Nos hemos puesto al volante de la tercera generación del Mini Cooper S (F56) durante una jornada relámpago en carreteras de -Matrix- Madrid. Este modelo además de ser el tope de gama por el momento, es el único que tiene aún cuatro cilindros. Se han tomado lo del "minimalismo" demasiado en serio.
Hablamos de 192 CV al eje delantero, en un coche que por tamaño ya está más en el segmento B que nunca, el Cooper S se planta en 3,85 metros (3,66 metros en la primera generación). Sigue siendo el único de su segmento con suspensión trasera independiente. Acelera a 100 km/h en 6,8 segundos.
Ahora que lo pienso, he probado las tres generaciones del Mini moderno (R50, R56 y F56), y en las tres ocasiones he conducido uno amarillo. Será el destino. A lo que iba, ¿qué ha cambiado? Pues mucho más de lo que se ve, porque el diseño es una evolución, pero lo de debajo ha sido profundamente revisado.
Podemos distinguir muy rápido al Cooper S. La parrilla es única, y le han puesto una "S" roja. En las aletas delanteras encontraremos el mismo motivo. Quizá es más llamativa la doble entrada de aire en el paragolpes inferior que proporciona aire más fresco a los frenos. Atrás hay doble escape centrado.
En el interior se puede distinguir por su equipamiento, más rico, que incluye el volante deportivo, climatizador automático bizona, asientos deportivos, etc. La gran diferencia de precio entre el MINI Cooper y el Cooper S se explica parcialmente por la mejora en la dotación de serie.
De serie calza neumáticos de 16", aunque en este caso monta las más grandes, de 18". En mi opinión 17" ("ver detalle":https://www.motorpasion.com/galeria/mini-cooper-y-cooper-s-2014-presentacion/10) es la medida que tiene mejor compromiso entre confort, efectividad y el estacazo que nos van a dar a la hora de cambiarlas.
Un propulsor de nueva hornada
En las dos generaciones previas el Cooper S era un 1.6, primero con compresor volumétrico y después con turbocompresor (era PSA-BMW). Ahora tiene un _upsizing_ muy interesante, porque homologa un consumo bajo (5,7-5,8 l/100 km) y el motor se nota lleno de fuerza en casi cualquier régimen. Nos gastó casi el doble, pero dándole cera, no me parece mucho.
Sigue utilizando turbocompresor, aunque en esa cilindrada no es necesario para 192 CV, no queda otra para tener par a bajas revoluciones. No es un motor de giro rápido, pero os digo que su corte de inyección es tan suave como ser azotado con un látigo de seda. Y lo del corte de inyección es un decir.
Muchas veces aprecio que los motores gasolina sobrealimentados tienen un tacto muy brusco y que exige pisar el acelerador con zapatillas de bailarina de ballet para no sufrir tirones. Con el nuevo motor de gasolina eso no ocurre, da igual si somos bruscos, él no lo va a ser.
Por ejemplo, cuando hacemos una reducción de marchas, da igual que sea a ritmo "tranqui" que con el cuchillo entre los dientes, justo antes de soltar el embrague con una marcha inferior se han sincronizado las revoluciones a la perfección. El hacer doble embrague ya no es necesario en absoluto.
Ya sea en ciudad o en carretera de curvas el coche hace gala de un refinamiento excelente, aunque habrá quien vea eso como que han amanerado al coche un poco. Me hizo sentirme un conductor excelente, y hasta más guapo (aún). Eso sí, por muy suave que vaya, no me parece un coche para cualquiera.
De suspensión va durito, aquí las prioridad son las sensaciones, como los preservativos estriados. En el caso de tener la suspensión adaptativa opcional y vayamos en el modo de conducción más suave ("GREEN"), los badenes asesinos de Ciudad Universitaria hacen crujir las vértebras casi de la misma forma que en modo "SPORT".
Sacando al Mini Cooper S de la ciudad
La primera parte del recorrido la hice de copiloto (que no de pasajero), intentando sincronizar el MINI Connected con mi teléfono Android para ver las nuevas movidas de conectividad. Después de un buen rato lo di por imposible. La aplicación Mini Connected aún no sale en el _market_...
Después de salir por la A-6 y zamparnos el preceptivo atasco de salida, cosas de hacer una presentación de tarde, salimos por la M-505 para subir el Puerto de Galapagar. Mi compañero no conocía el trayecto, así que le fui "cantando" las curvas como en los _rallies_ para que pudiese darle zapatilla.
Este motor empuja con decisión, tiene un par de... conductos de admisión para la turbina (_TwinPower Turbo_). La aceleración se nota intensa, y desde bajas revoluciones tira bien. En modo _overboost_ tenemos temporalmente 300 Nm, esa es casi la fuerza de un TDI de 140-150 CV, y con ese peso, impone.
Gracias a la sincronización de revoluciones la conducción deportiva es un juego de niños, mi compañero pudo ir bastante ligerito sin dificultad a pesar de no dominar el trazado. Quien conozca esa carretera sabrá que hay curvas muy técnicas, capaces de delatar de qué cojea cada coche.
Pude apreciar que el Cooper S tiene unos límites por encima de lo que un conductor normal se atreve a evaluar. De hecho, mi compañero no llegó a tocarlos. Cuando me puse al volante más adelante, en otra carretera de curvas, tampoco llegué a alcanzarlos.
Lo máximo que conseguí fue un conato de sobreviraje en un cambio de apoyo, pero que con las ayudas electrónicas no hace falta ni contravolantear. Es un coche muy divertido, ahí se nota la diferencia de precio con un generalista que cuesta muchos euros menos, aunque la potencia sea similar.
No es nada subvirador, este modelo tiene el _System Performance Control_, que pretende evitar eso mismo. Funciona de maravilla. Se pueden apurar mucho las frenadas sin tener la sensación de que se nos va y lo siguiente es un besito contra un árbol. Además, la frenada es muy precisa, se puede apurar mucho.
En el modo "SPORT" la dirección se vuelve más directa, el pedal del acelerador es más sensible y el escape puede hacer un pequeño petardeo en las reducciones fuertes. Los Cooper hacia abajo no tienen ese efecto. En el caso de una versión automática cambia la respuesta de la transmisión.
Tiene un sonido de escape bonito, pero puede ser un poco más ruidoso para ponerse al mismo nivel que la suspensión dura, o la dirección deportiva. Hay otros dos modos de conducción, "MID" como término medio y "GREEN" para practicar conducción -pesetor- más eficiente y del día a día.
Ahora la instrumentación está a la izquierda, con lo que ha perdido un poco de encanto, me gustaba más la central y tener sobre el volante solo el cuentavueltas. Sacrificios que hay que hacer para poner en el centro una pantalla de 8,8" (opcional), que dicho sea de paso, no es táctil.
No hay testigo de temperatura como tal, pero es una información que puede proporcionar el ordenador de a bordo. Los más puristas echarán de menos la generación previa por detalles como este. Esta unidad estaba equipada con el _HUD_ escamoteable, que da información redundante para no bajar la vista. Lo veo totalmente prescindible.
También estaba equipado con una tira de LED que bordean la zona central del salpicadero. Se puede regular su intensidad y cambia según el modo de conducción, pero también lo veo totalmente prescindible, especialmente de noche. Pero es normal encontrarse pijadas en un coche Premium.
En resumen, el que quiera sensaciones de conducción acertará comprándose este coche, aunque me queda ver cómo van las versiones inferiores (One y Cooper), que todas usan motores de tres cilindros. No es precisamente económico, son casi 26.000 euros, pero ajustando equipamiento lo han abaratado un poco respecto al anterior.
Se equivocará el que quiera un coche cómodo de suspensión, que busque otra cosa. El MINI pretende emular a un _kart_, y pocas cosas hay más duras que eso. Otra de las características de la nueva generación es el aumento de la habitabilidad, los pasajeros traseros van a ir más cómodos, y la ganancia de maletero es importante, ahora son 211 litros (51 más).
Sin embargo, o estoy mal hecho, o creo que la palanca de cambios está muy atrás, al meter las marchas pares tocaba con el codo el borde del asiento. También me llamó la atención que apenas tuve que sacar el volante, los pedales me quedaban algo lejos, y normalmente suelo sacar volante (ajuste en profundidad) en casi todos los coches.
El aumento de tamaño del coche se ha hecho pensando en dos cosas, la normativa de protección de ocupantes y peatones, y que sea un coche más práctico. Cierto es que está el Clubman para eso, pero los datos de ventas dicen que el _hatchback_ se vende mucho más y esa gente sigue queriendo más practicidad.
Los modelos anteriores eran más MINI. Y el coche que le inspiró el utilitario de MG, era la mínima expresión en todo, mirad la prueba de un MINI de 1973. Una cosa no ha cambiado, conducir un MINI sigue siendo algo distinto a coger cualquier competidor, sea Premium o no, es lo que hay.
Finalizo haciendo mención a la potencia de su diseño, también en el interior, por ejemplo las botoneras de interruptor tan características. Plásticos blandos donde normalmente va piedra... pero ya que estaban, podían haberse acordado de los antebrazos de los pasajeros traseros. ¡Y tiene cinco posavasos! para cuatro plazas.