Probamos el BMW X2 más barato de la gama, un SUV coupé diésel que gasta menos de lo que anuncia y es ideal para las familias que viajan mucho

Nota de Motorpasión

Después de una primera generación con una carrocería original y sin igual en la gama BMW, la nueva generación del BMW X2 se puso a la venta este verano, manteniendo está vez el vínculo con el BMW X1. Siguiendo el patrón de los modelos más grandes de la marca, el BMW X2 es ahora una versión “coupé” del BMW X1.

Al igual que el X1, el X2 está disponible con motorizaciones eléctricas y con motores gasolina y diésel. Y si bien la marca comunica en prioridad sobre las versiones eléctricas, son las versiones térmicas las que se venderán más, especialmente la versión de acceso a la gama que en España no es otra que la diesel. Probamos el BMW X2 sDrive18d, el más barato de los X2.

Un SUV coupé con más espacio que un familiar

Con la segunda generación del X2, BMW deja por fin las cosas claras: al igual que el X4 y el X6, esta vez se trata de un “SUV coupé”. El X2 gana un aspecto más dinámico, así como una imagen más imponente con respecto a la anterior generación. El X2 mide ahora 4,55 m de largo, 5,4 cm más que el X1 en el que se basa.

Comparado con el X1 del que deriva, el X2 es también 5 cm más alto, mientras que su techo es 4 cm más bajo. Más allá de sus medidas, luce un diseño específico para la calandra, que puede iluminarse, con ángulos puntiagudos, faros estirados, una línea de techo pronunciada y, sobre todo, grandes pilotos traseros que se prolongan sobre el portón trasero y las aletas. Lejos de ser universalmente aclamado, este X2 parece menos equilibrado que su predecesor.

En el interior, el X2 ha adoptado el mismo salpicadero que el X1, con un gran panel digital de doble pantalla, un cuadro de instrumentos de 10,25 pulgadas y una pantalla táctil de 10,7 pulgadas que alberga el sistema multimedia y el navegador. Este último funciona con suavidad y comodidad. También hay una gran consola flotante, con mucho espacio de almacenamiento.

Este último reúne lo esencial de la conducción, con la diminuta palanca de cambio, un acceso directo para desconectar las molestas ayudas a la conducción de última generación, como el ISA, y el control del volumen de la radio. Y aunque nos parece que la pantalla táctil central contiene algunas funciones de más, BMW ha refinado, no obstante, su sistema multimedia lo suficiente como para que nos familiaricemos rápidamente con él.

Al pie de la consola, el curioso cargador inalámbrico del móvil. El móvil está en una posición casi vertical con una palanca que lo mantiene en posición. Al final, resulta mucho más efectivo que dejarlo posado en una consola central. Ya no vaya bailando en las curvas de un lado a otro y no se sale de su sitio. Tampoco hay nada que reprochar a la calidad de los materiales, incluidas las molduras de aluminio, que refuerzan la impresión de un interior de calidad y de gama alta.

A bordo, el nuevo X2 parece más acogedor que su predecesor, pero su banqueta trasera, de contornos redondeados para facilitar el acceso al habitáculo, está pensada para dos pasajeros en lugar de tres, debido a la reducida y poco acogedora plaza central (aunque está homologado como un cinco plazas).

En todo caso, el espacio para las piernas es realmente grande, aunque a diferencia del X1, el X2 no ofrece la posibilidad de deslizar los asientos hacia atrás para aumentar el espacio disponible. Y el techo descendiente del X2 hace que la altura bajo techo sea inferior al X1, en todo caso, hasta 1,85 m de estatura no hay problema. Por otra parte, la línea de techo descendiente y unas puertas traseras un tanto estrechas dificultan un poco el acceso a bordo.

Debido a su diseño que lo dota de un notable voladizo en la zaga, el maletero del X2 es ligeramente más grande que en el X1. El maletero gana 20 litros con respecto al X1 y se puede considerar enorme con sus 560 litros de capacidad.  Cuidado, sin embargo, con el elevado umbral de carga, el cual se puede considerar también como enorme.

Poca diversión y mucho confort al volante

Nuestra unidad de prueba lucía el acabado M-Sport, con unas magníficas llantas opcionales de 21 pulgadas. Son perfectas para rellenar los pasos de rueda y mejorar la estética, pero, como era de esperar, reducen el confort, sobre todo al negociar resaltes, que se notan especialmente a pesar de la presencia de una suspensión M adaptativa que rebaja la altura libre al suelo en 15 mm, al mismo tiempo que intenta mantener un buen nivel de confort general.

Por otra parte, hay que destacar el eficaz aislamiento del ruido aerodinámico, que hace que los viajes sean de lo más relajantes. Es un modelo realmente refinado, especialmente al tratarse de un diésel. Sin duda la opción de los “cristales acústicos” que equipaba nuestro coche han contribuido a esta buena sensación.

A nivel dinámico, tampoco decepciona, pero sin llegar a ser deportivo, por muchos logotipos “M” que luzca el coche. La dirección ofrece la dureza ideal y permite al X2 tomar las curvas con precisión y relativa rapidez. Sin embargo, sufre de una subida de par en la columna de dirección cuando se acelera un poco fuerte, porque no olvidemos que este X2 no es un tracción trasera, sino delantera. Esto también lleva a un temperamento subvirador, no muy marcado, pero definitivamente presente.

La caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades contribuye a la facilidad de conducción en ciudad, y brilla aún más en carretera. Suave cuando se conduce a un ritmo pausado y muy reactiva cuando se necesita potencia, sin llevar el motor revoluciones altas innecesarias en modo Sport, parece leer la mente del conductor y hace que no sea necesario usar las levas del volante.

El X2 ofrece un buen equilibrio entre confort y dinamismo, aunque con una ligera ventaja para el confort. Es, en definitiva, un buen coche familiar. Y es algo que trasciende aún más con sus consumos ridículamente bajos.

A lo largo de la prueba, con un recorrido mixto de 1.000 km entre autovías y ciudad, prácticamente en un proporción del 60/40, este X2 diésel arrojó una media de 4,4 l/100 km. Eso es más de medio litro a los cien menos que el consumo medio homologado de 5,1 l/100 km.

BMW X2: precios y rivales

El segmento de los SUV coupé de este tamaño sigue siendo un coto de caza reservado para el trío premium alemán. El Audi Q3 Sportback (desde 49.100 euros para el 35 TDi S-Tronic de 150 CV) y el Mercedes GLA 200d (48.053 euros) serán las principales alternativas al nuevo X2.

En ambos casos el nivel de confort es elevado, con el Audi que tiene un toque más clásico a bordo con respecto al X2 y al Mercedes GLA, mucho más clásico en su diseño exterior. En todo caso, ninguno de los dos ofrece un espacio a bordo y un maletero tan grande como el BMW.

Aunque el BMW X2 sDrive18d no es precisamente un coche barato, desde 46.200 euros, al menos no es especialmente tacaño con su equipamiento de serie, pero tampoco es generoso.

Así, el acabado de serie incluye llantas de 18 pulgadas, faros LED, asiento trasero abatible 40/20/40 con reposabrazos central, volante deportivo multifunción de cuero, climatizador automático bizona, alerta activa de cambio involuntario de carril, portón trasero eléctrico, arranque sin llave, cámara de marcha atrás, sensores de aparcamiento delantero y trasero, así como la pantalla táctil compatible con Apple CarPlay y Android Auto.

Sin embargo, nuestra unidad de prueba lucía acabado M Sport, desde 50.874 euros. Este incluye un kit de carrocería y llantas de 19 pulgadas, así como tapicería parcial de Alcántara, levas en el volante, inserciones de aluminio, asientos delanteros envolventes, suspensión adaptativa M rebajada 15 mm y revestimiento interior de color antracita en el techo.

Eso sí, con nuestra unidad de prueba muy personalizada es fácil que el coche alcance un precio digno de un modelo de la gama X3. Las opciones instaladas incluyen las llantas de 21 pulgadas (1.538 euros), el azul Portimao (1.043 euros) y toda una serie de paquetes.

Estos son el Premium Package, que incorpora la bandeja vertical de carga inalámbrica y los cristales de confort acústico, entre otros, y el Innovation Package (4.781 euros) que incluye, por ejemplo, el head-up display, el navegador con realidad aumentada y la calandra retroiluminada BMW 'Iconic Glow'. Resultado, una unidad de más de 60.000 euros.

BMW X2 sDrive18d: nuestra valoración

7,6

Diseño exterior 6
Habitabilidad 8
Diseño interior 8
Calidad 8
Maletero 8
Motor 8
Seguridad 8
Comportamiento 7
Comodidad 8
Precio 7

A favor

  • Habitabilidad
  • Confort de marcha
  • Consumo

En contra

  • Equipamiento simplemente correcto
  • Acceso plazas traseras


Sin tener en cuenta su estilo, cuya aceptación dista mucho de ser unánime, el BMW X2 tiene carácter y es una pizca más deportivo que el X1 del que deriva, con unas prestaciones globales satisfactorias, pero realmente lejos de la deportividad.

A cambio, no sacrifica ni habitabilidad ni practicidad en aras del estilo. Y todo ello con un consumo sorprendentemente bajo. En cambio, su equipamiento de serie es simplemente correcto. Y su precio se ve rápidamente lastrado por los inevitables y numerosos packs y opciones



Motor

Diésel. 4 cilindros. 1.998 cc Turbo de geometría variable.

potencia máxima

150 CV a 3.750 rpm

par máximo

360 Nm de 1.500 a 2.500 rpm

transmisión

Tracción delantera. Cambio automático de 7 relaciones

dimensiones (Largo x ancho x alto)

4.554 x 1.845 x 1.590 mm

batalla

2.692 mm

maletero

560 litros

peso

1.675 kg

80 a 120 km/h

6,4 s

0 a 100 km/h

8,9 s

velocidad máxima

210 km/h

consumo medio homologado (WLTP)

5,1 l/100 km

consumo medio en prueba

4,4 l/100 km

ETIQUETA MEDIOAMBIENTAL

C

PRECIO (PRECIO UNIDAD PROBADA)

desde 46.200 euros (60.082 euros)

El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.

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