He de reconocer que nunca he sido un gran amante del Mercedes-Benz Clase A, al menos hasta ahora. Aunque de diseño interesante, y a mi gusto atractivo, una vez te ponías al volante descubrías que ni eran tan sólido como uno espera de un modelo de la afamada marca alemana ni su interior estaba a la altura. Vamos, que salvo por aspecto no enamoraba, precisamente.
Ahora ya hay una nueva generación del Mercedes-Benz Clase A en el mercado, que por cierto ya condujimos en una primera toma de contacto, y es el turno de probarla más a fondo para descubrir si realmente esta evolución del compacto de Mercedes-Benz supone o no el necesario paso adelante.
Aunque muy en la línea de su predecesor en cuanto a formas generales, y por tanto también bastante atractivo (aunque al final es cuestión de gustos) este Clase A 2018 destaca sobre todo por los nuevos faros, que dotan al modelo de una renovada mirada, más afilada y a mi parecer también más seductora.
La trasera es quizá la que suscita más disparidad de opiniones. Que si se parece a otros modelos, que si tiene un aire asiático... La única pega que encuentro son las salidas de escape falsas -son embellecedores- que tan de moda están en infinidad de modelos, y que veo totalmente innecesarias.
Lo mejor siempre está en el interior
Para muchos el principal problema del Clase A saliente era precisamente el habitáculo, tanto por el diseño como por la calidad de materiales y acabados. Malos ajustes, grillos, etc... No estaba a la altura de lo que debería ser un Benz con todas las letras, y en esta nueva generación le han puesto remedio, afortunadamente.
De hecho, el habitáculo del Clase A 2018 es probablemente lo mejor del modelo. Se mantiene el diseño escalonado del salpicadero, pero todo tiene un aspecto bastante más cuidado y, en general, se respira un ambiente más premium y de calidad. Los plásticos superiores son de tacto gomoso y se pueden pedir, por ejemplo, molduras de madera de poro abierto o aluminio pulido auténtico -como en segmentos superiores-, entre otros interesantes materiales.
Es cierto que también hay algún detalle chocante, como lo sencillo y plasticoso que resultan los mandos para los elevalunas, por destacar algo, pero lo importante es que se trata de un interior infinitamente mejor que el anterior, y es justamente lo que se esperaba de este modelo, porque pedía a gritos tener un habitáculo a la altura de la marca. Incluso diría que supera las expectativas.
Tampoco me ha gustado el detalle de encontrar únicamente tomas USB de Tipo C (que nuestros compañeros de Xataka definen como "el peor estándar de la historia porque es de todo menos estándar"), ya que no he podido ni cargar el teléfono móvil -por tener cable USB normal-. Afortunadamente el Bluetooth soporta streaming de música mediante el smartphone, y pude escuchar mi música sin necesidad de conectar el teléfono por cable.
Por otra parte, la digitalización en este caso llega para quedarse, y es que desde la versión de acceso a la gama se incorporan dos pantallas digitales (de serie de 7 pulgadas ambas), que hacen las veces de cuadro de instrumentos y display multimedia. Una opción intermedia combina una pantalla de 7 pulgadas con otra de 10,25 pulgadas, mientras que el tope de gama lleva dos de 10,25 pulgadas (como en la unidad de las imágenes).
El cuadro de instrumentos tiene tres diseños diferentes (Modern Classic, Sport y Understated), pero sobre todo cada reloj permite cambiar la información mostrada (mediante los mandos táctiles del volante), de manera que en el cuadro podemos ver, por ejemplo, simplemente información de consumo y el mapa del navegador, sin cuentavueltas o velocímetro. Hay infinidad de posibilidades para configurar qué información queremos que muestre el cuadro, totalmente al gusto del conductor.
Mención aparte merece el volante, que al menos en la versión probada (línea AMG Line) es digno de segmentos superiores y resulta espectacular en un modelo compacto. Como ya sabíamos, este volante lo hereda del Clase S, y cuenta con molduras y botoneras metálicas que le dan un aspecto y un tacto sublime. Además, incorpora controles táctiles (uno para controlar cada pantalla) y un montón de mandos útiles. En este sentido, un diez.
Lo que no es de serie, eso sí, es la realidad aumentada para el sistema de navegación (346 euros), algo muy interesante y que tenía muchas ganas de probar (tras escuchar opiniones de compañeros que estuvieron en la presentación, y después de haber visto algunas imágenes al respecto) pero que esta unidad en cuestión no equipaba.
En lo que se refiere a habitabilidad, las plazas traseras son ideales para dos adultos, pero la plaza central es más para un apuro o para niños. En cualquier caso, el espacio para las piernas es correcto (sobran varios centímetros para una persona de 1,80 metros de altura, con el asiento delantero ajustado para alguien de igual talla) y también lo es el de la cabeza, aunque menos generoso.
Por último, cabe destacar que el maletero ha crecido en esta generación, alcanzando ahora los 370 litros de capacidad (1.210 como máximo, con los asientos traseros abatidos -40:20:40 y con trampilla que comunica maletero y habitáculo-) y situándose por tanto a medio camino entre sus dos principales rivales, el BMW Serie 1 (360 litros) y el Audi A3 (380 litros).
Un modelo más sólido y eficaz
Apañado uno de los aspectos más importantes que necesitaban cambio, que es el interior, llegamos a otro punto fundamental, el de la conducción. Aquí el Clase A también requería de un repasito, y lo cierto es que se lo han dado. Ahora el modelo resulta bastante más sólido que antes. Más coche, como se suele decir.
Cuando hablo de solidez me refiero a la sensación de entereza y robustez que transmite el coche al conducirlo, al afrontar baches, etc... Y en este sentido el Clase A me parece muy superior a su antecesor, que no era tan bueno como debería inicialmente haber sido en este aspecto. Una gran pega del anterior, solucionada de un plumazo.
Una vez en marcha y cuando empezamos a afrontar curvas llama la atención la precisión y el aplomo que ofrece este nuevo Clase A, la facilidad con la que cambia de dirección y, en general, lo satisfactorio que resulta conducirlo. Además, sorprende la lejanía del límite de adherencia (los neumáticos son Bridgestone Turanza en dimensiones 225/45 R18), ya que para encontrar subviraje tendremos que forzar mucho la velocidad de entrada a las curvas.
En los cambios de apoyo se muestra especialmente bueno, ya que no pierde la compostura en ningún momento. A la capacidad de agarre se suma un tren trasero que va muy bien atado al asfalto y que no se mueve del sitio ni siquiera cuando intentamos provocarle. Quizá la diversión no es su punto fuerte, pero la eficacia sí lo es.
El modelo da sensación también de estar bien insonorizado, pero tampoco es sobresaliente en este sentido (a 120 km/h llega ruido aerodinámico al habitáculo y también algo de rodadura). Lo que sí llama la atención, para bien, es la comodidad de la suspensión, que permite darse atracones de kilómetros sin mayor problema y también disfrutar de zonas de curvas cuando proceda.
El motor de gasolina del A 200, que es un 1.3 litros turbo de cuatro cilindros, ofrece una potencia de 163 CV a 5.500 rpm y un par máximo de 250 Nm desde apenas 1.620 vueltas. En la práctica, el coche acelera con brío y se mueve con una soltura sorprendente. Desde luego tiene fuerza más que suficiente para disfrutar de la conducción y para la mayoría de situaciones.
Donde no brilla tanto este propulsor es en refinamiento, ya que es algo sonoro y, además, a partir de la mitad del cuentavueltas el sonido no es especialmente interesante, por lo que tampoco te invita a subirlo demasiado de revoluciones (si bien roza las 6.500 rpm).
Por otro lado, la comodidad que facilita un cambio automático a la hora de moverse por ciudad, por ejemplo, queda un poco ensombrecida por la brusquedad de este doble embrague al maniobrar a bajas velocidades. Digamos que hay que acostumbrarse a la manera en que responde el coche, ya que la respuesta al acelerador no es tan precisa como nos gustaría (con poco gas apenas hay respuesta y con un poco más de gas la respuesta es demasiado viva).
Y... ¿qué tal este 1.3 litros en cuanto a consumos? Durante nuestra prueba, en la que recorrimos algo más de 550 kilómetros en casi un total de 10 horas al volante, obtuvimos una media de alrededor de 8 litros a los cien kilómetros, en una conducción eminentemente por carreteras secundarias. En autovía únicamente se podría rebajar esa cifra en un litro sin dificultad, si bien en conducción deportiva rondar los 10 litros también es fácil.
¡Hola Mercedes!
Como ya sabéis, este Clase A incorpora lo último en tecnología de la casa alemana, lo que incluye el MBUX y el sistema de reconocimiento de voz ¡Hey Mercedes! u ¡Hola Mercedes! (podéis ver un par de ejemplos de su funcionamiento -en vídeo- en nuestro Instagram).
Básicamente, se trata de un sistema al estilo Siri, capaz de contestar a nuestras preguntas e incluso actuar sobre algún sistema del coche a nuestra petición. Par activar el reconocimiento sólo hace falta decir "Hola Mercedes" o simplemente "Mercedes" (también funciona), momento en el que el coche nos preguntará qué necesitamos (en pantalla) y responderá en voz alta: "¿Sí?".
Si tenemos frío o calor, por ejemplo, podemos pedirle al coche que cambie la temperatura del climatizador, diciendo simplemente "tengo frío" o "tengo calor", pero las funciones son muchas más. También se puede, por ejemplo, preguntar por la temperatura exterior o incluir un destino en el navegador, pero sin necesidad de complicados comandos de voz. "Quiero ir a San Lorenzo de El Escorial" es suficiente para que el coche fije el destino en esta conocida localidad madrileña, y lo mismo ocurre is queremos llamar a un contacto de nuestra agenda, por ejemplo.
Equipamiento de serie y precios
Todas las versiones de la gama Clase A incorporan de serie equipamiento como el sistema multimedia MBUX, acceso y arranque sin llave, selector de modos de conducción (Dynamic Select), cámara de marcha atrás, detector activo de cambio de carril, sensor de lluvia o módulo de conectividad LTE (para servicios Mercedes me connect).
Además, la llamada línea Progressive incluye faros LED High Performance, llantas de aleación de 17 pulgadas, parrilla efecto diamante, tren de rodaje confort de altura rebajada, asientos confort, climatizador automático, molduras en efecto carbono, detalles cromados, tapizado en símil de cuero Artico y tela, techo forrado de color negro, etc...
Entre los opcionales más interesantes destacan asistentes de conducción como el control de crucero adaptativo Distronic (dentro del paquete "asistencia a la conducción") o el control de ángulo muerto (622 euros), así como la cámara de 360 grados, los asientos calefactados (402 euros) o con apoyo lumbar, el techo corredizo de cristal (1.289 euros), el Head-Up Display (1.244 euros), el navegador con disco duro o un sinfín de tapicerías, llantas y molduras decorativas, por ejemplo.
Hace unos días se anunció el precio base para la versión más asequible, el A 180 de gasolina con motor 1.33 litros y 136 CV, que parte en España de 28.800 euros. Aún así, es ligeramente más caro que sus dos principales competidores, los citados Serie 1 y A3.
Los precios de las versiones disponibles actualmente son los siguientes:
- Mercedes-Benz A 180 manual (6v): 28.800 euros
- Mercedes-Benz A 200 manual (6v): 31.400 euros
- Mercedes-Benz A 200 automático (7G-DCT): 33.650 euros
- Mercedes-Benz A 250 4Matic (7G_DCT): 48.550 euros
- Mercedes-Benz A 180d automático (7G-DCT): 32.700 euros
Mercedes-Benz Clase A: nuestra puntuación
.9
A favor
- Comportamiento dinámico
- Comodidad de marcha
- Solidez general
- Nivel de prestaciones
- Interior digital
En contra
- Cambio brusco al maniobrar
- Consumo no muy ajustado
- Precio elevado
- Solo USB Tipo C
En resumen, el nuevo Mercedes-Benz Clase A mejora dos de los puntos que debía mejorar, como son las calidades interiores y el comportamiento dinámico. Ahora sí, estamos ante un coche mucho más capaz que su antecesor, que resulta cómodo en carretera, más sólido, chocantemente bueno en carreteras de curvas y más amplio que antes, también con un mayor maletero (+29 litros).
Además, ahora el interior es 100% digital, con dos pantallas incluso en la versión más básica, hay disponibles un montón de asistentes a la conducción y, con el motor 1.33 litros del A200, se mueve bastante bien y tiene aceleración suficiente para cualquier situación. En definitiva, un coche que sí tendría en el garaje, a diferencia del anterior Clase A.
Eso sí, el principal inconveniente es que es un coche para nada barato, y más si tenemos en cuenta que la unidad de pruebas dista mucho de los 31.400 euros del precio base del A 200 (y los 33.657 del A 200 con cambio automático 7G-DCT), con un precio que, con todo el equipamiento opcional que lleva instalado, ronda los 40.000 euros .
Ficha técnica
Versión probada | A 200 | |||
Cilindrada | 1.332 cm³ | Tipo de tracción | Delantera | |
Bloque motor | 4 cilindros en línea | Combustible | Gasolina | |
Potencia (CV @ rpm) | 163 @ 5.500 | Capacidad del depósito | 43 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 250 @ 1.620 | Consumo urbano | 6,8 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.375 kg | Consumo extraurbano | 4,5 l/100 km | |
Velocidad máxima | 225 km/h | Consumo combinado | 5,3 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 8 segundos | Capacidad maletero | 370 litros | |
Transmisión | Automática de doble embrague (7G-DCT) | Precio (sin extras) | 31.400 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Mercedes-Benz. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Javier Álvarez