N-540, la carretera del olvido que une Lugo y Ourense

"La situación es lamentable, los inviernos son desastrosos, lo que se arregla por un lado se estropea por otro". El testimonio del alcalde de uno de los municipios que más sufre la N-540 da un reflejo bastante fiel de esta carretera que une Lugo y Ourense. Agujeros inmensos, grietas, líneas desdibujadas... es el traje de una vía de la que el Gobierno se ha olvidado durante un largo tiempo pero por la que circulan muchos usuarios a falta de una autopista que no llega.

La construcción de la autovía Lugo-Ourense o A-56 se paralizó en 2010 y se volvió a reanudar en 2016, pero sigue sin finalizarse. El gasto total hasta la paralización de las obras alcanzó la suma de 4,32 millones de euros.

Una carretera de la que no se congratula nadie

Según Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Galicia tiene la carretera más peligrosa de España: la A-55, a la altura de Mos, en Pontevedra, específicamente el kilómetro 12.

Pero esta comunidad también tiene el triste honor de contar con un vía que lleva décadas en mal estado: la N-540.

Partimos de la realidad de que para ir de Lugo a Ourense no hay autovía, si no la N-540. Se trata de una carretera nacional española de 79 km de longitud que comienza en Lugo, saliendo desde la N-VI, y termina en la N-525 (Benavente-Santiago de Compostela) a su paso por Cambeo, localidad del municipio de Coles, cerca de Ourense.

Lo cierto es que basta mirar a través de Google Maps, y a vista de pájaro, el estado del firme de esta carretera. En algunos tramos es penoso, empeorando la situación a la altura del municipio de Chantada.

Un tramo de la carretera N-540 a su paso por Chantada, Galicia. Foto: Google Maps.

Las continuas denuncias en los medios locales desvelan que el peligro no solo está en el mal estado de la carretera, si no en las peligrosas maniobras que los conductores se ven obligados a realizar para evitar acabar con una rueda pinchada o la luna rota por el impacto de grava.

Minimizar mucho la velocidad o incluso ocupar parte de la vía que discurre en sentido contrario son algunos de los movimientos que se ponen en práctica cuando se circula por esta carretera, cuya velocidad está limitada a 90 km/h como en todas las convencionales -en algunos tramos a 80 km/h-.

Sin embargo, hay un total de cinco radares móviles en ambos sentidos, la mayoría en la provincia de Lugo.

En las redes sociales las quejas por la inseguridad de la N-540 y las alusiones directas a la DGT y al Ministerio de Fomento son asiduas, pero el abandono de infraestructuras y la falta de inversión en mantenimiento nunca aparece como causa de siniestralidad en los balances de siniestralidad vial.

En abril de 2018 la Guardia Civil levantó actas por los daños que los socavones estaban causando a los vehículos. Según explica La Voz de Galicia, en los últimos años la Guardia Civil ha levantado acta en decenas de casos de serios daños y averías a docenas de coches.

"Tanto en este tramo como en todos los demás entre los municipios de Guntín y Carballedo, todo el tramo lucense de esta carretera, abundan los socavones de ancho similar al de una rueda de coche y de más de ocho centímetros de profundidad", informa la cabecera gallega.

Una situación que se agrava en época de lluvias o mal tiempo, a pesar de las obras de emergencia que se llevaron a cabo en mayo de 2018 con una inversión de tres millones de euros tras la indignación de usuarios y empresarios de la zona.

Tramo de la N-540 a su paso por Taboada, Galicia. Foto: Google Maps.

Según el alcalde de Carballedo, Julio Yebra-Pimentel, hay una partida presupuestaria estatal de cuatro millones de euros destinados a rehabilitar esta infraestructura además de otros seis millones de euros procedentes del plan de conservación de carreteras de Galicia.

Y no se ha invertido nada por el momento.

Según información pública de Fomento, en Galicia hay un total de siete obras en ejecución, entre las que destaca el tramo San Martiño-Enlace Barrela Norte de la esperada A-56. 9,8 km que se han comido un presupuesto de 33,43 millones de euros.

Para hacernos una idea de las proporciones en cuanto a inversión, para la A-55, la carretera más peligrosa de España, hay presupuestados menos de seis millones.

Fomento promete muchas reformas, todas sin fecha

Según nos informa la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento, en los últimos meses se han ejecutado trabajos de rehabilitación estructural en la N-540 por un importe de 2.354.661 euros en la provincia de Lugo, y habrá más. Fomento asegura que "en las próximas semanas se van a iniciar otros nuevos trabajos por un importe 478.392,46 euros".

El Ministerio atribuye el deterioro del firme a "las adversas condiciones meteorológicas de la campaña invernal 2017-18 y los continuos temporales de lluvia y nieve".

El Ejecutivo también asevera que se está redactando un proyecto para la rehabilitación estructural y superficial de toda la N-540 a su paso por la provincia de Lugo que costará 11 millones de euros. Y algunos otros parches:

"También está prevista la licitación de un proyecto de seguridad vial (glorieta en el P.K. 13+500 de la N-540) para mejorar de intersección por importe de 122.000 euros y otro de rehabilitación estructural de travesía en Guntín por importe de 242.000 euros".

Muchos proyectos y cifras, todos sin fecha determinada.

Lo cierto es que Fomento lleva desde 2010 atribuyendo el mal estado de esta carretera a las condiciones climatológicas de la zona, y no a una falta de inversión en infraestructuras.

También hemos querido preguntar por la esperada Autovía A-56: según nos cuentan, actualmente se están ejecutando las obras del tramo de 8,8 Km San Martiño-A Barrela, con un presupuesto de 33,4 millones de euros. Unas obras que se iniciaron en 2009, hace una década.

La A-56: un proyecto atrapado en el cajón de Fomento

En octubre de 2018, Fomento se comprometió a completar el único tramo en obras de la A-56, el de San Martiño-A Barrela, del que solo hay ejecutado el 52 % de la reforma y que lleva casi una década en este estado.

La construcción comenzó en 2009 y un año después, el por entonces ministro de Fomento, José Blanco, anunció la rescisión del contrato de los dos tramos de esta autovía que discurre entre Ourense y Lugo.

Actualmente, el Gobierno asegura que estará completado antes de finales de 2019, pero en plena época invernal, cualquier intento es inviable. El Ejecutivo también se ha comprometido a dar prioridad al tramo Cambeo-Ourense y a actuar en la variante norte Eirasvedras-Quintela y San Martiño-Cambeo, todos en la zona sur de la autovía, pero sin dar fechas.

"Se ha llevado a cabo un lavado de cara, pero la situación es lamentable"

Manuel Lorenzo, alcalde de Chantada, Lugo, se reunió en octubre de 2018 junto a empresarios, diputaciones y otros ayuntamientos afectados constituidos en la plataforma A-56 con los responsables de Fomento en Madrid.

Se comprometieron entonces a finalizar el tramo de San Martiño-A Barrela antes del 31 de diciembre de 2018. "Están apurando las obras", dice Lorenzo. Lo cierto es que ya en octubre el Ejecutivo advirtió que este tramo no estará listo hasta finales de 2019.

"La situación es lamentable, los inviernos son desastrosos, lo que se arregla por un lado se estropea por otro".

Y es que cuando un proyecto se alarga tanto en el tiempo, se topa con cambios de legislatura. "Con el cambio de Gobierno, se retiraron las máquinas", declaraba por entonces el portavoz de la plataforma, Lisardo González, a Galicia Press.

A pesar de que Fomento ha prometido 4 millones de euros para la N-540 y el año pasado le dieron una vuelta en el tramo en Untín-Carballedo "de esos cuatro millones prometidos no hay obra alguna que se haya iniciado", asegura Lorenzo. "Esperarán a la primavera por las heladas, supongo".

El alcalde de uno de los municipios más afectados por el peligroso firme de la carretera cree que solo se está llevando a cabo "un lavado de cara": "La situación es lamentable, los inviernos son desastrosos, lo que se arregla por un lado se estropea por otro. Serían necesarios de 3 a 4 cm de aglomerado, si no, se empiezan a ver demasiadas partes deterioradas".

Lorenzo asegura que el único tramo de la A-56 en el que han comenzado las obras lleva así desde 2015. Fomento les ha prometido que se va a terminar este año: "Antes de que termine 2019 nos volveremos a reunir con Fomento para conocer las partidas destinadas a las expropiaciones y obras hasta Chantada", nos cuenta el Alcalde del municipio.

Como ha hecho en otras ocasiones, el Ministerio atribuye el deterioro del firme a "las adversas condiciones meteorológicas de la campaña invernal 2017-18 y los continuos temporales de lluvia y nieve que han contribuido a acelerar su deterioro".

Por el momento, esta carretera 'olvidada' sigue siendo un dolor de cabeza para el Gobierno, como tantas otras. Según el informe 'Necesidades de inversión en Conservación 2017-2018' de la Asociación Española de la Carretera (AEC), el déficit de inversión en conservación en España supera los 7.000 millones de euros. Esto equivale a casi 70.000 euros por kilómetro.

Este balance de la AEC coloca a Galicia entre las comunidades peor paradas en cuanto al estado del firme y la señalización. A la cabeza de esta lista se encuentran Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía, Aragón y en quinto lugar Galicia.

La conclusión más relevante del estudio es el imparable deterioro de los pavimentos, que obtienen una calificación media de deficiente, a escasas décimas del muy deficiente.

La carretera N-540 es solo una más de las miles de vías convencionales que se dejan a merced de la climatología y décadas de abandono. Mientras tanto, la imagen de un Guardia Civil midiendo los socavones en una carretera se seguirá repitiendo, y más allá de la anécdota, los conductores no tendrán más remedio que esquivarlos día tras día, a la espera de unas obras que no finalizan nunca y de promesas sin fecha.

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