Muchos son los fabricantes que ofrecen modelos de tracción total en sus gamas, pero hay pocos que lleven las cuatro ruedas motrices por bandera. La japonesa Subaru es una de esas marcas que lleva décadas apostando por la tracción integral, en concreto por su Symmetrical All Wheel Drive, un sistema 4x4 permanente y de probada eficacia en superficies difíciles.
Para comprobarlo de primera mano, la marca ha organizado recientemente en Noruega el llamado Subaru Snow Drive 2016, un evento enfocado a poner a prueba la gama en terrenos de todo tipo. Nos hemos puesto al volante de los Subaru XV, Subaru Forester, Subaru Levorg y Subaru WRX STI, tanto en carretera como sobre nieve y hielo, para contarte la experiencia. ¿Te subes con nosotros?
Cada año por estas fechas infinidad de marcas aprovechan el frio del norte de Europa para organizar eventos de conducción invernal. Este año todavía no habíamos tenido oportunidad de participar en ninguno -y aún teníamos en mente el festín con el Nissan GT-R en hielo del año pasado-, así que la invitación de Subaru supuso una agradable sorpresa de última hora.
Muchos kilómetros en carretera
Aterrizamos en el aeropuerto de Oslo, después de unas cuantas horas de viaje, y allí mismo nos esperan varios modelos de la gama. Elegimos un Subaru XV de color azul Quartz Blue Pearl, que va a ser nuestro compañero de viaje durante unas cuatro horas de conducción hacia el lugar donde se lleva a cabo el evento. Antes de marchar nos avisan: en Noruega se toman muy en serio los límites de velocidad y las multas son elevadas. Anotado.
En principio las carreteras están en buen estado, sin nieve en la calzada, aunque nos recuerdan un poco a las vías estadounidenses por lo recto de los tramos y la ausencia de curvas, al menos en esta zona del norte de la capital noruega. Entre el tipo de carretera y el miedo que nos han metido en el cuerpo con el tema de la velocidad (la mayoría de zonas en secundarias están limitadas a 80 km/h e incluso hay radares de tramo en ciertos puntos), optamos por activar el control de crucero y nos dejamos de líos con la Politi.
El Subaru XV que tenemos entre manos equipa el motor 2 litros bóxer de gasolina y 150 CV, junto a la transmisión automática Lineartronic (de variador continuo) y la tracción integral S-AWD. En carretera ofrece unas prestaciones correctas y la suspensión, si bien es cómoda, te pone las cosas fáciles a la hora de afrontar curvas. Es un coche que se deja llevar de forma agradable, aprovechando su inercia, a pesar de ser más alto que un compacto al uso. Dinámicamente cumple.
Donde pecan tanto el XV como el Levorg -que condujimos al día siguiente- es en el cambio Lineartronic, que aunque resulta muy cómodo para el día a día, conducción urbana o largos viajes, no es el más indicado para una conducción deportiva. De hecho no se nos ocurre ningún modelo con cambio de variador continuo que salga bien parado en este aspecto. Competidores con transmisiones de convertidor de par o de doble embrague tienen una gran ventaja frente al CVT.
A mitad de recorrido hacemos una parada para tomar café en un remoto motel de carretera de Valdresporten, que curiosamente cuenta con varios supercargadores Tesla. ¿En mitad de la nada? Pues sí. Mientras en España este tipo de infraestructuras se cuentan con los dedos de una mano, en Noruega te los encuentras prácticamente en cualquier lugar, al igual que los Model S.
La acogedora cafetería nos recibe con un tentenpié en forma de media hamburguesa, que imaginamos será de alce, reno o cualquier otro animal autóctono, pero no. Es ternera. El único alce que vamos a ver es el que nos encontramos colgado de la pared. Bueno, solo la cabeza y disecada. Y casi mejor, porque no queremos toparnos con semejante bicho en carretera. ¡Qué miedo!
Pistas forestales nevadas, sin problema
Poco después de retomar la marcha, la cosa se pone interesante. Tenemos preparada una ruta de montaña por pistas forestales nevadas y realmente resbaladizas. Además, son pistas de peaje, lo cual no habíamos visto nunca. ¿Pagar por circular por una pista de montaña? Pues sí, aquí sí. Y aunque parece que han limpiado el camino de nieve, resbala que da gusto en muchos puntos.
Empezamos con cierto tacto, intentando ser suaves con el volante y los pedales, pero los neumáticos de invierno que llevamos funcionan a la perfección junto a la tracción total. A pesar de lo deslizante del piso, y salvo que la acumulación de nieve sea excesiva, pocos obstáculos se le presentan a este Subaru. La capacidad de tracción es muy buena y tanto la dirección como los frenos tienen buen tacto y responden con rapidez. Salvo que nos creamos Loeb, el coche nos lo pone fácil.
A lo largo del día siguiente también tenemos oportunidad de subirnos en los Forester y Outback, de forma muy breve, y la sensación es la misma. Son vehículos muy capaces, que cumplen con nota cuando el estado del terreno no es el ideal, ya que su tracción total es de lo más eficaz si se combina con neumáticos a la altura de las circunstancias.
El Outback es más ágil y balancea menos que el Forester (éste de mayor tamaño). A diferencia del XV, ambos cuentan con el modo X-Mode -en combinación con el cambio Lineartronic-, ideado para conducción off-road y con control de descenso, que nos permite dejar que el coche afronte bajadas pronunciadas a una velocidad prudente (más bien baja), sin que tengamos que dosificar nosotros el freno.
Subaru Levorg y "la pista de la diversión"
Sin duda alguna lo mejor de estos días en Noruega es la pista de Handling, que si bien se traduce literalmente como pista de comportamiento o manejo, nosotros preferimos denominar 'diversión'. Se trata de un trazado creado sobre nieve en un antiguo aeródromo de Tigali, Noruega, al noroeste de Oslo. Hace un sol radiante y las temperaturas no son bajas, así que es probable que la nieve no dure demasiado.
Nada más subirnos al Levorg buscamos el botón para desconectar los controles electrónicos y salimos a pista. De primeras parece difícil descolocar el coche. Se sostiene bien e incluso metiendo más dirección de la debida la trasera se mantiene a raya. Comenzamos a abusar del gas y nos sorprende que el ESP sigue latente. No hay manera de desconectarlo por completo y se sigue escuchando el actuar de los frenos. Definitivamente a base de gas no vamos a conseguir nada.
Así pues, empezamos a jugar con el freno y descubrimos que aquí es donde está la clave para la diversión. El coche tracciona tan bien y permite tal control sobre superficies deslizantes que lo que resulta complicado es "ir de lado". Y eso que seguimos llevando neumáticos de invierno, sin clavos, porque según el responsable de la pista, ni siquiera hacen falta -sobre nieve- si tenemos una buena goma.
Alargamos las frenadas y metemos dirección y es entonces cuando el peso se transfiere al eje delantero y la trasera se suelta. Una vez de costado sí podemos abrir gas y mantener la derrapada durante metros, con la sonrisa de oreja a oreja bien presente, claro.
A medida que vamos rodando y pasan las horas, la nieve comienza a derretirse, se empiezan a crear charcos y agujeros en la pista e incluso comenzamos a ver en algunos puntos la tierra oscura que se esconde debajo de la divertida capa blanca. Cada vez es más complicado mantener el control del coche al ir rápido, por lo que en alguna ocasión nos vamos demasiado largos y acabamos atascados en la zona exterior de la pista, donde hay tanta nieve acumulada que no podemos salir por nuestros propios medios. Afortunadamente hay un Forester preparado para "rescatarnos".
El plato fuerte: WRX STi
La guinda del pastel en un menú de muchos platos es el Subaru WRX STi, todo un coche de rally para la carretera, que en este caso sí va equipado con neumáticos de clavos (pero de los pequeños). Ideal para exprimir los 300 CV y 407 Nm de su motor bóxer turboalimentado de 2.5 litros, que por supuesto se combina con una deliciosa caja de cambios manual de seis velocidades.
El STi incorpora el sistema de tracción total más avanzado de la gama, Multi-mode DCCD, que cuenta con dos tipos de bloqueo de diferencial para optimizar el reparto de par entre las cuatro ruedas. Podemos elegir, por ejemplo, si queremos que llegue más fuerza al eje delantero (Auto+) o al trasero (Auto-), en función de las circunstancias, o podemos dejar que el sistema elija por nosotros en cada situación (Auto). El usuario más avanzado, además, puede hacer una configuración manual.
Arrancamos el motor y al engranar primera para entrar en la pista ya notamos que estamos ante algo muy serio. Tacto duro y deportivo, tanto de la dirección como del pedal del embrague y la caja de cambios. Un coche rudo, pero que engancha, y en el que sí se pueden desconectar las niñeras electrónicas por completo. Estiramos las dos primeras marchas y ya circulamos muy rápido para el terreno sobre el que estamos. Afortunadamente la frenada es intensa gracias a los clavos y podemos afrontar una de las curvas más cerradas del circuito a un ritmo adecuado.
Empezamos a jugar con el coche y nos damos cuenta que aquí el freno nos puede ayudar para descolocar la trasera, pero no hace demasiada falta. El suelo resbala mucho y a base de gas podemos descolocar el coche sin problema. De hecho, en frenadas intensas, reduciendo bruscamente y metiendo algo de volante, el coche se cruza para afrontar completamente de lado las curvas enlazadas que tenemos delante. Al principio impone respeto el ritmo que es capaz de llevar el coche, pero poco a poco te das cuenta de que cuanto más rápido vas, más fácil te lo pone él.
En cuestión de una o dos vueltas ya me veo sudando, trabajando duro tras el volante y cruzando el coche como si no hubiera un mañana. En dos ocasiones acabo fuera de pista por llegar a ciertas curvas a demasiada velocidad, pero cuando te salen bien las enlazadas, completamente de lado, te sientes como un niño con zapatos nuevos. Y cuando decimos de lado, es de lado, de esos momentos en que la trasera pretende adelantar a la delantera y dudas si podrás "cazar" la derrapada y devolver el coche al sentido de la pista. Afortunadamente no nos enroscamos ni una sóla vez.
Con el paso de las horas la pista está cada vez peor y hay quien no quiere ya ni meterse a rodar, precisamente porque desliza cada vez más y ya no se tiene ni la mitad de control sobre el coche que a principio de la mañana. ¿Se puede seguir?, preguntamos, y nos dicen que sí. Así pues, nos volvemos a subir en el STi, sabiendo ya lo que nos espera, y volvemos a sentirnos Petter Solberg, a lomos de un Subaru y en su propia tierra, Noruega. ¿Hay algo más divertido que esto?
Se acerca el fin de la jornada y nos invitan gentilmente a abandonar la pista, que a estas alturas está hecha polvo y parece más una carrera de obstáculos, llena de agujeros, con barro bien visible en algunas zonas y mucho charco. Quizá vaya siendo hora de recoger, pero cuando te lo estás pasando tan bien cuesta volver a la realidad. Esto se acaba. Qué le vamos a hacer.
Por delante nos queda pasar la última noche y volver al aeropuerto de Olso por la mañana, a lomos de un Levorg. Al final hemos recorrido cientos de kilómetros por carretera y decenas de kilómetros "de costado" en circuito de nieve, así que podemos irnos tranquilos. Además nos llevamos un muy buen sabor de boca de toda la gama Subaru. Coches competentes, atractivos -a nosotros nos gusta mucho el diseño- y muy interesantes por lo que ofrecen. Son una gran compra, desde luego.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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