Ya hemos visto cómo es tanto por fuera como por dentro nuestro Renault Grand Scénic dCi 160 de siete plazas. Recordad que se trata del modelo saliente, y no del Grand Scénic 2012 que llegará a los concesionarios durante el mes de Enero, aunque al ser las diferencias sólo estéticas las conclusiones son válidas para ambos.
Hoy nos toca meternos de lleno en el apartado dinámico y todo lo relativo a su motor, prestaciones y sensaciones de conducción. Ayer comentamos que tiene un aspecto un tanto deportivo gracias a la parrilla, otros detalles de color plata y unas llantas bastante llamativas de 17 pulgadas, aunque tratándose de un monovolumen es probable que sólo se quede en eso, aspecto.
Vamos a intentar averiguar qué tal se defiende el Grand Scénic en ciudad, carretera e incluso en tramos de curvas. Hemos dicho que es espacioso, práctico y ofrece un interior configurable en función de nuestras necesidades. ¿Quedará el apartado dinámico en un segundo plano? ¿Qué tal el dCi 160? Vamos a verlo.
Conducción y dinámica
La unidad del Renault Grand Scénic que hemos probado monta un propulsor turbodiésel de inyección directa por Common Rail de 2 litros de cilindrada y 160 CV de potencia, cuya denominación comercial es dCi 160.
Este motor de 1.995 centímetros cúbicos consigue su potencia máxima de 160 CV a 3.750 RPM y ofrece un par motor de 380 Nm a 2.000 vueltas. En la práctica se nota empuje casi desde que superamos las 1.500 RPM y no desfallece hasta que nos acercamos a las 4.000 vueltas.
Este dCi 160 es el motor más potente de la oferta para el Grand Scénic y, por tanto, el más prestacional. Junto a una transmisión manual de seis velocidades permite alcanzar una velocidad máxima de 205 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en unos respetables 9,5 segundos (la versión de cinco plazas ahorra unas décimas con respecto a esta).
Con este motor el Grand Scénic se mueve con soltura y acelera con suficientes ganas, facilitando los adelantamientos, que no son problema. No sé si con las versiones más ecológicas el coche se mostrará mucho más perezoso. Éste desde luego no se queda corto, algo normal si tenemos en cuenta que es el motor más potente de toda la gama.
La versión probada homologa un consumo mixto de 6,6 litros, una cifra que se puede conseguir buscando una conducción eficiente (sin llegar tampoco a ser Javier Costas). En ciudad es donde más se dispara el consumo de este diésel, obteniendo cifras de entre 8 y 9 litros en una conducción normal.
En carretera tampoco obtiene un consumo brillante, ya que es muy difícil bajar de los 6 litros, aunque para tener 2 litros de cilindrada, 160 CV y tener que mover 1.628 kilogramos tampoco es una mala cifra. Cabe apuntar que el odómetro marcaba sólo 5.600 kilómetros al comienzo de la prueba.
Al volante
Una vez en el puesto de conducción del Grand Scénic nos sentimos algo elevados. Como dijimos ayer, la posición es alta pero no en exceso. La sensación no es demasiado diferente a la que tenemos en un turismo, aunque vamos más altos, y eso es un hecho.
Desde el interior del coche, y gracias al buen trabajo en insonorización, se oye muy poco el motor diésel y menos los ruidos de rodadura. Sí se aprecia ruido aerodinámico, principalmente el proveniente de los retrovisores que al ser generosos crean resistencia al aire.
Como viene siendo habitual en los Renault, no contamos con una llave convencional, sino con una tarjeta que el coche detecta y que necesitamos tanto para abrirlo como para arrancar, en este caso mediante un botón a la derecha del volante. La tarjeta tiene también botones para abrir o cerrar el vehículo.
El cuadro de instrumentos es digital, algo que no acaba de convencerme. Prefiero ver cómo suben las revoluciones mediante la clásica aguja que mediante una barra creada por ordenador. No obstante, la información que ofrece el sistema es muy completa y podemos configurar el cuadro (colores, cantidad de información, etc…).
Lo primero que me viene a la mente al pensar en un monovolumen es que está pensado para ser cómodo y agradable para viajar en familia, pero… ¿qué tal se portará en zonas reviradas o cuando se le exige más de la cuenta? Son preguntas interesantes, aunque probablemente el comprador de un Grand Scénic no necesite comprobar estas cosas.
El tacto general del coche no es su mejor baza (al menos para mi gusto) ya que es demasiado suave, demasiado francés. La dirección está muy asistida, es poco comunicativa y es demasiado rápida. El cambio, por su parte, no es tan preciso como cabría esperar.
Como en todo Renault que he probado, al principio cuesta dosificar el freno (lleva buenos frenos, por cierto), aunque esto sólo ocurre hasta que te acostumbras al tacto del pedal (cosa que tampoco lleva mucho tiempo). No es que sea un fallo, simplemente es algo que cabe anotar. El freno de estacionamiento es electrónico y se acciona mediante un pequeño tirador situado junto a la palanca del cambio.
A pesar de su tamaño y peso al Grand Scénic no le cuesta seguir la línea marcada por el conductor. En este sentido se comporta realmente bien y es fiel a las órdenes que le demos. ¡Ah! Que no se me olvide comentar que lleva neumáticos Michelin Primacy HP en dimensiones 225/55 R17 que ofrecen un buen agarre aunque eso sí, en agua no conviene ser muy bruscos con la dirección.
Como nosotros no llevamos niños, podemos ser un poco más malos con el coche para ver si se sonroja. A pesar de ser un coche bastante alto (casi 1,65 metros) y de dimensiones considerables, sorprende su agilidad. Los balanceos de carrocería no son demasiado exagerados pero existen, y los notamos.
La suspensión es blanda y quizá prima excesivamente la comodidad, pero lo cierto es que tampoco compromete la dinámica del coche. El equilibrio entre eficacia y comodidad es bueno, así que en este aspecto no hay queja alguna. Sólo en zonas muy reviradas los balanceos de la carrocería pueden molestar en exceso.
Me sorprendió el hecho de que el Grand Scénic dCi 160 tenga la trasera más alegre de lo que esperaba. Al levantar el pie del acelerador en plena curva la zaga se nos insinúa e incluso llega a soltarse, aunque él mismo corrige su trayectoria si el sobreviraje es acusado gracias al control de estabilidad.
Mañana pasaremos a la parte más densa de la prueba en la que hablaremos de todo el equipamiento y las diferentes versiones que ofrece Renault para su Grand Scénic.
Continuará...
En Motorpasión | Renault Grand Scénic dCi 160, prueba (exterior e interior )