Ha pasado lo que tenía que pasar, que el órgano responsable de la seguridad vial en Estados Unidos ha dado carpetazo al caso Volt/baterías. Tras las investigaciones y la solución que General Motors ha adoptado, se concluye que no es menos seguro que cualquier coche con motor convencional.
La agencia gubernamental de EEUU admite que actuó de forma preventiva por la ausencia de datos reales sobre accidentes de tráfico con coches eléctricos en los que hubo un incendio. Ahora bien, también dicen que son coches “especiales” y que conviene formar al personal de emergencia en caso de que sea necesario asistir al dueño de un eléctrico.
Todo esto vino por una prueba de colisión, que tiempo después de haberse hecho, originó un incendio en un Volt ya siniestrado. A GM le entró miedo y desarrolló una solución por eso de que es mejor prevenir que curar. Costará unos cuantos dólares incorporar el cambio a todas las unidades, pero merece la pena por ganar tranquilidad para el consumidor.
Cuanto más modernos son los coches, más complejo se hace el post-accidente. En el caso de los equipos de emergencia, cada vez tienen más cosas a tener en cuenta, entre baterías, mecanismos pirotécnicos para airbags, sistemas eléctricos de alto voltaje, ubicación del depósito de combustible, etc.
Ya se ha dicho muchas veces, desde distintos organismos, que un coche eléctrico no es más peligroso. Ya nos hemos acostumbrado a circular con líquidos inflamables o combustibles bajo el maletero o el habitáculo y no pasa nada. Pero era necesario que la NHTSA también estuviese convencida.
Ahora es turno del consumidor creérselo.
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