Cuando una marca generalista se involucra en el proceso de concepción de un pepino tan serio como el Ford GT y quiere hacerlo bien, no importa cuánto haya que gastarse. El superdeportivo americano está pensado para correr en circuitos como Le Mans o Spa-Francorchamps y su rendimiento tiene que ser lo mejor posible antes de pisar el asfalto de aquellas pistas.
Aunque a veces incluso las aptitudes de los coches superan las de las instalaciones, por eso en Ford no se han cortado un pelo y se va a gastar la friolera de 200 millones de dólares (unos 189 millones de euros) en un complejo centro de desarrollo y tecnología que incluye un sofisticado túnel de viento para poner a prueba la aerodinámica.
Un túnel del futuro para los coches del futuro
La realidad es que los vehículos no son objetos inertes depositados sobre una superficie inmóvil, sino que están hechos para rodar. Para conseguir el máximo realismo en las simulaciones de su túnel de viento, Ford quiere implementar un complejo sistema de cintas que hagan las veces de un suelo sobre el que el coche se "desplace" mientras se proyecta aire a alta velocidad.
Estas nuevas instalaciones se construirán en 53.000 metros cuadrados de tierra en Allen Park (Michigan) y las obras darán comienzo en esta primavera para finalizarse, teóricamente, en otoño de 2019.
Jacqueline Shuk (ingeniera jefe de evaluación y verificación de vehículos) afirma que "con unas condiciones mucho más parecidas a las del mundo real podremos analizar a fondo el comportamiento del aire antes de poner los coches en circulación. Igual que avanza la tecnología en nuestros vehículos tenemos que mejorar nuestras simulaciones en las fases de diseño y desarrollo."
Junto con la movilidad eléctrica vienen de la mano una serie de tecnologías aplicadas en la optimización de los recursos para incrementar la autonomía. Lejos de centrarse únicamente en el desarrollo de superdeportivos este túnel ayudará al desarrollo de aerodinámicas más efectivas e inteligentes con las que minimizar el consumo de sus coches.