Vamos a animar la mañana del domingo con algo que sé que estábais deseando ver, que pasaría si un Chevrolet Corvette C4 tuviese un hijo con un Chevrolet Camaro del ’73 (o vete tú a saber que año). Siempre se ha dicho que de padres guapos salen hijos guapos. Pues no, este no es el caso.
Hay que tener en cuenta que todavía no está terminado y los pegotes de una y otra cosa que abarrotan esa desvencijada carrocería no le favorecen en absoluto, pero es que creo que será igual verlo acabado. El resultado será el mismo, mirar hacía otro lado.
No contento con fusionar ambos modelos, su dueño ha decidido darle el toque picante añadiendo genes de otra familia. Las entradas laterales no estaban presentes en el Chevrolet Camaro, sino en su primo, el Pontiac Firebird Trans Am de segunda generación. Ya puestos, para hacer la barbaridad aún más grande, podía haber cogido el chasis de un Hummer H2 y haberse hecho un Big Foot. Puestos a hacer cosas surrealistas, hagámoslas bien.
Vía | Autoblog
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