Toyota RAV4, presentación y prueba en Barcelona (parte 1)

Ha llegado el nuevo Toyota RAV4, la cuarta generación del SUV japonés, una saga con la que la marca se precia de haber creado el mercado de los todocaminos compactos a partir del concepto Recreational Active Vehicle with 4 Wheel-Drive, lo que viene siendo un vehículo activo recreativo con tracción a las cuatro ruedas: RAV4.

Para realizar una primera toma de contacto con el nuevo RAV4, nos hemos ido a dar unas vueltas por las comarcas del Penedès, en Barcelona. Allí hemos conocido de primera mano qué nivel de ventas espera conseguir Toyota con esta edición de su todocamino, cuáles son los puntos fuertes y cuáles, las mejoras potenciales del nuevo Toyota RAV4.

Con la que está cayendo, el segmento de los todocaminos compactos sigue creciendo en Europa. Entre 2008 y 2012 acumularon un aumento de ventas del 18 %. Si en 2010 había 10 opciones a elegir dentro de este segmento, ahora son 19 los modelos que se comercializan. En ese escenario, Toyota ha colocado en estos casi 20 años 4,5 millones de RAV4, 1,2 millones en Europa.

Según datos aportados por Toyota, los propietarios de un monovolumen del segmento C pasan a un SUV en unas cifras que andan por el 30 %. En el caso del Toyota Verso, los responsables de la marca encontraron que sólo un 5 % pasaban al RAV4 de 3ª generación. Así que la moraleja está clara: ampliar el espacio disponible y conseguir un SUV de dinámica mejorada para ganar ese mercado que se les resiste y lograr vender 100.000 unidades en un año completo, el 9 % del segmento.

En España, el histórico de ventas es de 68.407 unidades del RAV4 comercializadas desde 1994, aunque durante los últimos años la situación es la que es, y los números han descendido de forma considerable. Con esos datos como telón de fondo, el reto de Toyota está ahora en hacer frente a un mercado cada vez más surtido de todocaminos y mantener el listón donde lo tienen... o repuntar.

La estrategia de Toyota con el RAV4 apunta en nuestro país hacia un mix de ventas dominado por la versión Advance del 4x2 Diesel, con un 52 % del total. En 2012, la más comercializada fue la versión Yokubari 4x2 Diesel, que ya no estará disponible, con un 50,32 % del total de las ventas. Aún no nos dan los precios, los tendremos ya en marzo, y la comercialización comenzará en abril.

Y tras soltar toda esta empanada de números (y los que ya no cuento), nos vamos a conocer la pieza clave de todo este reto que tienen en Toyota: el nuevo Toyota RAV4, claro.

Aspecto exterior del Toyota RAV4

Al mirar el Toyota RAV4 de frente, reconoces la nueva estirpe nipona. Le echo un ojo al dossier que tengo en la mano: parrilla inferior Under Priority, faros Keen Look... El primer comentario que me sale es: como el Auris que probé en Cascais, o como el Toyota Verso que probó Ibáñez en Niza, pero a lo grande. Imagen de marca global para la cuarta edición de un SUV que en su día marcó la diferencia. Habrá a quien la idea le horrorice, yo me quedo con que la adaptación de la imagen le queda bien.

Antes de seguir con el diseño actual y simplemente por comparar, podemos contemplar las cuatro generaciones del Toyota RAV4 y la evolución que se aprecia en sus frontales es más que evidente, de un modelo que sorprendió por su aspecto ecléctico a una robusta pieza clave para un segmento de ya no tan nuevo cuño que continúa en auge pese a la crisis:

Toyota RAV4 (1ª generación, 1994)
Toyota RAV4 (2ª generación, 2000)
Toyota RAV4 (3ª generación, 2006)
Toyota RAV4 (4ª generación, 2013)

Fin del flashback. De vuelta a la actualidad, si pasamos al lateral del Toyota RAV4 encontramos unas formas que recuerdan a cualquier otra cuarta generación de SUV de las que se están estrenando últimamente --cintura alta y marcada, rotundidad, fluidez--, mezclado con la imagen de marca de la que es imposible olvidarse. El conjunto no queda nada mal.

Ahora bien, donde sí que puede haber una mayor controversia es en la trasera del Toyota RAV4. Es diferente, y el compromiso que se observa en el resto del vehículo --esa forma de combinar la nueva imagen Toyota con toda la herencia SUV, que en el frontal queda bien y en el lateral no está mal--, en la zaga nos deja un resultado algo complicado de encajar.

Al llegar a la parte posterior, el habitáculo se estrecha por el pilar C, a diferencia de lo que ocurre con los bajos de la carrocería. El RAV4 ha perdido la rueda de repuesto por el camino, y de hecho ya no la lleva ni bajo el piso del maletero (a no ser que la pidamos). Acostumbrados a verlo cargar con la rueda, ahora se le ve desnudo.

En el lugar pelean por el protagonismo un prominente alerón, la superficie del portón, dividida en trapecios superpuestos realzados con juegos de aristas suaves, y unos grandes faros horizontales que destacan por resultar algo angulosos, por más que esa sea la nueva imagen de la marca. Va a ser complicado, pero definitivamente hay que acostumbrarse a verlo así.

En conjunto, tenemos que el RAV4 ha ido ganando con los años contundencia estética a la vez que tamaño. Llega a su cuarta generación con una línea que integra bien la nueva imagen de marca y que, de alguna manera, también sorprende al llenarse de formas que hasta ahora le eran extrañas. Lo más divertido es que buena parte de ellas son funcionales, sirven para canalizar los flujos de aire en un SUV que entre unas cosas y otras da un Cx de 0,31; esto es, 0,1 menos que su predecesor.

Interior, acomodación, mandos, equipamiento

Una vez nos alojamos en el interior del... ¿Este cuál era? Ah, sí, el RAV4. Es que la mayoría de los botones son los de siempre y ya cuesta situarse. No, si es una ventaja. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Vale, fuera coñas, a lo que vamos. El interior rezuma buena calidad tanto en el nivel Advance, que es el que Toyota espera vender más, como (con más razón) en el exclusivo Executive.

En el Advance, el reglaje del asiento del conductor es sencillo pero eficaz. El respaldo se reclina con una práctica palanca de desbloqueo, y no con la engorrosa rueda que montan tantos fabricantes. En el Executive encontramos una enorme cantidad de combinaciones posibles ya que todo, absolutamente todo se puede ajustar en inclinación y longitud a golpe de pulsador eléctrico.

La posición de conducción es simplemente genial, elevada lo justo para ver bien por dónde vamos pero no para perder de vista la perspectiva de la carretera, Por su parte, los espejos ofrecen una visibilidad impresionante con un ángulo amplio que apenas redunda en una aberración que se pueda percibir. Y todo, en un interior muy amplio en el que nada nos condiciona los movimientos.

Las manos sobre el volante reposan de forma natural, quizá gracias al rebaje de ángulo de 2,3 grados que han realizado respecto a la edición previa, y la espalda descansa bien sobre el respaldo. Son de esos asientos cómodos, envolventes en el punto justo y con la firmeza que se agradece. Cómodos y bien conseguidos, tanto en el acabado textil del Advance como en el cuero del Executive.

Mientras el coche se va poniendo a tono con sus checkings, me voy fijando en los detalles. Muchos me llamarán la atención para bien... y algunos no tanto. Entre estos últimos, vale la pena destacar tres: la escasa visibilidad que ofrece la luneta, condicionada por la forma del habitáculo, la visibilidad del ordenador de a bordo, que al utilizar la pantalla central desvía demasiado la necesaria atención a la carretera, y la distribución de algunos mandos, que es algo anárquica.

Ejemplos de esto último son los interruptores del avisador de cambio involuntario de carril o del control del ángulo muerto, que parecen haber sido colocados aprovechando huecos. Por su parte, el botón de modo Sport, para exprimir el sistema integrado de conducción dinámica, está demasiado escondido, justo al lado de los controles de los asientos calefactables, del zócalo del USB y del jack de 3,5", que quedan escondidos bajo la consola central, tras la palanca del cambio de marchas.

Y como ya hemos destacado detalles que pueden mejorar, vamos a ensalzar ahora algunos puntos del equipamiento. El GPS lo veremos en la siguiente parte, dedicada como es mi costumbre a la dinámica de la conducción. Ya anticipo que el resultado es positivo, más que en la presentación del Toyota Auris aunque tiene pinta de ser el mismo equipamiento. Curioso...

Vamos también con otro detalle que se agradece, al menos en la versión superior, cuando hablamos de un SUV que, suponemos, va a costar un buen dinerito: la parte del ordenador de a bordo dedicada al libro de mantenimiento como en el Prius. Es un detalle que se le permita al usuario acceder a esta información que, en el fondo, no puede costar tanto extraerla en cualquier coche actual.

Vamos a ir acabando con la parte estática de la presentación, y lo hacemos hablando del maletero. Los 547 litros que da de sí incluyen, como es habitual últimamente, el hueco de la no rueda de repuesto. Bien, pues en este caso cabe destacar el enorme espacio que queda libre para colocar cualquier cosa, incluso una maleta pequeña. Visto con estos ojos, que lo hizo un compañero; yo no lo intenté porque mi maleta es un pelín más grande.

Pero si sois como yo y no estáis dispuestos a renunciar a una rueda (ya sea de tamaño normal, que nos dijeron que también estaría como opción, o a malas una rueda de emergencia), tendréis que utilizar la superficie del maletero. Si es así, sabed que ahí dentro caben maletas para aburrir. Y si no os cabe todo, abatís los asientos posteriores con un toquecito de palanca y llegáis a los 1.167 litros (1.746 hasta el techo) con un suelo completamente plano.

Y si sólo lleváis dos maletas de cabina, como era el caso en esta presentación, el RAV4 cuenta con una ingeniosa red montada sobre unas viguetas que se anclan cual barra de cortina en unas oquedades específicas de las paredes del maletero. De esta manera, os evitaréis que las maletas vayan dando tumbos como nos pasó en un primer momento, cuando destinamos la red a llevar únicamente mi chaqueta como si fuera parte de la captura de un barco pesquero.

En fin, nada, detallitos de estos muy a lo Toyota que me gusta comentar. Hay más, como el ganchito que sirve para fijar, en los montantes de los reposacabezas, la tela extensible de la cortina cubrecarga enrollable, para que quede tensada y más curiosa. Lo dicho: detallitos...

Visto lo visto a coche parado, pronto nos daremos una vuelta para comprobar cómo funciona todo. Cataremos los motores diésel más interesantes: el 2.0 D-4D con tracción delantera, que rinde 124 CV y ejerce 310 Nm, y el 2.2 D-4D de 150 CV, con 340 Nm y tracción total. Ambos irán asociados a cajas manuales de seis velocidades. Es decir, haremos la toma de contacto con el que se espera que sea el RAV4 más vendido y con la versión inmediatamente superior.

Continuará... Continúa

En Motorpasión | Toyota RAV4 2013

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