Mazda6 2.2 CRTD y 2.5 5p, prueba (conducción y dinámica)

Ayer empezamos a hablar del Mazda6, y más de uno se fijó en que el 2.2 CRTD “solo” da 129 CV. Esto es cierto a medias. Se ofrecen tres motores diesel para este modelo, todos son 2.2 CRTD y la versión probada, corrijo, una de ellas, es la menos potente. Hay dos escalones más, de 163 y 180 CV respectivamente.

En gasolina hay tres motores, un 1.8, un 2.0 y un 2.5, el analizado por otro lado es el más potente. Estéticamente ya vimos que el coche no ha cambiado gran cosa, pero en el chasis encontramos más de una modificación que mejoran el tacto del coche, aunque sin coger el otro a continuación no es fácil de distinguir.

El Mazda6 es una de las berlinas de segmento D más satisfactorias que podemos encontrar con tracción delantera, y aunque sea un coche para todos los públicos, también los apasionados de la conducción pueden disfrutar mucho con él. Pero claro, cada coche tiene unos límites y este no es una excepción.

Conducción y dinámica

Antes de hablar del coche en general, veamos los motores analizados. Al 2.2 CRTD no hay que juzgarle únicamente “por los caballos”, hay que mirar también los datos de par. El de 129 CV da 340 Nm a 1.800-2.600 RPM, el de 163 CV da 360 Nm entre 1.800 y 3.000 RPM y el de 180 CV ofrece 400 Nm a 1.800-3.000 RPM.

Por ejemplo, el 1.9 dCi de Renault de 130 CV solo nos da 300 Nm a 1.750 RPM, es una diferencia de patada a tener en cuenta. ¿Y el 2.0 TDI de 140 CV de VAG (con common-rail)? Pues 320 Nm a 1.750-2.500 RPM. El que no lo vea, está ciego. No deja de ser un 2.2, aunque esté amanerado, tiene huevos en bajas.

La sensación de conducir el 2.2 CRTD de 129 CV es la de un motor de más potencia, porque a bajo régimen tiene mucha decisión. Las recuperaciones son muy satisfactorias incluyendo la marcha más larga. La comparación en ese sentido con el 1.8 atmosférico de 125 CV… daría risa.

Llené el depósito hasta arriba y le metí al coche 954 kilómetros, quedando combustible para 65 km más. El ordenador declaró 5,5 l/100 km (homologa 5,2 l/100 km), a una media de 82 km/h y la unidad de prensa con unos 4.000 km a la recogida (prácticamente nuevo). Fue un 90% de autopista y el resto por zona urbana.

No hice conducción eficiente normal, sino una técnica que llamo “consumo constante”, es decir, unas veces a menos de 120 km/h, otras veces a más, intentando no superar los 6 l/100 km. Aceleré a fondo en marchas largas para ganar velocidad, así que imagino que se puede bajar un poquito con las técnicas clásicas.

Si el ordenador no “miente”, salen unos 1.000 km por depósito, y como hablamos de 64 litros combustible, es seguro que consume menos de 6,4 l/100 km. Creo que se habrá quedado en 6,3 l/100 km aproximadamente, porque con 5,5 l/100 km debería durar el depósito 1.163 km por lo menos.

Los motores diesel 2.2 japoneses modernos (Euro 4 en adelante) son muy satisfactorios, de lo mejor que hay ahora en cuatro cilindros si valoramos muchos parámetros, como suavidad o refinamiento, no solo si gasta poco o si corre. El 2.2 CRTD no se aleja de esa tendencia, aunque no es el mejor que he probado.

Sigo pensando que el mejor motor de su categoría es el 2.2 i-DTEC de Honda, pero el Mazda queda en buen lugar. No es apenas ruidoso si no se acelera con muchas ganas con la aguja de las RPM trepando por encima del 3.000, a velocidad de crucero su presencia se nota poco.

La cilindrada “alta” no se nota para mal, su consumo no es siquiera alto, el 2.0 VCDi de Chevrolet gasta apreciablemente más. Recuerdo que no busqué lograr el mínimo consumo, sino la mejor relación posible consumo/rapidez (sin pasar de 140 km/h de marcador), considerando eso, está realmente bien. Y ojo, que también chupé retenciones.

Por debajo de 1.500 RPM se notan varias vibraciones si se pisa el acelerador mínimamente, recomiendo acelerar desde un régimen más alto para tener una percepción menos áspera del motor. No es escandaloso tampoco, hay motores diesel de esta potencia mucho más tractoriles, como el 2.0 HDi de 136-140 CV.

No puedo asegurarlo, pero el 1.8 de gasolina seguramente sea más ruidoso en general, porque tiene cinco marchas, el diesel seis, y habrá que llevarlo más revolucionado para lograr el mismo efecto. El CRTD de 129 CV tiene un desarrollo en sexta de 0,711, ¡el mismo que los otros 2.2 CRTD!

En cambio, el 1.8 en quinta tiene un desarrollo de 0,755, el más corto de toda la gama. No he conducido el motor 1.8 en este coche, pero en esta potencia prefiero tener el par de un motor diesel (y da más del que debería) a asfixiar un motor atmosférico y tener que oir ruido. Cuestión de gustos.

¿Qué hay del motor 2.5 gasolina? Pues aquí las opiniones son muy dispares. Tiene una cilindrada tirando a alta, cuatro cilindros, inyección indirecta, no tiene turbocompresor… es decir, cumple Euro 5 y tecnológicamente no es el último grito, ni presume de relación potencia/litro (68 CV/litro, como el Citroën C1 1.0).

Como ya ha apuntado más de uno en la primera parte, es un motor muy robusto, con distribución por cadena y pocos alicientes tecnológicos que puedan fallar, y no está nada apretado. Es todo progresividad, la respuesta al acelerador a bajo régimen es inmediata, un 2.0 Turbo en ese instante sería un pelín más perezoso. Puede ser hasta brusco si se acelera fuerte.

Acelera con alegría hasta medio régimen, a altas vueltas flojea (síntoma de poca potencia en relación a la cilindrada), y corta la inyección a las 6.700 RPM (potencia máxima a 6.000 RPM) con una total suavidad, sin tirones de ninguna clase. Para un quemao que busque deportividad chunga le recomiendo que se mire otro coche, si estuviese el 2.3 DISI Turbo…

A alto régimen me parece un motor falto de fuerza, cuesta arriba pisando a fondo os reconozco que me he llegado a aburrir por unos instantes. Sí, mola ver la aguja de las RPM pasar de 5.000 RPM, placer que un diesel no da, pero si entre las 5.000 y las 6.700 hay un bostezo mental, mal vamos.

Recomiendo este motor a quien no haga muchísimos kilómetros, u odie el diesel, valore fundamentalmente un sonido más agradable, menos vibración o el tacto de un motor así. Para todo lo demás, el 2.2 CRTD de 180 CV, las prestaciones son casi las mismas. ¿Y qué hay del consumo?

Pues veréis, homologa 8,1 l/100 km, pero según el ordenador, mi consumo fue apenas superior (8,4 l/100 km) y eso que le di bastantes alegrías al acelerador, fue una conducción poco preocupada por el consumo. No gasta mucho si se conduce con suavidad, evidentemente, el diesel en eso le barre, pero hay una notable diferencia de precio.

Veamos cómo se amortizan los motores. Cada motor gasolina tiene su némesis en diesel, hay seis motores en la gama. El 1.8 de gasolina consume 6,6 l/100 km, por lo tanto será más rentable durante los primeros 100.000 km (gasolina 1,20 euros/litro y gasóleo 1,10 euros/litro) respecto al 2.2 CRTD de 129 CV.

En segundo lugar tenemos el 2.0 DISI de 150 CV, que gasta 7 l/100 km con transmisión manual y 7,7 l/100 km con automática (no hay más automáticos). Empezará a ser interesante a efectos económicos el 2.2 CRTD de 163 CV cuando pasen los 130.000 kilómetros, este es más difícil de amortizar. Eso sí, el CRTD es más rápido.

En el último escalón, el 2.5 170 CV compensará sobre el CRTD de 180 CV en los primeros 210.000 kilómetros. Para “poca potencia”, recomiendo el diesel de 129 CV. En el término medio, el CRTD cunde más para kilometrajes altos. En último término, sí, recomiendo el gasolina a la mayoría de la gente. Son comparaciones a igualdad de equipamiento (Active, Style y Sportive respectivamente).

El motor 2.5 me parece muy recomendable, haciendo ojos ciegos a la competencia, porque tecnológicamente es muy superable. Por cierto, los 2.2 CRTD homologan 5,2 l/100 km en el menos potente y 5,4 l/100 km en los otros dos, al menos según ficha. Los dos coches probados tienen cambio manual de seis velocidades.

Me gusta el tacto de la palanca, quizás algo mecánica, pero muy precisa, con el pomo cortito, guiño a la deportividad. Diría que en el diesel la dirección va algo más dura, me ha parecido notar que el 2.5 iba algo más ligero. Solo hay 25 kg de diferencia entre uno y otro (todos los diesel pesan 1.435 kg en vacío y sin conductor).

En cuanto a comportamiento, el Mazda6 tiene un comportamiento muy predecible, con unos márgenes de seguridad elevados. El coche parece aguantar con tranquilidad más potencia, porque con el 2.5 de 170 CV no conseguí poner el chasis en aprietos, especialmente cuesta arriba. Dinámicamente va bastante bien.

Hay diversos cambios en la suspensión para mejorar el confort de marcha y la estabilidad a alta velocidad (si entendemos por eso 200 km/h o más, no, no lo he probado, me lo creo). Han tocado anclajes, casquillos de las barras estabilizadoras, topes de suspensión, ajustes en la dirección asistida, etc.

La suspensión va un poco dura en compresión, pero en extensión es más suave. Transmite las imperfecciones e irregularidades “justas” para hacer un buen balance entre tacto y comodidad. Su pisada convence, y en viajes largos el coche es una gozada, aunque hay cosas mejores también como un Mercedes-Benz Clase C.

La elección de neumáticos del fabricante es la adecuada en cuanto a comportamiento, y los frenos están a la altura de las circunstancias. En cuanto al tarado del control de estabilidad, interviene cuando tiene que hacerlo, y no es muy a menudo precisamente. En conclusión, que les ha quedado bastante redondo.

En Motorpasión | Mazda6 2.2 CRTD y 2.5 5p ("exterior e interior":https://www.motorpasion.com/pruebas-de-coches/mazda6-22-crtd-y-25-5p-prueba-parte-1 y "equipamiento, versiones y seguridad":https://www.motorpasion.com/pruebas-de-coches/mazda6-22-crtd-y-25-5p-prueba-parte-3 y "valoración y ficha técnica":":https://www.motorpasion.com/pruebas-de-coches/mazda6-22-crtd-y-25-5p-prueba-parte-4)

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