Que el segmento de los coches SUV es uno de los más jugosos del momento no es un secreto para nadie que tenga unas nociones básicas del sector del automóvil. Se venden grandes, pequeños, generalistas, premium, diésel, de gasolina o eléctricos, pero pocos como este nuevo BMW X4 M con hasta 510 caballos que ya hemos tenido ocasión de conducir.
Fue a comienzos de este año 2019 cuando BMW hizo oficial el lanzamiento al mercado del coche que hoy nos ocupa, el BMW X4 M, y de su hermano casi gemelo, el X3 M, del que os hablaremos más adelante. Por primera vez BMW M GmbH desarrollaba dos modelos propios partiendo de la base de los SUV medios X3 y X4.
Ambos modelos, al igual que sus versiones más terrenales, se fabrican el la planta de BMW en Spartanburg (EEUU), la más grande de la marca en el mundo y donde se fabrican también otros SUV como los X5 ó X7.
Es lógico que se fabriquen allí ya que el 30% de las ventas de estos modelos están dirigidas al mercado norteamericano, siendo exportadas al resto del mundo el otro 70% de la producción.
Una estética potente
Un coche potente como el BMW X4 M, que ronda los 500 CV en las dos versiones en que se ofrece, normal y Competition, ha de tener una estética acorde con lo que promete a nivel dinámico. En este sentido en BMW juegan con cierta ventaja, ya que el BMW X4 que usa como base es sin duda alguna uno de los SUV con más personalidad del mercado, así que el punto de partida es inmejorable.
Su carrocería de estilo coupé, con una línea del techo descendente muy marcada, es su principal característica junto con una tapa del maletero y portón posterior muy plano, limpio y compacto, que le da un aspecto único.
Mide 4,7 metros de largo y en la vista lateral, más allá de esa línea del techo, lo que más destacan son los voladizos cortos y los pasos de rueda ligeramente hexagonales que en su interior albergan llantas de 21 pulgadas de serie o de 22 pulgadas en opción.
En la vista delantera, el BMW X4 M todavía no ha adoptado los 'mega riñones' de otros BMW de última hornada, sino que mantiene los de aspecto más clásico y tamaño contenido con lamas verticales dobles. Todavía separados entre ellos, van pintados en color negro en la versión Competition.
Destaca en la vista frontal el faldón delantero con entradas de aire muy grandes, necesarias para refrigerar el potente motor 3.0 biturbo que le anima.
Detalles como las branquias típicas de M integradas en los Air Breathers de las aletas delanteras, los espejos retrovisores con el estilo tan característico de los BMW M o el alerón con doble altura que corona la parte posterior del techo, son esos elementos que hacen que un conjunto así se vea especial.
Por último en la trasera, hay dos salidas de escape dobles a cada lado, situadas muy cerca de los extremos laterales del coche y no tan cerca del centro como ocurría antiguamente en los BMW M. ¿Cuestión de diseño o son así para dar cabida a los filtros de partículas? No lo sabemos, pero sospecho que va más por lo segundo.
Calidad en el interior
En el interior del BMW X4 M lo que encontramos gusta a la vista y convence al tacto. La ganancia de tamaño de los X4 actuales es significativa respecto a los anteriores, pero también gana varios enteros en calidad de materiales, ajustes y equipamiento en esta versión tope de gama.
Al abrir la puerta, la moldura que da acceso lleva el logo X4 M o X4 M Competition dependiendo de la versión. Los asientos también son distintos dependiendo de la versión elegida, aunque en cualquier caso los de serie del X4 M ya recogen bien. Ambos llevan la letra M incrustada en una placa que se retro ilumina de noche, como en los M3, M4 y en el M2 Competition.
Sentados en el asiento del conductor del BMW X4 M me gusta que permite adoptar una postura bastante baja, siempre teniendo en cuenta que estamos en un SUV.
El volante es una auténtica delicia tanto al tacto como a la vista. El aro gordo y bien mullido, bordado con el triple hilo de color de las franjas de BMW M y la disposición de los botones en ambos brazos hacen que tengas la sensación de tener todo bajo control en cualquier momento.
En la parte superior del eje central del volante, encontramos los botones M1 y M2 en color rojo. Permiten tener pre-configurados diferentes parámetros de electrónica de motor, suspensiones, dureza de la dirección e incluso la apertura de las válvulas de escape dependiendo de si quieres hacer más o menos ruido.
Todos esos parámetros, así como la velocidad del cambio Steptronic de 8 velocidades se pueden configurar de forma independiente a tu antojo, dando lugar a un X4 M con tantas posibilidades como puedas imaginar, pero lo cierto es que una vez que has encontrado tus dos configuraciones preferidas para el M1 y M2, además del modo normal que se pre-selecciona al encenderlo, no volverás a usar el resto de parámetros.
La calidad de los acabados es muy buena. Los materiales como la piel que se utiliza para tapizar asientos o cubrir las distintas partes del salpicadero es excelente, como esperas en un coche que supera los 100.000 euros de base.
Por si fuese poco, incorpora a nivel tecnológico infinitos elementos entre los que destacan el control por gestos o el asistente de marcha atrás, haciendo que en este apartado también sea un referente respecto a los modelos de su segmento.
En marcha con el BMW X4 M
La primera parte de la ruta que BMW nos había propuesto para la presentación de los X4 M y X3 M la hicimos precisamente al volante del primero en su versión normal. Esta es la que monta el motor 3.0 turboalimentado con 480 CV y 600 Nm de par. Más tarde conduciríamos el X3 M del que os hablaremos en otro artículo.
Lo pusimos en marcha pulsando el botón, todavía situado en el lado derecho del volante y no sobre la consola central como ocurre en los últimos modelos que BMW ha sacado al mercado. Las cuatro salidas de escape nos deleitan con un ronroneo perceptible, intenso pero no descarado.
Más descarado sí que se notaba el que emitía el BMW X4 M Competition aparcado al lado, por lo que las primeras diferencias entre uno y otro, ya son notables.
Salimos a carretera y comenzamos haciendo algo de autovía. En esos compases iniciales nos dimos cuenta de que este coche demuestra un nivel de confort de marcha como tal vez no esperes del SUV más potente y de planteamiento más deportivo de la gama BMW, con permiso de los recientemente presentados X5 M y X6 M.
Es bastante silencioso tanto a nivel de rodadura como aerodinámico y de motor. Además las suspensiones filtran bien y hacen que no se sienta duro. Solo se nota incómodo al pasar por tramos rotos o juntas de dilatación demasiado marcadas, porque sacudirán a los ocupantes.
Ayuda a esa comodidad el motor biturbo, con mucho par desde muy abajo y con una perfecta sincronización con la caja de cambios de 8 velocidades, que en las condiciones normales del modo confort (dispone de 3 modos) tiende a ir en la relación más larga para desahogar la mecánica y reducir los consumos.
Tras unos cuantos kilómetros por autovía en los que el X4 M nos demostró que no penaliza apenas el confort respecto a los X4 normales, salimos en busca de curvas y puertos de montaña en los que tener algo de diversión. Para eso se ha creado esta versión.
Entonces, tras configurarlo con los parámetros más deportivos, el BMW X4 M sacó a relucir la cara que esperábamos de él. Se nota un salto considerable entre los diferentes parámetros que puedes tener pre-configurados en los botones M1 y M2 o que puedes elegir independientemente a tu antojo.
Con el modo Sport de motor, suspensiones y dirección, el coche confortable que habíamos conocido hasta ahora muta en una bestia un poco más directa y precisa, más tensa.
La caja de 8 velocidades tiende a ir una o dos marchas más cortas que antes, la respuesta a los movimientos de acelerador se vuelve más rápida y todo pasa más rápido. Bien, eso es lo que esperas de un modo Sport.
El coche corre muchísimo desde abajo y sube de vueltas con fuerza, de forma muy progresiva y lineal. Basta con estirar un par de marchas hasta rozar el corte para sentir cómo el motor turboalimentado no tiene baches y está lleno de potencia en toda la banda.
Te pega al asiento con fuerza, y cuando llegan curvas se comporta con buenas formas. La dirección es sin duda uno de los puntos más destacados, ya que transmite bastante información y tiene un tacto fantástico en cualquiera de las tres posiciones.
En este sentido, ayuda a meter en los giros con confianza un coche que tiene un buen paso por curva, pero al que se le notan las poco más de dos toneladas de peso. Las inercias son inevitables y aunque las camufla, no dejas de tener que agarrar con fuerza el volante si quieres hacer pasos por curva casi de carreras.
Tracción 4WD o 4WD Sport que realmente empuja
En este caso se ha optado por montar la tracción total inteligente, que va repartiendo el par entre ambos ejes. En condiciones normales siempre manda más al eje posterior para premiar ese carácter deportivo.
La tracción es siempre integral y tiene dos modos, el 4WD normal y el 4WD Sport, este último pensado para permitir ciertas derrapadas. En ningún caso se puede dejar en modo tracción trasera 2WD como sí ocurre con el BMW M5.
La tracción a la salida de las curvas más lentas de la ruta fue uno de los puntos que más me llamaron la atención. El coche empuja con contundencia y decisión, trasladando la potencia disponible al asfalto sin problema alguno.
Esa capacidad de tracción, a la cual ayuda también el diferencial situado en el eje posterior que reparte el par entre ambas ruedas traseras premiando a la que tiene más adherencia, hace que las recuperaciones a la salida de las curvas sea fulgurante.
Basta con modular el acelerador como queramos, el coche acelerará más o menos dependiendo de lo que le exijamos y en ningún momento hemos conseguido que el control de tracción actúe.
El equipo de frenos tiene buen tacto y potencia, está a la altura de las circunstancias y no ha mostrado síntomas de desfallecimiento a pesar de hacer más de 30 kilómetros seguidos a ritmo alto. Está compuesto por discos perforados de 395 milímetros de diámetro delante mordidos por pinzas de 4 pistones y discos de 370 milímetros detrás con pinzas de un solo pistón. No hay opción de frenos carbono cerámicos.
Las diferencias con el BMW X4 M Competition son de matiz
Después de que el BMW X4 M nos demostrase que es un coche muy rápido, muy capaz e incluso divertido a la hora de hacer curvas, tuvimos ocasión de probar también la versión Competition.
En los X3 M y X4 M los Competition no son modelos independientes como ocurre en los M2, M5 o M8, sino que se trata de un paquete de equipamiento que por 10.000 euros, incluye elementos deportivos opcionales como los escapes M Sport, llantas de 21 pulgadas, los asientos M Sport o los detalles en negro en el exterior, además claro está de esos 30 CV extra y el par máximo de 600 Nm que se entrega entre 2.600 y 5.950 RPM (en el X4 M lo corta a 5.600 RPM).
El último tramo lo hicimos al volante del X4 M Competition y aunque el recorrido principalmente por carretera nacional y autovía no era el idóneo para encontrar las diferencias respecto al normal, sí que nos permitió percibir ciertas diferencias.
La primera está en el sonido del motor, que tanto al arrancar como en marcha se percibe más que el del coche que habíamos conducido anteriormente. En el modo más ruidoso no llega a ser molesto, e incluso me atrevo a decir que podría hacer algo más de ruido para llegar a emocionar a quien lo conduce.
Lo segundo que se nota es que el coche va algo más rígido que el normal, posiblemente por esas llantas de una pulgada más (22 pulgadas en opción) y también si lo estiras, percibes que corre un poco más. Es difícil notar más porque en carretera sacarle el máximo incluso a la versión de 480 caballos es muy complicado.
Estéticamente me parecen muy acertados los detalles que marcan la estética del Competition, como los riñones delanteros en negro, el pequeño alerón negro situado sobre la tapa del maletero hecho en plástico reforzado con fibra de carbono, las molduras de las puertas específicas o las letras de designación de modelo en color negro.
Precios del BMW X4 M y X4 M Competition
El BMW X4 M tanto en su versión normal de 480 CV como en la Competition de 510 CV son dos coches que cumplen con lo que prometen. Estéticamente agresivos, rápidos y dinámicamente capaces de emocionar a quien los conduce, están preparados para plantar cara a los Mercedes-AMG GLC 63 Coupé o al Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio. El Porsche Macan Turbo no alcanza su nivel de potencia, se queda en 440 CV, aunque dinámicamente está al mismo nivel o incluso por encima.
El precio del BMW X4 M es de 111.900 euros y el Competition supone un sobreprecio de 10.000 euros, quedándose en 121.900 euros. Si los tienes y buscas un SUV de altas prestaciones, los BMW X4 M pueden ser una opción muy acertada por su buen compromiso entre confort de marcha y dinamismo cuando le buscas las cosquillas.
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