Hace más de medio siglo, casi 60 años, que MINI lleva movilizando al mundo con un estilo muy particular. Soluciones compactas y con un carácter muy marcado han conquistado a cientos de miles de personas a lo largo y ancho de todo el mundo.
Bajo el paraguas del Grupo BMW, MINI está viviendo una segunda juventud dentro de la que se ha permitido el lujo de crear una gama completamente renovada de sus versiones más deportivas: las John Cooper Works. Y para conocer a los cuatro integrantes de la familia más gamberra de la marcar nada mejor que iros de tramo.
MINI, más de medio siglo emocionando
Pero antes un poco de historia porque, antes de los John Cooper Works, fue en 1959 cuando el primer MINI apareció en el mercado. Con unas dimensiones exageradamente compactas de 3.058 mm de largo por 1.380 mm de ancho y 1.278 mm de alto los primeros MINI respondían a unos requisitos clave: ser coches urbanos, polivalentes, familiares, que tuvieran maletero y fueran económicos.
Y vaya si lo eran. El diseño de Alec Issigonis salió de la factoría de Oxford y encandiló a todos los que en los 60 se pusieron a sus mandos, creándose una gran fama como coche para todo que sólo se veía empañada por algunos problemas, como la refrigeración en climas calurosos al llevar el radiador colocado longitudinalmente en la aleta delantera izquierda.
En su puesta en escena en 1959 se empleó un pequeño motor de cuatro cilindros en línea refrigerado por agua con 850 centímetros cúbicos, más que suficiente para mover de forma alegre a un pequeño y ligero coche de tracción delantera.
Con el paso de los años y viendo que el MINI era capaz de digerir la potencia pese a su comportamiento tipo kart con suspensiones mediante tacos de goma, la cilindrada se fue incrementando, primero hasta 997 cc, luego 998 cc y posteriormente 1.071 cc. Y aquí es donde John Cooper entra en escena de verdad.
John Cooper preparó uno de estos diminutos coches y se lo llevó a correr frente a las grandes glorias de la época en el Rally de Montecarlo de 1964. Allí, contra todo pronóstico y desoyendo las voces que le decían que "aquello no iba a funcionar", se hicieron con la victoria.
Al año siguiente, en 1965, volvieron a ganar y en 1966 con la competencia apretando fuerte equiparon un nuevo motor ya con 1.275 cc de 78 CV y lograron un triplete histórico, aunque fueron descalificados posteriormente.
John Cooper Works en estado puro
Este legado tanto de popularidad en la vida civil con una producción que se cuenta por millones (1.190.000 unidades de la primera generación) como de vinculación con las carreras, ha llevado a que BMW apueste fuertemente por un segmento de nicho pero con un fuerte calado histórico.
Los compactos deportivos no serán precisamente unos superventas, pero tienen su público, especialmente en los garajes de quienes aprecian el tacto "go-kart" tan especial que MINI trata de influir en sus modelos, más aún en aquellos más prestacionales bajo el histórico nombre de John Cooper Works.
Actualmente la gama MINI JCW se compone por cuatro modelos (coupé, cabrio, Clubman y Countryman), todos ellos tocados por la varita mágica del culto a las prestaciones y, sobre todo, a un tacto directo, con un carácter muy marcado en el volante y un sonido embaucador a través de sus escapes con salidas dobles.
Para saber de qué son capaces estos ya no tan pequeños compactos deportivos pusimos rumbo hasta un tramo de carretera secundaria que solía utilizarse en el Rally de la Comunidad de Madrid. Sin duda el entorno perfecto para hacernos una idea de qué son capaces estos británicos con ADN alemán.
En nuestro caso elegimos el más ligero de todos, el MINI John Cooper Works con carrocería coupé. Bajo su capó un motor 2.0 de cuatro cilindros en línea turboalimentado que ofrece unos buenos 231 caballos de fuerza 320 Nm de par motor para completar el 0-100 km/h en 6,1 segundos.
Pero lo mejor está en su tacto. "Go-kart feeling" lo llaman en MINI, y al margen de su estética neo-retro, su interior lleno de colorines y luces dinámicas e indicadores redondeados, lo cierto es que es un coche realmente emocional.
Asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades engranamos primera y nos enfrentamos a un tramo de carretera sumamente revirada, con el asfalto roto, sin ningún tramo recto y sin tráfico gracias a la colaboración de la policía. El entorno idílico.
Aceleramos fuerte antes de llegar a la primera curva y los neumáticos delanteros pierden adherencia con relativa facilidad, pero se recupera rápidamente gracias a las anchas llantas con neumáticos en medidas 205 mm. Las marchas estiran con muchas ganas hacia la línea roja del tacómetro.
Llegamos a la primera curva y tiramos el coche hacia el interior sin tocar el freno aprovechando su buena pisada. De ahí en adelante una sucesión de curvas en segunda velocidad y tercera se convirtieron en un deleite, aunque con ojo, porque al reducir de tercera a segunda puedes meter marcha atrás. Ya no tanto por el motor, que en un entorno angosto no es determinante (aunque hizo gala de una buena elasticidad), sino por el comportamiento dinámico.
Las suspensiones específicas del modelo que en el día a día pueden resultar demasiado secas de reacciones, se convierten en las aliadas perfectas a la hora de elevar los niveles de adrenalina. Su firmeza permite leer perfectamente lo que ocurre en cada una de las cuatro ruedas, acompañado además por una dirección bastante directa y con un tacto también firme.
Si bien en los giros más lentos se muestra un tanto pesado (arroja 1.295 kg sobre la báscula), en los medios y rápidos, además de en las curvas enlazadas sale a relucir una puesta a punto que roza la perfección para aquellos aficionados a darse una alegría de vez en cuanto.
Y sí, aun con toda su parafernalia estética de llantas, paragolpes deportivos, difusor trasero, alerón de techo y sonido embaucador, sigue siendo un coche utilizable en el día a día con 211 litros de maletero y asientos cómodos en un espacio contenido. Aunque eso sí, para alguien aburrido que sólo quiera el coche como medio de transporte más que como medio de sensaciones, no es su elección y mejor invertir los desde 33.300 euros que cuesta en otro tipo de vehículo.