Probamos el DS 9 Plug-In Hybrid 360 CV: una berlina para devorar kilómetros y kilómetros de carretera más a gusto que con cualquier SUV

Nota de Motorpasión

El DS 9 dejará de venderse en Europa a finales de este año, apenas cuatro años después de estrenarse en nuestro mercado. Pero que diga adiós no significa que no esté en plena forma y lo hemos comprado en el terreno donde más cómodo se encuentra: en carretera.

Para despedirnos del DS 9, nos hemos puesto al volante de su variante híbrida enchufable 4x4 de 360 CV en un viaje que nos ha llevado desde Madrid hasta Valencia bajo un sol de justicia, pero con un nivel de confort altísimo.

Es el momento de los PHEV, pero no de las berlinas

Mientras las ventas de coches eléctricos se ralentizan y muchos fabricantes rebajan su apuesta por la electrificación total, los híbridos enchufables ganan terreno. En un momento tan marcado por la incertidumbre, los PHEV se han convertido en la mejor alternativa para muchos conductores porque combinan ventajas de la electrificación total con ventajas de los modelos de combustión tradicionales.

A las marcas también les interesa potenciar las ventas de este tipo de vehículos, sobre todo ahora que venden menos eléctricos de los que esperaban, porque ayudarán a cumplir con los nuevos objetivos de emisiones de CO₂ que impondrá la Unión Europea a partir del año que viene.

Eso sí, los PHEV tienen algunos inconvenientes, como un precio y un peso más elevados que los modelos equivalentes con motor térmico, por eso encajan mejor en el segmento premium y, todavía mejor, con los coches más grandes.

DS lo tuvo claro hace tiempo, cuando decidió limitar la gama de su buque insignia, el DS 9, a las mecánicas híbridas enchufables. Después de varias actualizaciones, sigue siendo así, con una opción de 250 CV y otra de 360 CV, esta última con tracción total.

Ahora, el DS 9 tiene los días contados y pronto dejará paso al DS 8, un crossover que ocupará su lugar y se convertirá en el nuevo punta de lanza de la firma gala. Por desgracia, las berlinas no atraviesan su mejor momento, al menos en Europa, por lo que apenas hay sitio para este tipo de coches en nuestro mercado.

Bien es verdad que todo responde a la demanda del mercado y, como la gente quiere SUV, los coches que más se venden son SUV, pero es triste que eso signifique que no hay sitio para las berlinas tradicionales.

Durante décadas, este formato ha sido el mejor para viajar y he podido comprobar que sigue siendo así. Lo he hecho en un viaje de Madrid a Valencia al volante del DS 9 Plug-In Hybrid 360 CV, la variante más capaz de la gama de la berlina francesa. Hasta ahora, se apellidaba E-Tense, pero DS ha decidido reservar este nombre para sus modelos 100% eléctricos y llamar Plug-In Hybrid a los híbridos enchufables, así como Hybrid a los híbridos ligeros.

Con este nuevo apellido, el DS afronta el final de su ciclo comercial en Europa solo cuatro años después de su lanzamiento. Su diseño apenas ha cambiado a lo largo de todo este tiempo, así que sigue siendo una de las berlinas del segmento E con más personalidad.

Desde el primer momento, su objetivo ha sido plantar cara a las alternativas premium de este segmento, es decir, Audi A6, BMW Serie 5, Mercedes-Benz Clase E y Lexus ES. En otra época hubo muchas más berlinas premium en el segmento E, incluidas varias francesas, como el Renault VelSatis, el Peugeot 607 y el Citroën C6, pero todo ha cambiado y, ahora, el DS no tiene demasiados adversarios. Eso sí, los que tiene son duros de pelar y el diseño es una de sus bazas para reinvindicar un hueco en la categoría.

Aunque tiene la clásica estampa de berlina de tres volúmenes, está cargado de detalles únicos, como las luces situadas en los pilares C que hacen un guiño al Citroën DS de los años 50. Es grande porque mide 4,93 metros de largo, pero se ve proporcionado porque también es ancho y bajo, mucho más bajo que un SUV. Llama la atención porque cada vez es más complicado ver coches nuevos así de bajos fuera del ecosistema deportivo.

Interior del DS 9: calidad, tecnología y mucho (MUCHO) espacio

Es algo que se nota especialmente al sentarse en cualquiera de sus asientos. Hay que “tirarse” al suelo y esa es una de las razones por las que mucha gente elige un SUV, pero, también es lo que permite tener un puesto de conducción que, hoy por hoy, se sale de lo común.

Permite sentarse muy abajo y con las piernas bastante más estiradas que un todocamino, pero es comodísimo y la ergonomía es casi perfecta. Solo cuesta acostumbrarse a la posición de los elevalunas porque están situados en la consola central y es algo poco habitual. Por lo demás, todo queda a mano, la visibilidad es muy buena en todas las direcciones y el diseño está bien planteado, con un cuadro digital de buen tamaño, con suficiente información, fácil de leer y configurable.

La pantalla táctil central también es grande y está bien situada; el sistema multimedia no es tan intuitivo y casi todo se gestiona a través de pantalla, incluido el climatizador, pero funciona con fluidez y permite conectar Apple CarPlay y Android Auto sin necesidad de utilizar cables.

Más allá de lo cómodo que es, no solo por la posición, sino por los propios asientos, el interior del DS 9 destaca por tres cosas: la calidad, el espacio y, de la misma forma que en el exterior, el diseño.

Está muy bien hecho, con materiales muy agradables a la vista y el tacto por todas partes, incluso en los pilares y el techo, que están forrados en una especie de terciopelo. El diseño también está cargado de personalidad y en materia de espacio es muy amplio, tanto delante como en la parte posterior.

Es uno de esos coches que invitan a viajar en las plazas traseras; pueden hacerlo de forma muy cómoda hasta las personas más altas porque sobra espacio en todas las cotas. También ayuda estos asientos tengan calefacción, ventilación y hasta masaje, como en las berlinas de representación del segmento superior.

El maletero, en cambio, es solo correcto, al menos para un coche que roza los 5 metros de largo; con 510 litros, es suficiente para llevar el equipaje de cuatro pasajeros, la boca de carga es amplia y el diseño regular permite aprovechar bien el espacio.

Pero que sea un coche que permite disfrutar desde la parte trasera no significa que no de la talla al volante, más bien lo contrario. La posición de conducción es excelente y, hoy por hoy, también se puede que es otra muestra de personalidad porque permite sentarse más cerca del suelo que en la mayoría de coches (SUV).

El cuadro digital y el multimedia también están bien resueltos, mucho mejor que en las primeras unidades del DS 9 que llegaron en 2020. Tanto la pantalla de la instrumentación como la táctil central tienen más fluidez y el sistema de infoentretenimiento está a la orden del día, incluyendo conectividad inalámbrica a Apple CarPlay y Android Auto.

Solo tiene un inconveniente: requiere cierto tiempo acostumbrarse al interfaz poco intuitivo del multimedia y navegar por los menús y submenús, pero forma parte de la atmósfera de diseño tan particular de DS.

Al volante del DS 9: para hacer kilómetros sin parar

Una vez en marcha, es algo que pasa a un segundo plano porque basta con recorrer unos metros para que el confort acapare todo el protagonismo. Ni siquiera hace falta salir de la ciudad porque esta cuestión sale a relucir en cuanto se pasa el primer badén o uno de los innumerables resaltos que tienen las ciudades españolas: el DS 9 se traga todo con una facilidad pasmosa y apenas se nota dentro del habitáculo.

Eso incluye las típicas carreteras rotas que, por desgracia, también son ya innumerables en nuestro país (y van a más). La puesta a punto del francés está claramente orientada al confort y cumple con creces, hasta se puede circular más rápido de lo que se debería por carreteras con muchos baches y dentro del habitáculo prácticamente ni se nota.

En vías más rápidas y, por lo general, mejor asfaltadas, como la mayoría de autovías, la suspensión también parece hacer magia porque trabaja constantemente para dar la sensación de que viajamos en una alfombra voladora, como en los grandes Citroën de hace décadas. No tiene nada que envidiar a la suspensión neumática de un Audi A8 o un BMW Serie 7.

La electrónica y el sistema DS Active Scan Suspension tienen mucho que ver. Utiliza una cámara para “leer” el terreno, ver los baches y preparar la suspensión para pasar por encima de la forma más cómoda posible.

Bien es verdad que el nivel de insonorización del habitáculo no es tan excepcional como el de esas grandes berlinas (mucho más caras), por lo que el confort de marcha no está a ese nivel, pero lo roza y, desde luego, es superior al que ofrece su hermano SUV, el DS 7.

Dejando el confort a un lado, la versión analizada es la híbrida enchufable de 360 CV (hay otro PHEV de 250 CV sin tracción total) y con esa potencia no se echa en falta más músculo en ninguna situación.

Aunque pesa más de 2.000 kg, este DS acelera de 0 a 100 km/h en 5,6 segundos y la parte eléctrica contribuye a las aceleraciones y recuperaciones sean inmediatas nada más tocar el acelerador. No es un coche hecho para correr, pero puede correr mucho y es relativamente ágil, al menos en carreteras rápidas.

También sale bien parado en el apartado de consumos. La prueba tuvo lugar entre Madrid centro y Valencia; salimos de la capital con la batería completamente cargada (homologa 62 km de autonomía eléctrica, pero el ordenador indicaba que podíamos hacer 58 km en modo eléctrico) y llegamos hasta la autovía sin gastar una gota de combustible, con el modo de conducción eléctrico activado.

Al llegar a la autovía, cambiamos al programa híbrido para que el coche gestionase automáticamente la energía. Yendo todo el tiempo a la velocidad máxima de la vía, con dos personas a bordo y dos mochilas pequeñas, la media al final del trayecto fue de 5,8 l/100 km.

Es una cifra lo suficientemente buena como para no echar de menos un motor diésel en la gama DS 9. Sí, una mecánica turbodiésel relativamente potente le sentaría como anillo al dedo a este coche, pero hay que recordar que estamos en 2024 y que el diésel ha dejado de estar bien visto. Por otro lado, el conjunto híbrido enchufable encaja perfectamente con la personalidad del DS 9 porque le permite ser más silencioso, suave y agradable que si tuviera un motor diésel.

Todos estos ingredientes, por tanto, convierten al DS 9 en una de las mejores opciones para viajar del mercado, pero tiene un problema. Bueno, en realidad dos. El primero de ellos es el precio: parte desde los 65.503 euros en su variante Plug-In Hybrid de 250 CV y con el acabado básico, denominado Rivoli+. Está al mismo nivel que rivales más modernos, mejor equipados y con gamas mucho más amplias, como el nuevo Mercedes-Benz Clase E.

Versión

precio

DS 9 RIVOLI+ PLUG-IN HYBRID 250

65.503 euros

DS 9 RIVOLI+ PLUG-IN HYBRID 360 4X4

76.207 euros

DS 9 opera PLUG-IN HYBRID 250

73.135 euros

DS 9 opera PLUG-IN HYBRID 360 4X4

83.887 euros

El otro problema es que es una berlina y este tipo de coches están en su mejor momento porque los SUV los han desplazado a un segundísimo lugar. Por eso, las ventas del DS no están siendo buenas en Europa, y en particular en España, donde apenas se han matriculado 10 unidades en la primera mitad de 2024, en cambio, se han vendido 1.504 DS 7 en el mismo periodo de tiempo.

Es por ello que DS ha decidido dejar de vender el DS 9 en Europa. Lo hará a finales de este año, apenas cuatro años después de estrenarse en nuestro mercado, corriendo la misma suerte que otras berlinas francesas de primer nivel que intentaron plantar cara a sus todopoderosos rivales alemanes y no lo consiguieron, como el Citroën C6. Al menos hemos podido despedirnos del DS 9 de la mejor manera posible, con el viaje más cómodo que he hecho en los últimos meses.

Los gastos asociados para acudir a esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.

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