Fabricado en Oxford y como buen roadster de origen británcio, el MINI Roadster Cooper S tiene que ofrecer todo lo que un auténtico petrolhead británico puede esperar de él, y eso es mucho y muy bueno. Eso si, la calidad y los detalles se pagan a precio de oro.
Si os digo que el precio de la unidad de pruebas con todo el equipamiento que llevaba es cercano a los 40.000 euros, es posible que muchos penséis que hay que estar loco para comprarse un coche de este tamaño por ese precio.
Admito que yo al principio también pensaba así, pero después de conducirlo como mi coche de diário durante toda una semana, he de reconocer que ha conseguido cambiar mi forma de pensar. ¿Queréis saber como he conseguido convencerme?
Una de las principales características de MINI desde que el Grupo BMW relanzó la marca hace ya más de una década, fue que querían posicionar sus modelos como urbanos y Premium. Eso no se quedó solo en un concepto de marketing como tantos otros, porque cuando conduces un MINI realmente percibes la calidad.
La calidad de los materiales del interior, tanto en plásticos como en las telas y el ajuste de todos los elementos te sitúan en una atmósfera de calidad de la que pocos coches de su tamaño pueden hacer gala.
Múltiples opciones para personalizarlo a tu gusto
MINI fue una de las primeras marcas en ofrecer infinitas opciones de personalización para sus coches, de forma que es complicado encontrar dos MINI exactamente iguales. En el caso del MINI Cooper S Roadster esto también es así y es casi mejor hablar del equipamiento opcional que del de serie.
Os habrá llamado la atención el color verde de la carrocería, muy racing y muy acorde con un MINI como este. Hay que pagar por él 476 euros, pero en combinación con las rayas que recorren la carrocería de delante a atrás por 159 euros, el conjunto tiene un aspecto muy deportivo y elegante al mismo tiempo.
El toque “macarra” lo aportan las llantas de aleación, que también son opcionales. Son de 17 pulgadas y cuestan 708 euros, pero si no os gustan no os precupéis porque en el catálogo hay otras 12 disponibles.
Pasando al interior, la tapicería de los asientos es de tela de serie. Se puede optar por tapicerías mixtas tela/cuero por un precio de 687 euros, o cuero entero de diferentes tonalidades por precios que van desde los 1.522 hasta los 2.008 euros. El cuero Lounge Toffy marrón de la unidad de pruebas cuesta 1.849 euros.
Entre el equipamiento de serie destacan algunas cosas como los sensores de aparcamiento traseros, ordenador de abordo, radio con CD, climatizador, aire acondicionado, volante multifunción y el botón Sport que le da un carácter más deportivo. Pero no esperéis mucho más.
Por poner un ejemplo de cosas por las que hay que pagar en el MINI, la activación automática de luces y limpiaparabrisas cuesta 127 euros. No es un precio exagerado si tenemos en cuenta que estamos adquiriendo un coche que roza los 30.000 euros, pero todavía hay que añadir muchas más cosas.
Si quieres disfrutar de un sonido de alta calidad incluso cuando viajas descapotado deberás optar por el sistema de sonido Harman/Kardon que cuesta 782 euros. El sistema MINI Connect que te permite interconectar tu teléfono móvil con el coche y manejarlo todo a través de la pantalla central cuesta 264 euros.
Esta pantalla central solo está disponible si equipas el sistema Radio Visual Boost que tiene un precio de 1.268 euros. Pero ojo, porque ahí no acaba la cosa porque a nivel de comunicación y entretenimiento faltaría algo básico como el Bluetooth con conexión USB cuesta la friolera de 771 euros.
Por el accionamiento semiautomático de la capota deberás pagar 835 euros, y eso que como su propio nombre indica hace que la parte inicial del proceso de descapotado haya que hacerlo a mano, algo impensable hoy en día en coches descapotables como éste. Un claro punto negativo.
Si habitualmente vas a dejar tu coche en zonas estrechas es recomendable que lo equipes con los retrovisores exteriores plegables eléctricamente que cuestan 254 euros. Como veis, en el MINI Cooper S Roadster casi todo se paga como extra.
Una de las opciones más importantes si pensáis rodar con él descapotado en invierno son los asientos delanteros calefactables. Cuestan 306 euros, pero unidos al deflector de aire para situar entre los arcos de seguridad que cuesta 201 euros, conseguirás un habitáculo listo para disfrutar de un auténtico roadster en invierno.
Los faros de xenon por 729 euros unidos al paquete de iluminación interior (te permite cambiar los colores de iluminación interior con solo pulsar un botón) que cuesta 127 euros son también opcionales.
Podríamos estar horas contando todo el equipamiento opcional que puede llevar el MINI Cooper S Roadster, pero simplemente quería que os hicieseis una idea de cuanto hay que gastarse para tener uno bien equipado. Por eso decía al principio que no es descabellado comenzar a configurarlo a tu gusto y que pronto el coche ronde los 40.000 euros.
Elementos de seguridad
El equipamiento de seguridad es lo último de lo que hablaremos en esta tercera parte de la prueba. De serie lleva control de estabilidad DSC, que además de administrar la potencia del motor y de llegar a frenar las ruedas en situaciones de baja adherencia, también incluye la asistencia para arrancar en cuestas.
El MINI Cooper S Roadster está equipado también de serie con cuatro airbags. Aparte de los dos delanteros hay otros de cabeza y torax que tienen una función fundamental en caso de golpes laterales.
Aunque lo que no me entra en la cabeza a estas alturas es que un básico como el control de tracción DTC sea opcional y haya que pagar por él 169 euros. Cuando se equipa con él al MINI Cooper S Roadster también se incluye el autoblocante EDLC electrónico que permite llevar a cabo una conducción más deportiva, pero esto debería ser parte del equipamiento de serie en una versión deportiva Cooper S como esta.
En Motorpasión | MINI Cooper S Roadster, prueba (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4)