"Mi mamá siempre fue la mamá más genial del vecindario". Lo dice el dueño de un taller en Illiniois, que restauró un sesentero Cadillac para que su adorada madre disfrutara a su mandos en su tranquila vida de jubilada. Tranquila, pero nada aburrida.
De profesión camionera, esta abuela de 79 años ha descubierto su nueva pasión: quemar rueda a lo bestia en competiciones burnout. Se le da muy pero que voy bien: ya se ha llevado varios premios. ¿Se puede ser más entrañable y maravillosa?
"Cuando ven ese pelo blanco y ese coche blanco, se vuelven locos"
Annie Koehler reside en Bethaldo, Illinois. Allí su hijo, Jamie Hutchinsde 60 años de edad, regenta un taller y hace poco le regaló un Cadillac 1957 que ha restaurado. Bajo el capó, un generoso motor chevy V8 de 8.2 litros que ronda los 500 CV le da vida. Es atmosférico, nada de turbo ni sobrealimentación. De la vieja escuela.
Annie y Jamie decidieron echarse a la carretera el mes pasado para darle un estreno a la altura al Cadillac: un viaje desde esta villa del condado de Madison hasta California y vuelta. Más de 6.759 km. Todo en nueve días, "con las ventanillas bajadas y 1.500 litros de gasolina".
Pero además de disfrutar del estupendo periplo, decidieron parar por el camino en varias competiciones burnout. Por ejemplo el International Route 66 Mother Road Festival en Springfield (Illinois) o el Eville Shindig en Evansville en Indiana.
Fue entonces cuando descubrieron que Koehler es toda una maestra del noble arte de quemar rueda. Es en lo que consiste el burnout: acelerar a fondo en parado a la vez que se frena, lo que provoca ese humo saliendo de la goma al friccionar sobre el asfalto. Así, ha ganado varios primeros premios: por ejemplo en la de Springfield obtuvo el primer puesto. "Cuando ven ese pelo blanco y ese coche blanco, se vuelven locos", presume para Daily Mail.
El desparpajo de esta estupenda anciana, con ocho nietos en su haber, no tiene techo. Según publica The Drive se puso en contacto con esta publicación para publicitarse. "Creo que os gustaría verme haciendo quemados estáticos en mi Caddy".
Es más, les pidió sugerencias de concursos de este tipo para seguir ampliando su palmarés. Hot Rod Annie, la han bautizado. Perfecta definición. Annie también se ha abierto un canal de YouTube, donde ha colgado un par de vídeos demostrando de lo que es capaz en estas competiciones burnout.
Para ella la jubilación está siendo una segunda vida, llena de placeres. Y es que este verano publicó un libro infantil ilustrado en el que llevaba trabajando desde la década de los 90. Además de conducir un camión para ganarse la vida, cuando en activo también tocaba en un grupo de música en sus ratos libres. Es realmente fascinante.
Annie no es la única que merece un hueco en el Olimpo de las abuelas increíbles. La suiza Sonja M. Heiniger, con sus 83 años va a fuego en circuitos con su Lamborghini Gallardo Super Trofeo Stradale y su Porsche 911 GT3 RS. Verla en acción es increíble. También merece especial mención Hellen Collins, de 80 años, que logró aterrizar un avión tras fallecer su marido, y piloto, en pleno vuelo. Grandes mujeres.