Audi A7 Sportback, toma de contacto

De toda la parte teórica sobre lo que quiere hacer Audi en el futuro, emana por el momento una vertiente práctica llamada Audi ultra, que se basa en la contención de la masa del vehículo y en el desarrollo de motores más eficientes para reducir consumos sin perder prestaciones por el camino. Todo un paraguas similar al que otros denominan BlueMotion y en Audi llaman ultra.

Para ver qué tal funciona esta serie de tecnologías en la piel de una berlina deportiva, nos ponemos a los mandos del Audi A7 Sportback, tanto en su versión ultra, con motor de 218 CV, como en la versión normal, de 272 CV. Los recorridos planteados nos llevan desde Copenhague, en Dinamarca, hasta el Circuito de Sturup, en el sur de Suecia, donde probamos los Audi RS 5 TDI concept y A6 TDI concept. Un total de 104 kilómetros que conducimos para conocer esta revisión de la berlina deportiva de Audi.

Actualización en el exterior

Ya sabemos que los cambios realizados en el exterior del Audi A7 Sportback 2014 se cuentan con los dedos de una mano: paragolpes, parrilla, faros y poca cosa más, son los detalles que diferencian a los nuevos A7 Sportback de los anteriores, sobre una base que ha crecido muy ligeramente en longitud (tan sólo 5 mm) y que estéticamente es ahora más ancha y estable que antes.

La adaptación a la imagen general de la marca, con esos aderezos sobre un fastback mucho más acentuado, hace que el aspecto del nuevo Audi A7 Sportback sea más radical. La primera generación del A7 daba una sensación algo más de coche para abuelo que no ha asumido que los años pasan. La nueva generación resulta bastante más atrevida que eso.

Audi A7 Sportback de primera generación: por él sí pasan los años

Por lo demás, alguna característica interesante, como que de serie aporte accionamiento eléctrico de un portón que es muy, muy grande, y que cuando se abre permite acceder con mucha comodidad al enorme maletero de 535 litros, también ópticas LED que agravan las líneas de la berlina, terminales de escape en forma de trapecio irregular y llantas a juego con el resto de formas angulosas.

En conjunto el nuevo Audi A7 Sportback da la sensación de barco... pero ágil, nada de ser un transatlántico que no hay quien gobierne en mitad del asfalto. Tampoco es un deportivo, claro está, pero sí que se entiende aquí el juego entre las palabras berlina y deportiva, bastante más que cuando los de Ingolstadt se quedaron a medio camino, allá por el año 2010.

Interior, acomodación y mandos

Al penetrar en el habitáculo, encontramos un interior que en poco difiere con el que conocíamos de la generación anterior. Se trata de un entorno agradable en el que los mandos transmiten cercanía sin abigarramiento, además de corresponder al nivel de acabados y comodidad que se espera en una berlina de estas características.

Detalles como el MMI, realzado con tonos aluminio, el panel táctil para la selección de las emisoras memorizadas en la radio, emplazado a la izquierda de la palanca de cambio, o que la pantalla retráctil de la consola central esté levemente encarada hacia el conductor, son puntos a favor de la ergonomía de este interior. Y en el apartado puramente estético, el nuevo acabado en tonos de nogal que encontramos en una de las unidades probadas le confiere un aspecto realmente distinguido.

Ya en el panel de instrumentos, la pantalla que queda alojada entre el tacómetro y el velocímetro resulta de gran comodidad y muy buena lectura. Dependiendo de nuestras necesidades, puede mostrarnos desde los datos clásicos en un ordenador de a bordo hasta la información relativa al GPS en una impresionante vista de satélite o la lectura de la cámara frontal incluso con visión nocturna.

Los asientos cuentan con una decena de reglajes, por lo que no resulta difícil encontrar la posición adecuada. Los asientos delanteros de una de las unidades que probamos llevan incorporada la función de masaje, que está disponible como opcional. Desafortunadamente para mi estrés, no va a haber tiempo de poner a prueba esta otra muestra del refinamiento de los acabados. Otra vez será.

En las plazas traseras la altura no queda penalizada por la caída del techo, que en buena parte descansa sobre el largo maletero. Ahí encontramos, de serie, dos plazas, aunque la configuración 2+1 está disponible como opción. De todas formas, esa plaza central queda algo justa para un adulto.

También desde las plazas traseras experimentamos las posibilidades que nos brindan dos elementos de confort: la climatización de cuatro zonas, que es opcional y que tiene su propia unidad de mando aquí detrás, y el Advanced Sound System de Bang & Olufsen como alternativa al Bose Sorround Sound System o al Audi Sound System que viene de serie. Menudo dilema: 1.200 W lanzados a través de 15 altavoces con carcasas de aluminio pulido, frente a los 600 W y 14 altavoces que trae el Bose, en vez de los 180 W y 10 altavoces de aporta Audi. Uf... Pongámonos en marcha.

Audi A7 Sportback 3.0 TDI ultra: 218 CV en carretera

Vamos a dar una vuelta con el Audi A7 Sportback 3.0 TDI ultra, lo justo para pasar de un país a otro por una conexión marítima que no pudo ser un simple puente colgante debido a la proximidad del Aeropuerto de Copenhague: habría sido necesaria una altura demasiado elevada, incompatible con el tráfico aéreo. Total, que los ingenieros escandinavos combinaron un tramo de autovía sobreelevada con un puente y con un túnel submarino, y los tres entornos fluyen a nuestro alrededor.

Este escenario nos viene bien para explicar la sensación que da la variante ultra del A7. Fluidez. Esta motorización es tremendamente suave, pero a la vez consigue transmitir las sensaciones de aceleración y desaceleración al accionar el pedal del acelerador. La transmisión S tronic de siete velocidades ayuda en este sentido: es capaz de extraer una buena respuesta a los 400 Nm que da el motor V6 entre las 1.250 y las 3.750 vueltas, pero sin brusquedades.

Esta caja presenta una diferencia básica frente al funcionamiento de la Tiptronic, que también está disponible en la gama: opera con dos embragues multidisco que accionan dos engranajes parciales, de manera que se obtiene un comportamiento similar al del cambio DSG: cuando el conductor acelera en una marcha, la siguiente ya está engranada en el segundo engranaje parcial, y luego ya es cuestión de cambiar la posición de un embrague por la del otro.

Esto se percibe de igual manera en los cambios manuales por levas. Realmente, a no ser que le busquemos las cosquillas de forma expresa, el A7 ultra se comporta con suma suavidad. Tampoco la rumorosidad pasa factura, aunque aquí queda la duda sobre si es una cuestión del motor o del aislamiento acústico. Sea como fuere, la conducción es muy cómoda en este aspecto.

El sistema de suspensión Adaptive Air Suspension, que Audi monta como opción y que está presente en las dos unidades probadas, incide en esa idea de fluidez que nos acompaña. Es una suspensión neumática con regulación electrónica que funciona en tres modos posibles a elegir: Auto, Comfort y Dynamic, además de regular la altura libre al suelo en función de la carga y en función de la velocidad: la rebaja en 10 mm al superar los 120 km/h y la eleva hasta en 20 mm "sobre superficies irregulares".

En suma, estamos ante la versión menos enérgica de la nueva berlina deportiva de Audi. Según cifras oficiales, deja el tiempo de aceleración en sprint estándar en 7,3 segundos, y presenta un consumo homologado NEDC de 4,7 l/100 km en ciclo combinado. En conducción real, podemos contar con un par de litros más sin hacer demasiadas florituras con el pedal del acelerador.

Audi A7 Sportback 3.0 TDI: 272 CV en carretera

Cambiamos de aires y nos vamos a realizar un loop por las carreteras cercanas a Sturup a bordo del Audi A7 Sportback 3.0 TDI. Aquí ya no estamos para reducciones de consumo. Esta versión entrega 272 CV con una fuerza de 580 Nm que se encuentra entre las 1.500 y las 3.250 rpm. Por lo tanto, ya podemos anticipar que las reacciones van a ser más vivaces que en la otra versión probada. La contrapartida la tendremos en el consumo, que según homologación NEDC es de 5,2 l/100 km.

Dicho y hecho. Aceleración... checked! Desaceleración... checked! Mola. Miro la chuleta y me encuentro con un lapso en el 0 a 100 que es 1,6 segundos inferior al que tenía su hermano el ultra. Tarda 5,7 segundos, y a mí que no me extraña. No es un cohete, pero sí un digno avión con el que surcar las carreteras. En uno de los stops dejo de hacer pie sobre la arena por un instante. Bah, la electrónica no ha dejado que la cosa fuera a más.

La dirección eléctrica es tan precisa como en el Audi A7 ultra, y la suspensión actúa de igual manera. Así tenemos que esta es la versión maja del A7, frente a la berlina deporticomedida que es el A7 ultra. Luego ya nos quedará en el tintero el Audi A7 3.0 TDI competition, pero no se puede tener todo en esta vida. Aunque el A7 que llevo ahora mismo se acerca bastante a tenerlo todo, a decir verdad.

¿Queremos una berlina de buen aspecto? La tenemos. ¿Queremos darle un poco de alegría al cuerpo? Podemos. ¿Estamos exquisitos y nos apetece conducir plácidamente mientras los señores Bang & Olufsen nos regalan los oídos con sus melodías? También lo llevamos a cuestas. Aunque para esto último quizá lo mejor es echarse a un lado y, más allá del arcén, solazarse a coche parado mientras suenan los altavoces a potencias que jamás concibió la Madre Naturaleza.

Ya que estamos con el coche detenido, no está de más mencionar que la plataforma MIB que gestiona el sistema de infotainment llega a su segunda generación, y lo hace con un procesador Nvidia Tegra 30 para controlar, con una aplicación gráfica 3D, la unidad de DVD, dos lectores de tarjeta, la interfaz Bluetooth, el Audi Music Interface con dos conexiones USB y una memoria de 64 GB.

Por su parte, y entre los usos del MMI navigation plus destaca uno por encima de los demás. Manejo por mando giratorio, panel táctil MMI touch, Audi connect con búsqueda en Google... Bah, nada de eso. Lo mejor del MMI es la integración del escenario con el cambio automático, el ACC Stop & Go y hasta los faros adaptativos. ¿Que vienen subidas, bajadas o curvas según el navegador? Los sistemas se preparan para actuar. Y los datos se pueden actualizar de forma manual si uno quiere.

¿Será por eso que los cambios de marchas eran tan suaves en un entorno tan bucólico como el que nos ha rodeado en esta presentación? Para cuando quiera tener respuesta a esa pregunta, ya estaré a bordo de un ajado Airbus A320, añorando las lejanas tierras de los reinos vikingos.

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