Este vídeo no va a pasar a la colección de Gente con mucha suerte por respeto a Faraday y su jaula (para los desmemoriados, este artículo sobre el tema), pero es igualmente espectacular. Si se os resiste el inglés, no os preocupéis: la idea de fondo se aprecia hasta con el volumen al mínimo.
No sólo se trata de salvar o no el pellejo cuando nos parte un rayo (bueno, vale, cuando nos cae encima del coche), sino de los daños que causa en el asfalto, que es adonde va a parar la fuerte descarga eléctrica caída del cielo. Por eso, porque verano no es sólo sinónimo de sol y playa (y de carreteras de costa por las que conducir), y porque si no tenemos eso en cuenta el factor sorpresa se nos puede volver en contra, ¡cuidado con las tormentas veraniegas!
En Motorpasión | ¿Conducir un coche durante una tormenta es peligroso?