Las Rías Baixas son un clásico a la hora de visitar Galicia. Y sin bien carecen del aspecto salvaje de las Rías Altas, conservan esa fusión entre mar y montaña donde la naturaleza parece infinita. De la Isla de Arousa a A Garda, desde donde los romanos situaron la morada de sus dioses hasta la playa elegida por The Guardian como la mejor del mundo te proponemos una ruta por las eternas Rías Baixas.
Isla de Arousa
La Ría de Arousa és la más extensa de las rías de Galicia. Durante siglos, su amplitud y riqueza propiciaron las invasiones, así que para contenerlas en el siglo XI se construyeron las Torres de Oeste, en Catoira, hoy escenario de un divertido y famoso desembarco Vikingo. Vilagarcía de Arousa, con un agradable microclima la mayor parte del año, es la capital de la ría de Arousa.
Al rededor, playas y más playas. Las islas de Sálvora, Cortegada, Arousa o la de a Toxa, con sus balnearios, sus pinares y sus elegantes hoteles. O la animación de Rianxo, Boiro o Ribeira; el señorío de Cambados, capital del albariño, con la impresionante plaza del Pazo de Fefiñáns. Pero también se pueden descubrir las artes de la pesca y vivir en primera persona una jornada de trabajo en el mar, practicar kitesurf , hacer una ruta en kayak o dar un paseo a lo largo del carril bici por la costa.
Cambados
Cambados es la capital del Albariño. Parada imprescindible para recorrer su casco antiguo dominado por el impresionante Pazo de Fefiñáns y la bodega más antigua de la Denominación de Origen Rías Baixas. Aprovecharemos también para hacer una parada en el monte de A Pastora, que ofrece unas vistas únicas de la localidad, de la desembocadura del río Umia y de la ría de Arousa hasta la isla de Sálvora.
O Grove y Playa de A Lanzada
La playa de A Lanzada es un increíble arenal de 2,5 kilómetros rodeado de dunas naturales muy frecuentada por surfistas. La playa, que forma parte del complejo Intermareal de Umia-O Grove, es uno de los mejores sitios para ver pájaros en Galicia, especialmente en invierno. Tampoco puedes perder la ermita de Nossa Señora de A Lanzada, una capilla pequeña y sencilla, del siglo XII.
Combarro
Combarro es uno de esos pueblos de postales, especialmente por su 60 hórreos, con la mitad de ellos alineados a orillas del mar. Su casco antiguo, con sus soportales y plazoletas con el típico cruceiro, son también de postales. Lo malo es que en verano, la afluencia de gente puede ser un poco agobiante.
Pontevedra
El corazón de esta ciudad tranquila son las plazas del casco antiguo, repletas de cruceiros, pazos, fuentes y soportales. Sus deliciosas calles y plazas de nombres gremiales repletas de edificios de la arquitectura culta y popular, conforman uno de los conjuntos históricos más hermosos y mejor conservados de Galicia. Mención especial se merece la capilla de la Peregrina, en forma de vieira, protectora de los peregrinos que marchan por el Camino Portugués de Santiago.
Cabo Home
El Cabo Home es el punto de la península más cercano a las Islas Cíes. Se trata de un espacio protegido por su gran valor natural. Allí se encuentra la playa de Melide, entre los cabos de Punta Subrido y Punta Robaleira. Es muy pequeña (250 metros de largo), pero está rodeada de un gran pinar y por tres faros. Es uno de los numerosos puntos de esa región donde poder ver una atardecer de postal.
Islas Cíes
Las Islas Cíes, a las que los romanos llamaban islas de los dioses, son una parada obligada y a las que se accede únicamente en barco (40 minutos desde Baiona). El archipiélago de Cíes son 3 islas: Monte Agudo, O Faro y San Martiño. Las 2 primeras están unidas por un largo arenal que forma la playa de Rodas, la mejor playa del mundo, según The Guardian. Antiguo refugio de piratas (fueron arrasadas por el corsario Francis Drake), es hoy un espacio protegido únicamente abierto al público en verano (y con aforo limitado).
El intenso verde de sus pinos, su fina arena blanca y sus aguas cristalinas color esmeralda harán que no quieras irte. Por eso hay un camping, único alojamiento posible, en el que podrás quedarte varios días.
Nigrán y Baiona
Verdes campiñas, montes, playas de blanca arena, patrimonio, cultura, gastronomía y historia son algunas de las muchas maravillas que el visitante encontrará en Nigrán. Si bien los espesos bosques en el interior y los arenales forman la quintaesencia de Nigrán, tampoco podemos dejar de lado sus pazos, como los de Cea, Cadaval y A Touza.
El puente “romano” de Ramallosa, que no es romano sino del siglo XIII, une Nigrán a Baiona. Baiona es una villa medieval, con sus calles estrechas en la que destaca su monumental fortaleza protegida por murallas y torreones convertida hoy en un famoso parador de turismo.
Castro de Santa Tegra
En el municipio de A Garda está uno de los castros más famosos y más grande del noroeste penínsular, el el castro de Santa Trega. Desde allí, se tienen la “mejor panorámica castreña entre dos países”. Los habitantes del castro ya disfrutaban de esas vistas en tiempo lejanos. En el siglo I a.c. el castro contaba con más de 5.000 habitantes.
Fotos | Wikimedia, RelaxingEye, Guillén Pérez, César Sotelo, Pxhere
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