Probar un coche para realizar luego un reportaje es una de esas experiencias que molan. No hay más que ver cómo se lo pasan los compañeros cuando realizan pruebas de coches (o yo mismo, aunque sea a otro ritmo, en las presentaciones de coches a las que asisto). Pero claro, si te lo pasas demasiado bien, puedes llegar a perder el control y acabar como el amigo que destrozó este Lamborghini Gallardo valorado en 536.000 dólares (una burrada similar en euros, al cambio).
Se trataba de un Gallardo 560-4 de aquellos que se presentaron con un lavado de cara suave en el Salón de París del año pasado para celebrar el 50 aniversario de la marca. Nunca nadie le dio un homenaje tan sentido a la última edición de un superdeportivo. ¡Premio Pulitzer para el caballero!
Esto pasó en Hangzhou, China. Había llovido, el asfalto estaba muy mojado y el coche, nuevecito. Hasta que lo pilló un periodista chino de 30 añitos que se debió de emocionar algo más de la cuenta. Cuentan que Zhu, que así se llama el compañero, es un experimentado conductor, así que debió de calcular mal o estornudar en el peor momento o alguna cosa por el estilo.
Él está bien; el coche, no tanto. Y Dolorpasión™ ocurre en domingo. Yo, por si acaso, seguiré probando utilitarios, compactos, SUV y trastitos por el estilo para comentar qué tal tienen los respaldos y las guanteras. Que parece que no, pero los bicharracos estos como el del amigo Zhu, con sus 560 caballos, se me antojan fieras corrupias. Por mucha tracción permanente que lleven.
Vía | Jalopnik En Motorpasión | Dolorpasión™: destlozo mi Maserati Quattroporte porque es mío