SEAT Ibiza Cupra, prueba (parte 2)

Después de repasar el aspecto exterior del SEAT Ibiza Cupra, y sin olvidar que este modelo está disponible también en versión “Bocanegra”, mucho más atractivo y estilizado, toca ver si el habitáculo dónde disfrutamos de las sensaciones al volante sigue las directrices del diseño exterior.

Lo primero que llama la atención en el interior, los asientos. Esto se está convirtiendo ya en una constante, ya que dije lo mismo en mi última prueba, la del Mercedes E Coupé 350 CDI. Tal vez sea un maniático, pero creo que los asientos son uno de los aspectos más importantes a la hora de elegir un coche.

Los del SEAT Ibiza Cupra no llaman la atención por sus formas deportivas. Nada tienen que ver con los baquet de un Renault Clio Sport (opcionales), ni con los de un Abarth 500. Ni siquiera se parecen a los de su hermano mayor el León Cupra, muy envolventes y deportivos, sin sacrificar el confort.

Los asientos del SEAT Ibiza Cupra son muy sencillos en forma, podemos decir que son los asientos de un Ibiza normal pero con un poco más de mullido en los laterales para que no nos movamos cuando entramos fuerte en las curvas.

Son cómodos tanto para viajar como para ir “al ataque”, pero personalmente preferiría que se dejasen de tantas costuras (parece un tablero de ajedrez) y le hubiesen dado algo más de forma.

El resto del habitáculo es bastante sobrio y minimalista. En el salpicadero hay una clara división en dos partes. La parte superior está presidida en la zona central por dos salidas de aireación redondas y la radio, completamente integrada en el salpicadero y de grandes dimensiones.

Su aspecto me ha parecido poco afortunado, lo mismo que los mandos que permiten manejarla. Creo que han caído en el error de intentar hacerla tan sencilla que se han quedado un poco escasos de mandos y es complicado encontrar algunas funciones.

En la parte de abajo del salpicadero está el climatizador electrónico, más sencillo que la radio y que funciona bien. Tanto el salpicadero como la radio tienen los dígitos en color rojo, un color que destaca mucho por las noches y que le da buena visibilidad a las indicaciones, pero que no combina demasiado con el cuadro de mandos, que lleva una pantalla con dígitos blancos entre los dos relojes.

Indicador del depósito de combustible, ordenador de a bordo, reloj horario y cuentakilómetros total y parcial. Estos son los datos que podemos consultar en esta pantalla, que a la izquierda tiene las revoluciones y a la derecha el velocímetro.

El volante tiene la parte de abajo plana, y su tamaño y tacto son realmente perfectos. Está forrado en piel, tiene hendiduras que marcan la posición de las manos y su tacto es muy deportivo. Además las levas del cambio situadas en la parte posterior son cómodas de accionar.

La pena es que un volante con tan buen tacto se estropee con algo que está por todo el habitáculo, las piezas de plástico que imitan el carbono. En el parasol de los relojes, alrededor de la radio, rodeando la palanca de marchas y en los radios del volante.

Esos plásticos de aspecto poco logrado son como una infección que se extiende por todo el habitáculo, dándole un aspecto bastante “tuning barato” que no se corresponde con el planteamiento mecánico del coche. Además y para acabar de completar su labor, el plástico que cubre el parasol de los relojes, refleja demasiado sobre el cristal cuando recibe rayos de luz. Yo me hubiese decantado por un plástico negro brillante, pero me imagino que a los compradores de este tipo de coches les gustará más el plástico “simil” carbono.

Por lo demás la posición de conducción es cómoda y es sencillo encontrar una postura óptima al volante. Hay bastante espacio tanto en las plazas delanteras como en las traseras, y es que el Ibiza es uno de los modelos con más espacio interior de su categoría.

Como es tradición en los modelos firmados por Cupra, todo el recubrimiento interior del techo, los pilares y demás van forrados en color negro, dándole al interior un ambiente muy acogedor.

Al tratarse de un coche con cambio DSG, la palanca de marchas apenas se tocará, ya que lo normal será rodar en automático o en secuencial subiendo y bajando de marchas con las levas del volante.

Pero a pesar de ello, no entiendo que el coche te permita sacar la llave de contacto sin que la palanca esté en posición P. Puedes sacar la llave estando la palanca en D, en N o incluso en R. Así lo más probable es que te ocurra lo mismo que a mi, que varias veces intenté poner en marcha el motor y no podía porque la palanca no estaba en P.

Exteriormente el SEAT Ibiza Cupra no me ha encantado, me gustaría que fuese más sobrio. El interior está bien conseguido, es amplio y cómodo para un coche de su tamaño, pero tiene errores como los plásticos en imitando la fibra de carbono que dejan mucho que desear.

Podemos decir que el SEAT Ibiza Cupra y yo hemos tenido un comienzo de relación bastante complicada, una relación que puede cambiar por completo si su mecánica y su comportamiento están a la altura de lo que se espera de un utilitario de 180 caballos con cambio secuencial de doble embrague y siete velocidades. Son unas señas de identidad de lo más sugerentes, y espero que la mano y el saber hacer de SEAT Sport se siga notando como hacía en las anteriores ediciones Cupra.

En Motorpasión | SEAT Ibiza Cupra - Parte 1, Parte 2, Parte 3 y Parte 4

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