El BMW X2 es uno de los coches más importantes en la gama actual del fabricante alemán. Este SUV de corte deportivo enclavado en el segmento premium debe ser uno de los que mejores resultados dé a BMW, pues los B-SUV están en pleno auge con el nicho de los SUV deportivos ganando peso mes a mes.
La apuesta de BMW por este X2 es clara: quieren un coche de éxito. Hemos probado el BMW X2 xDrive20d, una de las opciones más interesantes de la gama y la verdad es que argumentos tiene para convertirse en un pilar de la gama X, aunque no es precisamente un coche asequible.
BMW X2: el SUV más urbanita de Múnich
El BMW X2 fue lanzado en 2017, y supuso un cambio generacional dentro de la familia SUV de Múnich. El X2 era algo más que un BMW X1 con unas líneas un poco más deportivas, sino que supuso una nueva tendencia en el diseño de los SUV dentro de la casa de la hélice.
Además de ser más desenfadado y dinámico, también el X2 se posicionó claramente en el segmento de los B-SUV, un pastel con un auge cada vez mayor y donde BMW no tenía hasta la fecha ningún integrante de estilo coupé. Siendo el BMW X6 la referencia en el segmento, BMW no tardó demasiado en coger el X1 y aplicarle la receta coupé.
El resultado fue un coche de aspecto contundente que, sobre todo con el paquete opcional M Sport luce magnífico y al que el color azul Misano Blau le sienta como anillo al dedo. Las proporciones son compactas y hacen parecer más pequeño de lo que es a un coche de 4,36 metros de largo por 1,82 de ancho. La mayor diferencia con un X1 reside en la altura, con un recorte de casi 10 cm: de 1.612 mm a 1.526 mm.
En realidad y pese a ser uno de los SUV coupeizados en los que la marca tiene depositadas más esperanzas, lo cierto es que su zaga es relativamente convencional. Sí que es cierto que el pilar C queda muy tendido y cobra un protagonismo excepcional (sobre todo con el logotipo de la marca incrustado), pero la trasera no está tan tendida como en los X4 y X6, ni presenta ese culo alto de aquellos. Algo que se agradece.
En realidad por formas y proporciones se parece más a un Serie 1 con más altura libre y paragolpes sobredimensionados que a un X1, el coche del que realmente deriva este X2. También es muy de compacto deportivo el alerón de techo (opcional), lo que le ayuda a alejarse del concepto SUV y cayendo quizá más en el plano de los crossover.
La receta de BMW para el segmento B-SUV
Pasando al interior lo cierto es que no encontramos grandes sorpresas. Conociendo los últimos modelos de BMW es fácil sentirse en un entorno familiar, pues el lenguaje, distribución y manejo es exactamente el mismo que el del resto de modelos de la casa germana. Sólo cambia la elección de los materiales.
Al volante del BMW X2 nos encontramos un cuadro de mandos que combina esferas y agujas analógicas con indicadores digitales, una solución que resulta bastante atractiva. El volante por su parte es multifunción de estilo deportivo M en esta variante, con un tacto agradable y tamaño correcto.
El salpicadero por lo demás sigue confiando al clásico diseño en V de BMW. En la parte superior hay una pantalla táctil para el sistema de infoentretenimiento de 8,8 pulgadas (6,5 pulgadas de serie) con un comportamiento marca de la casa y el intuitivo manejo mediante el mando iDrive que nos hace prescindir de tocar la pantalla y dejarla llena de huellas.
Por debajo quedan los mandos fisicos de la radio y el módulo de la climatización, también físico (bien por BMW). En el túnel de la transmisión tenemos de delante a atrás un hueco con una tapa corredera doble que esconde una plataforma de carga para el móvil, el selector del cambio, los modos de conducción, el iDrive y un reposabrazos bastante ergonómico.
En cuanto a los acabados encontramos notables diferencias con respecto a otros modelos situados no muy por encima necesariamente. En la consola central se ha recurrido al manido negro piano junto con algunos plásticos lisos no acolchados que deslucen un tanto el acabado general, mientras que en el salpicadero un material acolchado y texturizado simula ser piel con una costura falsa. Todo ello rematado por una cada vez más notable presencia de la iluminación ambiental. Soluciones efectistas más que efectivas.
Las plazas traseras son correctas, pero los sentimientos son encontrados. Por un lado la banqueta puede albergar hasta tres ocupantes (dos es lo ideal). Sorprendentemente hay más espacio para las piernas y la cabeza de lo que cabría esperar, pero los montantes de la puerta son un tanto intrusivos. La línea ascendente de las ventanillas tampoco confiere mucha sensación de amplitud que se diga.
Nos sorprendió gratamente el maletero. Para tratarse de un coche compacto ofrece una buena capacidad con 470 litros, pero además repartidos de una manera muy aprovechable, con un doble fondo bastante práctico y, sobre todo, el plano de carga situado a una altura razonable, por debajo de la cadera, huyendo del inaccesible maletero de los X6. Sí es mejorable la anchura, ya que los montantes laterales dejan un portón bastante estrecho.
Un SUV pequeño más confortable de lo que aparenta
Pero lo que más nos interesa es probar cómo funciona este BMW X2 xDrive20d, la variante más equilibrada de la oferta diésel del modelo, así que arrancamos el motor sin sacar la llave del bolsillo y procedemos a ajustar el asiento y los mandos a nuestro antojo.
Nos ponemos en marcha por la ciudad con este pequeño SUV urbano y rápidamente nos damos cuenta que su configuración está bastante orientada a este entorno. La dirección es viva y el radio de acción cerrado le permite callejear con soltura.
La transmisión automática y una buena insonorización convierten al X2 en un coche interesante para moverse de un lado para otro durante muchas horas minimizando el cansancio. Es cómodo, su manejo es intuitivo desde el primer minuto y facilita mucho la vida a la hora de maniobrar en lugares estrechos y aparcar.
Nos alejamos poco a poco de la ciudad para conocer mejor de qué es capaz este SUV de aspecto dinámico y es fácil irnos dando cuenta de que es algo más que un BMW X1 con otra carrocería. La línea de visión queda mucho más baja que en el X1, el cuerpo se siente más próximo a la carretera y las reacciones son más vivas en todo momento.
A esta sensación contribuye precisamente el que esta unidad estuviera equipada con el esquema de suspensiones deportivas de la marca, aunque a decir verdad, en cambios rápidos de dirección, los amortiguadores resultan más blandos de lo que nos gustaría y se percibe un claro vaivén de la carrocería. Algo normal por otra parte en un SUV de más de 1.600 kg de peso.
El motor equipado en esta variante xDrive20d es un bloque de aluminio de cuatro cilindros, 1.995 centímetros cúbicos y turbo de geometrías variable. Sus cifras son de 190 CV y 400 Nm de par motor.
Los números pueden no ser sorprendentes, pero en la práctica al BMW X2 le sientan de maravilla esos 400 Nm desde 1.750 revoluciones. Además el motor está muy insonorizado, no nos ofrecerá una estirada excitante en busca de los 190 CV porque ni siquiera la tiene, tiende a desfallecer pronto, así que resulta mucho más gratificante buscar la pegada desde abajo de un motor que se desenvuelve de manera muy solvente.
En condiciones normales es un motor realmente agradable de utilizar, pues no transmite apenas ruido al interior y siempre luce un funcionamiento redondo, pero hundiendo el pedal derecho hasta el fondo se pueden acometer adelantamientos en menos espacio del que podría parecer.
Sólo le falta un punto extra de celeridad a la caja de cambios automática de doble embrague Steptronic de ocho relaciones para acompañar a un conjunto de tintes dinámicos. No haremos un gran spoiler al decir que por fuera este X2 es más agresivo de lo que luego es dinámicamente, aunque cumple.
Al llegar a tramos retorcidos la dirección se sigue comportando de manera precisa y a estas alturas ya nos hemos hecho a los movimientos de la carrocería, así que es el momento de hablar del sistema de tracción integral xDrive. El reparto de la fuerza entre las cuatro ruedas en condiciones concretas le dan al X2 un aplomo extra.
Sí, puede haber cierto deslizamiento, pero el pequeño SUV alemán coquetea con las curvas de una manera precisa y consistente, más de lo normal en otros coches del segmento. Resulta un coche confiable que con un mínimo de manos puede llegar a ser muy divertido.
BMW X2: bien acabado y bien equipado, previo pago
A nivel tecnológico el BMW X2 es un coche que nos ha dejado un buen sabor de boca. Está muy bien equipado en el aspecto tecnológico, su sistema de infoentretenimiento es de los mejores del mercado y el equipo de audio premium junto al navegador, el Head-Up Display y el manejo por voz crean una interacción fluida y agradable.
Como suele ocurrir en la marca germana, la mayoría de ayudas a la conducción forman parte de paquetes opcionales y en este caso pese a ir muy bien equipado, el X2 no contaba ni con control de crucero adaptativo ni con guiado de carril. Dos carencias que dentro del segmento en el que se mueve creemos que sí debería incorporar.
En el apartado de consumos, después de un buen puñado de kilómetros y haciendo uso indistintamente de los tres modos de conducción y valiéndonos del avance por inercia y Start&Stop, la cifra media al final de nuestra prueba fue de 6,2 litros a los 100 km. Una cifra bastante buena para el tipo de coche que es, su peso y el uso que le hemos dado, aunque por encima de lo que esperaríamos en un diésel relativamente pequeño.
El gran handicap del BMW X2 es que es un coche que va muy bien equipado, pero a costa de pagar equipamiento opcional. Las ayudas a la conducción, las funciones automatizadas y otras cuestiones de confort están asociadas al pago de los paquetes o accesorios correspondientes, y esto eleva considerablemente el precio final.
A los 44.500 euros de los que parte el BMW X2 hay que sumar la motorización xDrive20d, el paquete M y los paquetes de equipamiento Innovation (3.430 euros), Executive Plus (2.234 euros) y otros elementos (tapicería, retrovisores en negro, llantas de 20 pulgadas, asientos con reglaje eléctrico, depósito de mayor capacidad, acceso confort...).
En total la unidad probada eleva su precio por encima de los 61.000 euros, colocándole en una órbita en la que sólo el Mercedes-Benz GLA 200 d 4MATIC con un precio de partida de 43.450 euros. Todos los demás posibles rivales son más asequibles, como el Audi Q3 Sportback (desde 40.690 euros).
En cualquier caso, BMW ha hecho un gran trabajo con el BMW X2. Han creado un rival premium con una gran imagen de marca, buen comportamiento, tacto agradable y calidades acordes con lo que se espera de la marca. Un buen producto para luchar entre los coches de corte urbano con argumentos por encima de la media, en todos los aspectos.
BMW X2 xDrive20d 2020 - Valoración
.4
A favor
- Respuesta del motor
- Estética original
- Calidad de rodadura
- Bien aislado
En contra
- Precio elevado
- Transferencias de pesos marcadas
- Equipamiento ligado a opciones
- Consumo alto
Ficha técnica
Versión probada | xDrive20d | |||
Cilindrada | 1.995 cm³ | Tipo de tracción | Integral | |
Bloque motor | Cuatro cilindros en línea turbo | Combustible | Diésel | |
Potencia (CV @ rpm) | 190 @ 4.000 | Capacidad del depósito | 51 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 400 @ 1.750 - 2.500 | Consumo urbano | N/D l/100 km | |
Masa en vacío | 1.675 kg | Consumo extraurbano | N/D l/100 km | |
Velocidad máxima | 221 km/h | Consumo combinado | 5,6 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 7,7 segundos | Capacidad maletero | 470 litros | |
Transmisión | 8 velocidades Steptronic | Precio | Desde 44.500 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. El servicio de fotografía ha corrido a cargo de Guillermo Cruzado. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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