Muy permisivo
Vuelta tras vuelta el precioso trazado de Ascari, dibujado con maestría en plena serranía de Ronda, invita a pisarle más y más al coche, tal vez animado porque el conjunto parecer permitir absolutamente todo lo que le pidamos. Las ayudas a la conducción están tan bien puestas a punto que solo intervienen cuando es absolutamente imprescindible para mantener el control de la situación, y eso permite llevar un ritmo endiablado.
Sorprende que un coche así permita frenar en apoyo muy fuerte y que apenas se mueva, sorprende que puedas variar la trayectoria en plena curva para copiar la trayectoria que el monitor ha decidido marcar en la chicane de atrás, sorprende que puedas dar gas tan pronto, incluso unos centímetros antes el vértice de la curva, y más si tienes en cuenta que casi todos esos 610 CV se están transmitiendo al eje trasero.
Pero parece que en este sentido el Audi R8 V10 Plus ha conseguido lo que muy pocos son capaces de conseguir. Sigue siendo un coche tremendamente eficaz, rápido y con un paso por curva envidiable gracias en parte a una aerodinámica muy trabajada, pero al mismo tiempo permite conducirlo a un ritmo de carreras incluso si no eres un experto en la materia.
En este sentido me recordó un poco al Nissan GT-R, uno de sus rivales que destaca precisamente por eso, porque permite a cualquiera que tenga unas nociones medias de conducción deportiva acercarse a los registros que, con el modelo anterior, solo sería capaz de conseguir un piloto experimentado.
Imposible no disfrutar con esta experiencia
Después de una breve parada en boxes para coger fuerzas y reposar las cervicales, tocaba volver a pista para la última tanda. Era el momento de dar el máximo, de aprender todas las lecciones de conducción que nos había dado el monitor y de disfrutar de esta experiencia única. No todos los días puedes conducir un coche de más de 600 caballos, y menos en un circuito tan bonito y técnico como este.
Salimos apurando el motor V10 hasta las 8.700 rpm, que es donde se sitúa el corte de encendido. Se enciende en rojo parpadeante todo el Audi Virtual Cockpit, y es el momento de cambiar de marcha con las levas situadas detrás del volante. El cambio S Tronic de 7 velocidades es mucho más rápido y preciso que antes, tanto a la hora de subir como de bajar marchas y en parte es por los mandos electrónicos shift-by-wire.
Me impresiona lo pegado que va el coche al asfalto, especialmente en algunas curvas rápidas, como la de derechas que une las dos rectas posteriores del circuito. Saliendo lanzado desde la curva anterior, se encara esa rápida a derechas a más de 220 km/h, y la confianza que transmite el coche es absoluta.
En la peraltada larga de detrás destaca la rigidez del conjunto, hace gala de un 40 por ciento más de rigidez torsional que su antecesor. También destacan las fuerzas G que el coche es capaz de soportar y que hacen que mi cuello esté a punto de decir basta en varias ocasiones. La lubricación por cárter seco asegura que el motor siempre funcione de forma óptima.
Sin apenas darnos cuenta, la sesión llegaba a su fin y volvíamos a boxes con la satisfacción de haber conducido uno de los mejores coches superdeportivos del mercado. El Audi R8 V10 Plus es muy superior en todos los sentidos al primer Audi R8, un coche que nunca dejó de ser uno de los referentes en su segmento. También estoy seguro que para poder probar de verdad un coche de este calibre, deberás hacerlo en un circuito, ya sea en unas tandas o en actividades como la Audi Driving Experience.
Una vuelta con Miguel Molina en el Audi R8 V10 Plus
Para despedir la jornada, Audi España nos había preparado una sorpresa muy gratificante. Con nosotros estaba Miguel Molina, el piloto español del DTM que ganó una de las últimas carreras de la temporada 2016 en el Circuito de Hockenheim, quien tenía a su disposición un impresionante Audi R8 V10 Plus de color naranja para hacer copilotajes a los allí presentes.
Nada más bajarme de mi última tanda con el R8, la más rápida para mí, me subí con Miguel Molina y salimos a pista. Solo por la forma en la que salimos de boxes y nos incorporamos a la pista o por cómo encaró las tres primeras curvas me di cuenta de que el ritmo al que había dado mis vueltas estaba a años luz de los límites físicos del coche.
Miguel, sin apenas esfuerzo y con una cara de relajación impresionante, llevaba el coche a una velocidad muy superior a la que habíamos ido detrás del monitor. Lo cruza en la entrada de una curva como si se tratase de un tracción trasera y salimos haciendo una preciosa derrapada que hace salir humo de los ya maltrechos neumáticos traseros. La carcajada de ambos es inevitable.
Le pregunto entonces que cuantas veces había rodado en Ascari, porque parece conocerse el circuito al dedillo. "Nunca, hoy ha sido mi primera vez", me contesta mientras pone el coche a más de 240 km/h en la doble recta de atrás. Mientras trazamos la curva rápida a derechas a más de 250 km/h, apuntilla diciendo que "es un circuito muy bonito y técnico, y este coche te permite todo. Es impresionante cómo ha mejorado el R8 del anterior a este".
Trazamos la chicane atacando los vértices como si estuviésemos llevando un coche de rallyes, tomamos la parabólica gas a fondo y lo cruza una vez más a la salida de la siguiente frenada para deleitarnos con una última derrapada que se corrige a base de gas para que el nuevo embrague multidisco electrohidráulico integrado en el diferencial delantero transmita a las ruedas delanteras el par calculado en apenas unos milisegundos.
Después de esta vuelta con un piloto profesional al volante, creo que pocos coches de calle pueden ser más eficaces que este nuevo Audi R8 V10 Plus en circuito. Y si hay alguno capaz de plantarle cara, podéis tener por seguro que intentaré probarlo y que un piloto me demuestre, como en esta ocasión, de lo que es capaz.