El pasado 16 de noviembre Ford comenzó una interesante iniciativa en nuestro país. Se trata de una serie de cursos de conducción orientados a conductores jóvenes de entre 18 y 24 años ya que los accidentes de tráfico son la principal causa de mortalidad de este colectivo.
Estos cursos se han impartido en el Circuito del Jarama por monitores profesionales pertenecientes a la escuela de conducción del RACE. En esta primera oleada de cursos hemos asistido un total de 400 jóvenes en grupos de 50 participantes. Nosotros estuvimos allí para comprobar de primera mano las bondades de este tipo de programas de formación.
Todos somos, o hemos sido en algún momento de nuestra vida, jóvenes (es una obviedad, pero quizá los más veteranos no os acordéis). El caso es que por una mezcla entre inexperiencia y el exceso de confianza inherente a esta etapa de nuestra vida los conductores de estas edades tenemos más riesgo de sufrir un accidente.
Los cursos que se imparten dentro del programa Ford, Conduce tu Vida, lejos de tratarse de un entrenamiento intensivo para mejorar las habilidades y la destreza en la conducción de los asistentes, buscan un objetivo menos elevado pero sí mucho más importante: concienciarnos de los peligros asociados a la conducción de un vehículo y cómo evitarlos en la medida de lo posible.
El curso se estructura en cuatro bloques:
gestión de la velocidad,
distracciones,
formación técnica,
conducción y control del sobreviraje.
Las distracciones al volante: algo tan cotidiano como peligroso
La primera parte del curso trataba sobre las distracciones al volante y los peligros derivados de estas. Diría que todos nos distraemos al volante, algunos con unas cosas y otros con otras, algunas de ellas (como utilizar el teléfono móvil o el GPS) son ilegales y otras no lo son. Lo que está claro es que cualquier acción que aleje nuestra concentración de la carretera ya está suponiendo un riesgo de accidente.
La prueba que los monitores del RACE tenían preparada para hacernos ver los peligros de las distracciones era sencilla a la par que eficaz. Se nos proponía dar una vuelta a un circuito marcado con conos bastante ratonero. En el primer intento y poniendo toda la atención en la conducción era relativamente sencillo acabar el recorrido sin tirar ningún cono.
En ese momento, te disponías a realizar la segunda vuelta al trazado confiado de tus habilidades al volante por el éxito del intento anterior. Entonces el monitor comenzaba a despistarte deliberadamente hablando contigo y pidiéndote que realizases algunas acciones cotidianas como subir la temperatura de la calefacción, cambiar de emisora la radio o comprobar si te había llegado algún mensaje al teléfono móvil.
En un instante te das cuenta de que es imposible conducir y realizar las acciones que se te han solicitado simultáneamente sin que algo salga mal. Una cosa tan tonta como buscar el mando de la calefacción del coche implica dos conos menos y no digamos desbloquear el teléfono móvil para comprobar las últimas notificaciones.
Parece algo de sentido común y muy evidente. Pero hasta que no lo sufres en tus carnes no te das cuenta del riesgo que asumes al desviar los ojos de la carretera "un momentito". Quién no ha recogido alguna vez un CD caído en el suelo del coche mientras conducía, quién no ha ajustado alguna vez la posición de los espejos retrovisores "en tiempo real" porque se le olvidó hacerlo antes de salir.
Obviamente no te están diciendo que no utilices la calefacción o la radio de tu coche para no provocar distracciones. Las distracciones son inevitables pero debemos de ser conscientes de los peligros que implican y tratar de evitarlas. La tecnología está ahí para ayudarnos con los mandos en el volante o los sistemas de manos libres, pero no es infalible.
Hay distracciones que se pueden y se deben evitar como mirar el teléfono aprovechando que el semáforo está en rojo, colocar los espejos retrovisores cuando se está circulando o no hablar por el manos libres más de lo estrictamente necesario. El hecho de estar conversando con alguien independientemente de que no tengas que sujetar el móvil ya implica una merma importante de tu concentración al volante.
Formación técnica: 'aburrido' pero importante
El segundo bloque del curso quizá fuese el menos interesante para los asistentes a la cita. En el se explicaban unas directrices básicas del mantenimiento y funcionamiento de un vehículo. Unos conocimientos que los aficionados al mundo del motor ya nos conocemos, pero que nunca está de más recordárselos a la juventud en general, cada vez más desligada de la cultura del automóvil.
Entre otras cosas se destacaba la importancia de los neumáticos y de las suspensiones en la seguridad de un vehículo y la necesidad de sustituir estos elementos cuando presenten síntomas de desgaste. Además se recordó el importante papel de la limpieza en las lunas y ópticas del vehículo tanto para ver mejor lo que nos rodea como para ser visto.
El curso destaca la importancia de los neumáticos y las suspensiones en la seguridad de un vehículo
El verde se utiliza para indicar los sistemas del coche que tenemos activados en ese instante como las luces, el control de crucero o los intermitentes. Me sorprendió que algo tan sencillo y de sentido común era desconocido para la mayoría de los asistentes. A ver si va a ser verdad eso de que algo está fallando en las autoescuelas.
Por último una visita al vano motor del coche. Se nos explicó que hoy en día es complicado hacerle nada a un vehículo y que la mayoría de procedimientos han de realizarse en un taller. Aun así hay ciertas acciones que aún podemos hacer los profanos de la mecánica.
Mirar el nivel de los líquidos: aceite, frenos y refrigerante es algo que está al alcance de cualquiera. En caso de que los niveles se encuentren por debajo del mínimo con relativa frecuencia es un síntoma de que algo está pasando en el coche.
Por último, volvemos al código de colores. Hoy en día los fabricantes de coches quieren ser "didácticos" y por eso utilizan colores en determinados sistemas del vano motor para orientar a los propietarios. Así las piezas que estén en rojo significan "aquí no toques".
Otras se colorean de amarillo para resaltarlas y que sean más fáciles de localizar como la varilla del aceite o los tapones de los líquidos. Por último se pintan de color azul los sistemas que no entrañan ningún peligro y que el propietario puede manipular sin peligro como el liquido del limpiaparabrisas.
Gestión de la velocidad: aprendiendo a frenar
En el bloque de gestión de la velocidad la cosa iba sobre distancias y técnicas de frenado. Quizá este fuese el bloque más importante porque los conductores nunca hemos tenido que realizar una frenada de emergencia hasta la primera vez que nos toca hacerla y en ese instante, mejor que se te de bien.
En el curso se realizaban dos frenadas de emergencia a 50 y 80 Km/h. La técnica es sencilla pero importante: si tu coche tiene ABS, y hoy en día casi todos lo tienen, pisa el embrague y el pedal del freno, este último con toda tu fuerza, como si quisieras partirlo. Que no te asuste la vibración que hace el pedal del freno cuando actúa el ABS.
La prueba también sirvió para demostrarnos que la distancia de detención de un vehículo no aumenta de forma lineal con la velocidad. Es decir: a 100 Km/h el coche necesita más del doble de distancia para frenar que la que es necesaria a 50 Km/h. Este hecho es vital a la hora de juzgar correctamente las distancias de seguridad necesarias en cada situación.
Conducción y control del sobreviraje: para acabar nos enseñan a hacer trompos
La última parte del curso trataba sobre cómo recuperar el manejo del vehículo cuando se ha dado una pérdida de control. Para acometer esta prueba, los Ford Fiesta del evento se equiparon con ruedas macizas de plástico duro en el eje trasero para que así fuese sencillo perder el control del vehículo sin tener que alcanzar velocidades elevadas.
El resultado de esto es que con un volantazo violento a tan solo 20 Km/h el coche se iba de atrás, algo que se conoce como sobre-viraje. Aquí he de matizar que no es lo mismo el sobre-viraje en un coche de tracción delantera que en uno de propulsión trasera.
Si nuestro coche es de tracción delantera y hoy en día la gran mayoría de los coches lo son, lo que hay que hacer es girar la dirección hacia el lado por el cual se nos está yendo el "culo" del coche y cuando hayamos hecho esto acelerar. No debemos frenar aunque sea nuestro primer impulso ya que al hacerlo le estamos quitando peso y por tanto agarre a la parte trasera del coche, justo lo contrario que cuando aceleramos.
Mi experiencia personal al asistir a este curso ha sido muy buena y en ciertos aspectos ahora veo la conducción de otra forma. Creo que es muy recomendable asistir al menos una vez a este tipo de cursos de conducción ya que a fin de cuentas estaremos invirtiendo en seguridad, algo que tarde o temprano vamos a acabar amortizando.
Sobre el autor
Gonzalo Lara. Natural de Valladolid y estudiante de Teleco. Soy un auténtico entusiasta y aficionado de los coches y las motos. Me encanta conducir todo lo que tenga un motor y haga ruido. Cojo el coche siempre que puedo con cualquier excusa para ir a cualquier sitio. Escribo de forma habitual en Motorpasión Futuro.
El coste del curso Ford Conduce tu vida, y del desplazamiento al circuito del Jarama en Madrid, fue asumido por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.