Los tiempos cambian. Cuando las grandes automotrices se instalaron en nuestro país, los costes salariales eran comparativamente más bajos que los del resto de Europa. Este hecho –que se complementaba con políticas de “no-importación“– resultó una baza fundamental durante los 60’s, 70’s y hasta los 80’s para la industria española, y desde entonces este sector ha devenido en uno de los pilares más fuertes de la economía nacional.
Hoy en cambio, plantas (de estas mismas grandes multinacionales) ubicadas en países emergentes se están convirtiendo en peligrosos competidores para las locales. Y es sabido: la decisión de una empresa de fabricar un modelo en tal o cual localización, asegura a esa planta trabajo por al menos un par de años. Conscientes de esto, los trabajadores de Seat participan hoy de un referendo en el que se vota una propuesta de congelar los sueldos por los próximos dos años, a cambio de conceder la fabricación del Audi Q3.
Así de simple. Con algunos “flecos” menores, y tras varios intentos de acuerdo, lo concreto es que la aceptación de esta propuesta es la condición que ha puesto el grupo Volkswagen para conceder a la filial española la fabricación del pequeño todoterreno de Audi, que garantizaría el empleo a unos 1.500 trabajadores de Seat, y a otros 6.000 de industrias auxiliares relacionadas, que en definitiva viven de la producción de Martorell. De lo contrario, lo más probable es que el Q3 se termine fabricando en la planta que VW tiene en Brastislava.
¿Están “abriendo el paraguas antes de que llueva”? En realidad ya está lloviendo. Y, cómo se suele decir en náutica, lo que hay que hacer es justamente “pasar la tormenta”. Todos están buscando soluciones para que el mal trago deje la menor cantidad posible de despidos, y no se descarta que otras empresas opten por propuestas parecidas a la hora de negociar con los trabajadores.
Por otro lado, sería injusto dejar de mencionar los esfuerzos de algunos gobiernos por ayudar a las empresas. La misma Seat ha obtenido una financiación de unos 240 millones (buena parte vinculada directamente a la producción del Q3) por parte de la Generalitat catalana. Ford por su parte, ha recibido ayudas –aunque en mucho menor medida– de la Valenciana.
Renault en cambio, parece estar forzando la situación al límite: el número dos de la firma francesa, Patrick Pélata, ha declarado que “Sin cuantiosos incentivos, no habrá ningún modelo en Valladolid”, con lo que la posibilidad de que avance el proyecto de fabricar coches eléctricos cuando acabe el ciclo de vida útil del Modus, parece alejarse.
Estaremos a la expectativa de lo que pueda suceder, y esperemos que la tormenta pase pronto. Habrá que tener el chubasquero a mano.
Vía | El economista