"En la autoescuela sólo me enseñaron a aprobar". Si me dieran un euro por cada vez que he leído o escuchado esta frase, las ortodoncias de mis hijas estarían ya pagadas. Pero como hablar es gratis, no lo están. Todos tenemos una familia que mantener, un banquero apadrinado, esas cosas. Y todos nos debemos a nuestro trabajo, sea este el trabajo que sea. En consecuencia, cada cual hace su trabajo como mejor sabe, para poder mantener a esa familia y a ese banquero apadrinado. Aunque se equivoque en las formas de llevar a cabo su labor.
Cuando todavía resuena la idea de María Seguí de utilizar vídeos en el examen teórico para obtener el permiso de conducir, un vídeo publicado por una autoescuela en septiembre de 2015 ha llamado mi atención. Se trata de un tutorial para ayudar a aprobar el examen del carnet de conducir en Móstoles. Y he flipado en colores con su visionado. Aviso: son casi 42 minutos de recorrido continuo, comentado por un profesor.
Móstoles, donde Madrid se examina
Como quizá sepa cualquier conductor de España, aunque resida allá por la Estaca de Bares, Tarifa, el Cabo Touriñán o el Cabo de Creus, Móstoles es la capital del examen de conducir para buena parte de los residentes en Madrid y alrededores. De hecho, las quejas vecinales por el aluvión de coches de autoescuela —con un millar de examinandos cada día en un municipio de 210.000 habitantes, que se dice pronto— motivaron en 2008 restricciones de paso para estos vehículos.
Total, que Móstoles es la ciudad de la L blanca con fondo azul. Y con el fin de resolver las posibles inquietudes de los aspirantes a la obtención del permiso de conducir en aquella zona, alguien tuvo la idea de grabar un vídeo como este:
En el vídeo se observa a un profesor de formación vial llamado Rubén que circula por Móstoles, realizando un circuito de posible examen, empezando en el Centro de Exámenes de la DGT y volviendo al mismo, mientras explica de manera detallada los problemas que se puede encontrar cualquier alumno en el examen, así como las faltas que le pueden caer si hace las cosas de manera indebida.
En su recorrido, Rubén va pasando lista a los "puntos críticos" de Móstoles, según sus propias palabras. La curva tal, el Stop cual, el espejo aquel de allá, la calle que según el profesor es "criminal"... En algunas explicaciones extrapola y comenta que tales situaciones se pueden encontrar en cualquier otro lugar, por lo que resulta útil adoptar como hábitos ciertas medidas —por ejemplo, considerar que cualquier vía es de doble sentido hasta que se demuestre lo contrario.
Sin embargo, la mayor parte del tiempo la dedica a comentar cómo se producen los suspensos en la zona; en pocas ocasiones habla de riesgos viales verdaderos, más allá de los riesgos de no aprobar un examen práctico.
Lo cual nos lleva a un interesante debate.
¿Es compatible una formación basada en trucos con el aprendizaje de la conducción segura y eficaz?
Confieso mi posicionamiento: soy contrario a los trucos mnemotécnicos. Estoy convencido de que únicamente tienen valor cuando lo que se pretende es aprobar. Por lo tanto, los utilicé cuando alguna asignatura no me motivaba para estudiar, o cuando la evaluación de la asignatura se medía a peso, por el número de conceptos aprendidos de memoria para ser vomitados sobre un blanco folio, pero (creo que) no he recurrido nunca a ellos cuando he enseñado a conducir.
Siendo coherente con este posicionamiento, enseñar trucos para aprobar el examen práctico de conducir me parece un empobrecimiento que sólo beneficia —y quizá únicamente a corto plazo, además— a quien imparte los trucos, no a quien los recibe con la sonrisa de satisfacción del preconductor que, en su inocencia, cree que el día del examen es el día más importante de su vida como conductor. No lo es. El día más importante de cualquier conductor es el primer día que asume completamente su responsabilidad como conductor. En solitario, con un volante entre manos y sin nadie que le saque las castañas del fuego.
Y ahí no hay trucos que valgan.
Lo de ver a un profesor pasando revista a calles concretas me recuerda a los tiempos de los abuelos, cuando se examinaban los alumnos con el coche en circuito y allí realizaban las maniobras de estacionamiento y demás. Utilizaban hormas, marcas pintadas en el suelo y en las vallas y en los coches y en todas partes, para llevar a cabo estas maniobras: "Cuando veas que esta marca y esta otra coinciden, gira hasta aquí, y luego cuando veas que...". ¡Menuda chapuza! En cuanto cogían luego su propio coche, sin marcas, refregón contra el mundo real.
Esa es la formación que dan los trucos. Sirven para el día del examen, y luego... nunca mais. ¿Realmente son esos los conductores que queremos en el asfalto? Es más, ¿realmente el alumno paga un dineral para que le enseñen trucos que luego no podrá utilizar en su vida como conductor? Si es así, que tengamos todos mucha suerte cuando apruebe el examen. Y si no, ya me explicará ese alumno qué está haciendo con esa formación que está pagando pero no recibiendo.
De los "puntos críticos" a lo crítico de grabar un vídeo
En algunos lugares del recorrido, el profesor Rubén encuentra puntos donde la configuración de la vía o su señalización son deficientes. Aquí, habría que ver si es interesante que los alumnos se acostumbren a que el mundo es imperfecto, o si todo debería ser como un inmenso set de Playmobil, donde el asfalto siempre es negro y la pintura visible. ¿Qué les prepara mejor para el futuro?
Evidentemente, hay calles y carreteras que están hechas un asco, y en algunos casos habría como para colgar de los pulgares a su responsable, por ser un irresponsable. Pero ese es el mundo en el que tendrá que vivir el preconductor cuando sea conductor. Y, más que enseñarle que existe una determinada calle donde puede suspender —o además de—, sería interesante que el preconductor aprendiera a identificar estos riesgos y a obrar en consecuencia.
Y para casos extremos... Recuerdo que en mi zona de examen, hace unos años ya, abrieron a la circulación un vial nuevo que, por la razón que fuese, tenía un problema con las señales de limitación de velocidad. Aquel problema derivaba en un riesgo si cumplíamos la norma, debido a una disparidad de velocidades que se generaba al unirse dos carriles en una sola calzada, ya que los vehículos del carril derecho duplicaban en velocidad a los del carril izquierdo, ahí es nada.
Bien. Yo mismo me puse en contacto con el titular de la vía y le expuse el tema de forma razonada. Además le dejé caer que aquello pillaba en plena zona de examen, por lo que corríamos un riesgo bien majo si observábamos la norma de forma escrupulosa. Un par de semanas tardaron en cambiar la señalización para poner algo un poco más correcto, eliminando ese riesgo que corríamos.
No es extraño que una zona de examen tenga ciertos puntos críticos. De hecho, lo chungo viene cuando uno tiene que enseñar en una ciudad donde todo es perfecto y nunca sucede nada anómalo. 'El show de Truman', en el entorno de la autoescuela, hasta que el alumno Truman sale de la burbuja, se aleja de su profesor omnisciente y encuentra un mundo más complicado que aquel donde se formó de manera insuficiente. No, más vale que haya puntos críticos, aunque en ocasiones no sirvan para el aprendizaje. ¿O sí que sirven?
Un ejemplo de puntos críticos de chichinabo que habré explicado yo mil veces: en mi zona de examen existe una área donde la circulación está prohibida a los coches de autoescuela, con sus señales y todo. Pues sí, es cuestión de darle una vuelta alrededor con el alumno, y hasta enseñarle un mapa de Google con el área marcada en rojo. Pero, por encima de todo, es cuestión de que el alumno aprenda a observar señales: las de coches de autoescuela, y todas. Por si acaso tiene que observar alguna vez más en su vida señales de tráfico. De cualquier índole.
Es una manera de darle la vuelta a la tortilla y aprovechar que tienes que explicar una chuminada para que esa chuminada cobre valor. La observación necesaria para una conducción preventiva, por ejemplo. La conducción comentada no es mi estilo más allá de las primeras prácticas, pero también funciona en casos recalcitrantes: "Ahora estoy mirando esto, ahora estoy mirando aquello otro...". Pautas de observación, que se llaman, y que van más allá de ese mirar de izquierda a derecha en los pasos de peatones que se repite en el vídeo como una única obsesión con la que esquivar la calificación de no apto.
Cuando se graba un vídeo con el que se pretende ser didáctico, uno tiene que ser consciente de lo que hace, de cómo lo hace y de por qué lo hace. Si en un vídeo que en principio está dirigido a gente que ya se prepara para examen un profesor tiene que andar recordando normas básicas, como la adaptación de la velocidad a las circunstancias o la posición para un cambio de dirección, mal asunto.
Pero si en el momento de grabar el vídeo resulta que un semáforo se pone en amarillo fijo y el profesor se ha pasado de la línea de detención, que precisamente ese es el "punto crítico" que pretendía mostrar, lo que de ninguna manera se puede esperar de un profesor de formación vial es que recomiende poner marcha atrás y rezar para que el conductor que le sigue no le bloquee el paso (¡!).
Esto sucede en el punto 34:10 del vídeo, y es sinceramente lamentable. Dice así el protagonista de la acción:
"Lo que tendríamos que hacer nosotros, y si atrás no me han bloqueado, es dar hacia atrás y dar hacia atrás, más que nada porque la línea de detención está aquí, a esta altura."
Si acudimos al Reglamento General de Circulación, encontramos esto:
Artículo 146. Semáforos circulares para vehículos.
El significado de sus luces y flechas es el siguiente:
a) Una luz roja no intermitente prohíbe el paso.
Mientras permanece encendida, los vehículos no deben rebasar el semáforo ni, si existe, la línea de detención anterior más próxima a aquél. Si el semáforo estuviese dentro o al lado opuesto de una intersección, los vehículos no deben internarse en ésta ni, si existe, rebasar la línea de detención situada antes de aquélla.
(...)
c) Una luz amarilla no intermitente significa que los vehículos deben detenerse en las mismas condiciones que si se tratara de una luz roja fija, a no ser que, cuando se encienda, el vehículo se encuentre tan cerca del lugar de detención que no pueda detenerse antes del semáforo en condiciones de seguridad suficientes.
(...)
Traducido: tal y como se aprecia claramente en el vídeo, el vehículo llega a la línea de detención y justo cuando está a punto de pasar por encima de ella, prácticamente cuando empieza a rebasarla, es cuando el semáforo cambia a fase amarilla. Por tanto, lo adecuado habría sido continuar la marcha. Pero incluso así, sigamos leyendo...
Artículo 59. Intersecciones.
Aun cuando goce de prioridad de paso, ningún conductor deberá penetrar con su vehículo en una intersección o en un paso para peatones o para ciclistas si la situación de la circulación es tal que, previsiblemente, pueda quedar detenido de forma que impida u obstruya la circulación transversal (artículo 24.2 del texto articulado).
Todo conductor que tenga detenido su vehículo en una intersección regulada por semáforo y su situación constituya obstáculo para la circulación deberá salir de aquélla sin esperar a que se permita la circulación en la dirección que se propone tomar, siempre que al hacerlo no entorpezca la marcha de los demás usuarios que avancen en el sentido permitido (artículo 24.3 del texto articulado).
Las infracciones a las normas de este precepto tendrán la consideración de graves, conforme se prevé en el artículo 65.4.c) del texto articulado.
Es decir, una vez rebasada la línea de detención, una vez liada parda, no la liemos más todavía. Si no entorpecemos a nadie, nos quedamos quietos. Y si es que entorpecemos el giro del autobús, en previsión del cual la línea de detención está tan adelantada en esta intersección, según explica el mismo profesor del vídeo, lo adecuado es abandonar el lugar, siempre en condiciones de seguridad.
Pero la tercera es ya el remate de fin de fiesta:
Artículo 80. Normas generales.
1. Se prohíbe circular hacia atrás, salvo en los casos en que no sea posible marchar hacia adelante ni cambiar de dirección o sentido de marcha, y en las maniobras complementarias de otra que la exija, y siempre con el recorrido mínimo indispensable para efectuarla (artículo 31.1 del texto articulado).
El recorrido hacia atrás, como maniobra complementaria de la parada, el estacionamiento o la incorporación a la circulación, no podrá ser superior a 15 metros ni invadir un cruce de vías.
Se prohíbe la maniobra de marcha atrás en autovías y autopistas (artículo 31.3 del texto articulado).
Las infracciones a las normas de este precepto, cuando constituyan un supuesto de circulación en sentido contrario al estipulado, tendrá la consideración de muy graves, conforme se prevé en el artículo 65.5.f) del texto articulado.
Nada más que añadir... salvo un detalle: este vídeo, con estos fallos garrafales dados por correctos, lo han visto miles de personas, y previsiblemente muchas de ellas habrán sido preconductores que buscaban las palabras de un profesor para utilizarlas como guía. Aunque fuera sólo para aprobar el examen de marras.
Y esto es lo más grave de todo. Un error lo puede cometer cualquiera, pero mantener como correcto un material que es erróneo... es otra cosa.
Dime cómo evalúas y te diré qué enseñas, o mejor dime lo que enseñas y ya te diré yo cómo te evalúo
Dime cómo evalúas y te diré qué enseñas es uno de esos mantras de la profesión que, de pura repetición, acaba por gastarse sin que en ocasiones se repare en su valor. Si la DGT no perpetrara exámenes como los que en ocasiones perpetra, no habría lugar para vídeos como el que hemos visto, ni habría lugar para trucos sino para una demostración veraz de conocimientos, destrezas y actitudes sobre la conducción segura y eficaz.
Desde el momento en que se repiten recorridos y se reutilizan escenarios una y otra vez, se fomenta que existan estas prácticas. Se fomenta que el alumno aprenda a esquivar un suspenso, incluso más que a buscar un aprobado.
Nunca olvidaré unas palabras que nos dedicaron dos jefes de examinadores cuando en mi promoción de profes estábamos a punto de saltar al ruedo de la enseñanza vial. En concreto, recuerdo bien unas peticiones que formularon durante una conferencia con la que buscaban, por encima de todo, motivarnos por la calidad formativa de los futuros conductores. Podrían resumirse así —y la última idea es textual, de esas frases que se te quedan grabadas para siempre—:
- No miréis por ellos. Enseñadles a observar.
- El día del examen vuestro trabajo ha concluido. Que lleguen ya formados.
- Y, por favor, enseñadles a conducir: no les enseñéis a aprobar un examen.
Lo que hemos visto hoy no iba en esa línea. Por eso, lo único que puedo reivindicar yo desde este humilde espacio es que no llamen formación a eso que hacen en el vídeo, porque afean a los profesores de formación vial que, de verdad, intentan que sus alumnos aprendan a conducir un vehículo con seguridad y eficacia. Lo cual, por cierto, no resulta nada sencillo. Pero ya se sabe: la familia y el banquero apadrinado mandan. Y el interés por hacer las cosas bien, también. O debería.