El motor más potente para elegir del Saab 9-3X es un gasolina de 211 CV, turboalimentado y con inyección indirecta. Si le comparamos con un _referente_ como el 2.0 TFSI del Audi A4 Allroad, con idéntica potencia, el Saab homologa solamente 0,2 l/100 km más (una diferencia casi ridícula).
Cierto es que el motor VAG da 50 Nm más de par máximo y en un rango de vueltas más amplio, y el alemán saca 1,6 segundos al sueco en aceleración 0-100 km/h, beneficios de la inyección directa. Pero volvamos a la mecánica del Saab, que es el objeto de esta prueba. El 9-3X 2.0T XWD homologa 8,1 l/100 km de gasolina.
Con bioetanol ese consumo aumenta un 20-30%, es algo totalmente normal. El consumo de ficha se puede conseguir, pero con una conducción muy suave. Partiendo de zona urbana, pasando por la M-30 con atasco incluido y muy poca autovía a no más de 100 km/h he conseguido dejar el consumo en 7 l/100 km (conducción muy eficiente).
A lo largo de la prueba he hecho una media de 9,7 l/100 km, que me parece bastante soportable considerando el coche que es. Además, le sometí a unas condiciones de circulación exigentes, como un recorrido por autovía a una velocidad media superior a 120 km/h. Como en otras ocasiones, lo llené antes hasta arriba.
El viaje principal fue Madrid-Valencia manteniendo 140 km/h de marcador en todas las ocasiones que fue posible a efectos legales (en la práctica es casi 133 km/h) y sobre todo a efectos de seguridad, sin el objetivo de hacer una media de libro ni batallas contra el cronómetro.
Pues bien, el consumo no pasó de 10 l/100 km ni a la ida ni a la vuelta. Gasta más que un Saab 9-3 2.0T sobre todo por la tracción total y también por tener una peor aerodinámica (más apéndices, más altura libre). A los neumáticos no se les puede echar mucha culpa en esta ocasión.
La reserva saltó a los 550 kilómetros, con una previsión de autonomía de 90 km más, es decir, 640 km en un depósito. He de decir que a la llegada de Valencia, al equivocarme de dirección, me subió mucho la media por la conducción urbana y sin propósito de gastar lo mínimo posible, sino ser ágil (sin pasar de 60 km/h en avenidas).
Es factible llegar a 700 km por depósito, que son 61 litros. Por aritmética sencilla me salen 9,5 l/100 km con el primer depósito. Luego hice más kilómetros, un total de 870 km en el momento de devolverlo. Gasta lo que tiene que gastar, no es poco pero tampoco es precisamente mucho.
Este motor es bastante agradable. Quitando unas mínimas vibraciones a bajo régimen (<1.500 RPM) y casi llegando a la zona roja, donde deja de sonar bonito, es fundamentalmente silencioso y con un buen sonido. Especialmente suena bien al acelerar, el turbocompresor se oye lo justo para ser delicioso.
A quien le guste tener un motor turbo y que se note, nada de válvulas de descarga silenciadísimas, este motor le va a gustar mucho. A bajas vueltas ya sopla de forma claramente perceptible. Por cierto, tiene medidor de presión del turbo, algo restringido a muy pocos modelos de la saga 9-3.
El motor sube de vueltas con alegría, el turbo le viene como anillo al dedo, no encuentro razones para preferir un atmosférico en este caso. La respuesta es enérgica a la hora de adelantar o cuando se necesita una aceleración rápida, como en un carril de aceleración corto y tráfico algo denso.
Su refinamiento está lejos de ser alcanzado por el motor de gasóleo, el 1.9 TTiD, pero no es un gasolina demasiado refinado, hay alguna mínima vibración que otra que no se percibe en motor más "redondos". De todas formas, hay que decir que el TTiD es un diesel relativamente suave entre sus rivales.
Tiene un puesto de conducción muy agradable y cómodo, con facilidad para encontrar la postura adecuada a nuestra morfología. En un viaje largo nos convencerá. La tapicería de cuero no es de serie, cuesta 884 euros, mucho menos de lo que cobra Audi por el mismo concepto, más de 2.000 euros.
La instrumentación es como en cualquier Saab, para lo bueno y para lo malo. No tiene económetro instantáneo, ni doble contador del ordenador, pero es fiable en sus mediciones. De noche da gusto circular pudiendo apagar casi toda la iluminación del salpicadero y el tablero (botón Nightpanel).
Además, los faros de xenón iluminan de maravilla en este coche, y son de serie, en el Audi habría que pagar 960 euros más por ellos. Soy muy exigente en conducción nocturna, tengo la vista un poco delicada en esas circunstancias, y con este coche he quedado plenamente satisfecho al respecto.
La comodidad es la misma que podemos esperar de cualquier Saab, son coches realmente cómodos y agradables para viajar. Se merece ser Premium, aunque no destaca especialmente entre sus rivales. Su tacto deportivo deja un poquito que desear, está más aburguesado que los tres reyes teutones.
En autopista se nota cuando pasamos por encima de una junta, la dirección está blanda, en otros coches de su categoría se nota menos. Si en ese momento sólo tenemos una mano en el volante, hace poca gracia pero tampoco es que se descontrole. Le vendría mejor un reglaje de dirección un poco más duro.
De sus cualidades dinámicas al límite ya he hablado en la "presentación de los Saab 9-3 XWD":https://www.motorpasion.com/berlinas/presentacion-saab-9-3-xwd-aero-y-turbo-x-parte-1 y en la "prueba de los Saab 9-3 Aero":https://www.motorpasion.com/sedan/saab-9-3-v6-xwd-y-ttid-aero-prueba-parte-2 (V6 y TTiD). El 9-3X cedería un poco al tener la suspensión más elevada que sus hermanos de gama, la diferencia no creo que sea significativa. Tampoco lo vi diferente en confort.
En Motorpasión | Saab 9-3X 2.0T Biopower, miniprueba ("parte 1":https://www.motorpasion.com/pruebas/saab-9-3x-20t-biopower-miniprueba-parte-1, "parte 3":https://www.motorpasion.com/pruebas/saab-9-3x-20t-biopower-miniprueba-parte-3)