Cuando estás deletreando el abecedario y llegas a la Z, toca volver a empezar. Eso mismo es lo que parece haber hecho BMW con el nuevo Z4, ya que es un biplaza roadster completamente nuevo con un carácter muy distinto al de su antecesor. Más emocionante y exigente, recupera el añorado techo de lona retráctil. Lo hemos probado en la versión M40i de 340 CV tras probar las versiones básicas y estas son nuestras impresiones.
El nuevo BMW Z4 llega a un segmento, el de los biplaza roadster, que no pasa por su mejor momento. Las ventas de este tipo de coches, al menos en España, agonizan poco a poco y solo unos locos se lanzan hoy en día a comprar un coche así de falto de polivalencia.
Por suerte en otros mercados las ventas de roadster no van mal, siguen siendo modelos que complementan a otros más populares dentro de cada marca y eso hace que en nuestro país podamos seguir disfrutando de ellos. Porque no olvidemos que estos son coches creados y pensados por y para disfrutar.
Borrón y cuenta nueva
El anterior BMW Z4 no era un mal coche. Contaba con un techo duro retráctil, era relativamente confortable, estéticamente acertado y su comportamiento, aunque no especialmente deportivo, no desencantaba.
Muchos podrían pensar que el hecho de que con el nuevo modelo la marca alemana haya empezado desde un papel en blanco se debe a un mal resultado de su antecesor, pero no es así. Simplemente, se han fijado en otro rival más acertado que el Mercedes SLK/SLC.
Con el Porsche 718 Boxster puesto en el centro del punto de mira, el equipo de desarrollo de BMW (junto con el de Toyota en algunas fases del proyecto), comenzaron a desarrollar este coche conjuntamente hace unos 4 años y han conseguido un coche que es capaz de rodar en Nürburgring Nordschleife más rápido que un BMW M2.
Eso es mucho decir, tanto que BMW tuvo que lanzar un BMW M2 Competition y dejar en barbecho el nuevo Z4 unas semanas para que no canibalizase al exitoso M2 un simple biplaza descapotable. Efectivamente, ha sido un acierto no fijarse más en el burgués Mercedes SLC (o en los SLK anteriores).
El cambio más evidente respecto a su antecesor es la eliminación por fin del techo rígido escamoteable. Ha dejado paso a una capota de lona de toda la vida, más elegante, más liviana, elemento clave para conseguir el equilibrio de peso 50:50 que declara y que así no le pese el trasero en exceso cuando el techo está guardado, como ocurría en el anterior.
De esta forma el centro de gravedad del coche baja considerablemente. Lo veas por donde lo veas, se ve como un coche ancho, bajo, regordete, agresivo y con unas proporciones que pueden gustar más o menos, pero que no podemos negar encajan a la perfección con el concepto roadster.
A pesar de que crece en todas las cotas salvo en la distancia entre ejes, que es 26 milímetros inferior, no lo hace en exceso y se sigue viendo como un coche pequeño, con un tamaño contenido.
El BMW Z4 por dentro y por fuera
En materia de diseño hay diversidad de opiniones, pero yo tengo la mía. Me gusta su diseño, especialmente el del frontal, no tanto la trasera que varía mucho dependiendo del ángulo desde el que la aprecies y la vista lateral me deja un poco frío con esa moldura delante que marca su cintura.
Lo que no creo es que cumpla con ese algo “especial” que esperas en un Z. El Z1 fue rompedor por el diseño de sus puertas y otras partes del coche, el Z3 era elegante y llegó a aparecer en una película de James Bond. El Z8 es considerado una obra de arte. Este en cambio, no tiene ese caché.
Esta versión es además la más potente y deportiva de todas, va firmada y tiene genes M Performance, de ahí que lleve algunos detalles que no tienen los ‘simples’ Z4 de cuatro cilindros. Cerium Grey es el color que se aplica a los riñones frontales y a las carcasas de los retrovisores, que son exclusivos de esta versión.
También lo son los escapes trapezoidales, que no terminan de convencerme del todo. Sí me gustan las llantas opcionales de 19 pulgadas (las de serie son de 18) robustas y con un diseño muy BMW que recuerda a los viejos tiempos de la marca.
En el interior lo que encontramos es una reinterpretación del interior que ha estrenado BMW en sus últimos modelos. Un interior que transmite calidad y que tiene un toque tecnológico, en este caso adaptado a la fisonomía de un roadster, pero básicamente es el mismo interior de un Serie 3, un X5 o un Serie 8 adaptado a las proporciones de este coche.
Choca un poco al principio encontrarte con una superficie de pantallas tan grande formada por el cuadro de relojes de 10,25 pulgadas y por la otra pantalla en posición central de otras 10,25 pulgadas.
Los menús se pueden manejar de diversas formas, como por ejemplo a través del iDrive, de los botones en el volante, mediante control por voz o usando el control táctil, algo más sencillo en este que en otros porque gracias a sus reducidas dimensiones, la pantalla queda muy a mano. Al menos es así si lo comparo con dónde se sitúa en un X5.
Los asientos son de una sola pieza con reposacabezas integrado. Agarran muy bien, tienen mucho soporte lateral y además los reglajes permiten encontrar una posición perfecta al volante. A mí que me gusta ir con el trasero bien pegado al suelo pude encontrar la posición perfecta.
Si corre igual que suena, esto promete
No busques el clásico botón de arranque de los BMW al lado del volante porque ya no está ahí. Para ponerlo en marcha has de pulsar otro situado en la consola central, ancha y plana, que separa ambos asientos delanteros.
“WOW, hacía tiempo que no escuchaba un sonido así de bonito al poner en marcha un coche. Esto promete”, pensé para mí al arrancarlo y apreciar un sonido grueso, notable y contundente que evoca a motor “gordo”.
Este es el único Z4 que monta bajo ese enorme capó delantero un motor de alto cubicaje, concretamente un seis cilindros en línea TwinPower Turbo de tres litros.
Capaz de cumplir con la normativa Euro6-Temp y al mismo tiempo entregar 340 CV a partir de 5.000 RPM y 500 Nm de par entre 1.600 y 4.500 RPM, promete sensaciones fuertes. 0 a 100 km/h en 4,5 segundos. Poco más que decir.
En marcha por ciudad hay un beneficio claro de conducir un coche con esa combinación de motor grande turboalimentado y caja de cambios Steptronic Sport de ocho velocidades. Puedes circular a ritmo suave en marchas largas sin apenas vibraciones o brusquedades y al mismo tiempo dispones de mucha fuerza siempre que lo necesites.
Basta con pisar a fondo el acelerador y la caja bajará dos marchas para ofrecerte el par necesario al tiempo que emite un bonito bramido. Mola.
Lo mejor de todo es que BMW parece haber dado con la tecla del confort y consigue que incluso un coche con una arquitectura así de opuesta al confort, con una batalla inferior a la de su antecesor, sea sorprendentemente cómodo.
No traslada apenas la dureza de los baches al habitáculo, los digiere con solvencia y en parte se debe a que estrena un esquema de suspensión con eje trasero de cinco brazos por primera vez en un Z de BMW. Sorprende en positivo, porque con la posición de conducción tan baja y con el trasero casi encima del eje posterior, esperaba un rompe espaldas, pero no lo es.
Otro nivel
El sitio más idílico donde esperas encontrarte con un roadster como este, es una carretera de montaña, alejada el mundo urbano. Hacia allí nos fuimos para comprobar cómo se comporta el Z4 M40i cuando llegan curvas, y lo que descubrimos es que también en este escenario, este coche no tiene nada en común con los anteriores Z.
Basta con seleccionar el modo Sport de los cinco disponibles (Sport, Sport Plus, Comfort, Eco Pro y Adaptative) para que la gestión de motor, suspensiones, dirección y sonido de escape cambien por completo gracias a la electrónica.
La caja ZF baja dos relaciones y el coche se prepara para lo que viene después. Empiezo a subir aquel puerto de montaña de vía ancha, pisando a fondo el acelerador y lo que me ofrece este coche es alucinante. Corre muchísimo, te deja pegado al asiento y lo hace además acompañando esas prestaciones con un sonido contundente que enamora.
Lo mejor llega cuando se acercan las curvas enlazadas. Izquierda, derecha, izquierda, derecha. Es increíble el ritmo al que te anima a pasar las curvas, demostrando una estabilidad y un aplomo que indican que este coche está en un nivel completamente distinto al anterior Z4. Creo que ni yendo al ataque en el anterior Z4 podrías ir tan bien como con este simplemente en modo Sport y un poco alegre.
La precisión de la dirección es absoluta, lee con detalle los movimientos que marcas con el aro y eso se agradece cuando el ritmo que permite el coche es tan alto. Basta con girar y allá va sin que el subviraje haga acto de presencia, aunque echo en falta algo más de comunicación con el conductor.
Pero es la linealidad entre los movimientos de acelerador y la respuesta del coche lo que tal vez destacaría más. Para ser una mecánica turbo apenas hay espacio y tiempo entre lo que indicas con el pie derecho y la fuerza que ofrece el coche, lo cual hace que conducirlo sea mucho más sencillo que en otros BMW.
En un pequeño y pesado roadster como este (pesa más de 1.600 kilos), eso es algo muy de agradecer, ya que facilita mucho el trabajo y hace que las salidas de las curvas pisando el acelerador sean una auténtica delicia. Está en tu mano pie decidir cuánta potencia quieres trasladar al asfalto, el simplemente cumplirá órdenes.
BMW Z4: nuestra puntuación
.1
A favor
- Equipamiento tecnológico
- Sonido del motor
- Polivalencia
- Comportamiento deportivo
En contra
- Precio alto
- Peso elevado
- Opciones caras
Como decíamos al principio de este artículo, el BMW Z4 M40i es un coche completamente nuevo y diferente a su antecesor más prestacional. Más grande, más pesado, más potente e infinitamente más rápido, también es más coche y más polivalente.
Perfectamente válido para moverte a diario o para disfrutar en una carretera de montaña, también su precio de 70.750 euros le sitúan en una liga donde antes no encontrábamos ni siquiera a los Z4 de altas prestaciones. Sí, la liga de los Porsche 718 Boxster donde por fin un Z4, puede jugar sin miedo a tratar de tú a tú al de Stuttgart.
Ficha técnica
Versión probada | M40i | |||
Cilindrada | 2.998 cm³ | Tipo de tracción | Trasera | |
Bloque motor | 6 cilindros en línea TwinTurbo | Combustible | Gasolina | |
Potencia (CV @ rpm) | 340 @ 5.000 - 6.500 | Capacidad del depósito | 52 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 500 @ 1.600 - 4.500 | Consumo urbano | 9,2 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.610 kg | Consumo extraurbano | 6,3 l/100 km | |
Velocidad máxima | 250 km/h | Consumo combinado | 7,4 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 4,5 segundos | Capacidad maletero | 281 litros | |
Transmisión | Steptronic 8 velocidades | Precio | 70.750 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Héctor Ares